Nov 28, 2012

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Nadarkani agradeció sus oraciones y apoyo en Londres

LONDRES (REINO UNIDO)   El pastor Yousef Nadarkhani acudió como invitado especial a la Conferencia Nacional de la agencia misionera Christian Solidarity Worldwide, celebrada en Londres el 10 de noviembre, en la que agradeció a los que oraron por él durante su encarcelamiento en Irán.

“Esta es una oportunidad para mí de compartir acerca de lo que el Señor hizo por mí, y darle las gracias porque me apoyaron con sus oraciones, y apoyaron a mi familia en un momento muy difícil”, dijo.

“Es mi oración, y  pido al Señor que os bendiga por lo que hicisteis por mí como un pequeño miembro del cuerpo de Cristo.  Hoy mi presencia aquí es la voluntad de Dios y el resultado de aquellos que oraron por mí”.

El pastor Nadarkhani también compartió la Palabra en cuatro cultos en el templo londinense de Holy Trinity Brompton, el pasado 11 de noviembre. Próximamente regresará a Rasht, en Irán, junto a su familia e iglesia.

TRES AÑOS DE CÁRCEL

El pastor fue condenado a muerte por apostasía en 2010,  pero fue liberado el 8 de septiembre 2012 después de comparecer ante un tribunal en el que fue absuelto del cargo de apostasía.  Aunque le culpabilizaron de “evangelizar a los musulmanes” condenándole a tres años de cárcel, quedó libre al considerar la corte que este tiempo ya se había cumplido.

Mervyn Thomas, director ejecutivo de Christian Solidarity Worldwide, considera que  fue “un placer dar la bienvenida a Nadarkhani a nuestra conferencia, y escuchar su testimonio de fe y perseverancia, y de su amor a Dios, a su familia y a su nación.  Su tranquilo arrojo, su integridad y su falta de recriminación por lo que le hicieron no deja de resultar impactante para aquellos que le oímos, que sin duda hemos sido desafiados a examinar nuestro propio compromiso con la fe”, concluyó.

Fuente

  1. maria elena says:

    El Señor le bendiga y le guarde.Las oraciones llegan y hacen milagros ,tanto que el Señor las guarda en copas.
    http://www.sba.org.ar/SBAweb/index.php?main=Enlaces&sub=Blogs&show=true&title=535

    La oración mueve montañas

    El valor de la oración

    «Apenas hizo esto, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se arrodillaron delante de él. Cada uno tenía un arpa, y llevaba una copa llena de incienso que representaba las oraciones del pueblo de Dios» (Apocalipsis 5.8).

    El libro de Apocalipsis contiene una gran cantidad de figuras y símbolos. En este pasaje visualizamos a cuatro seres vivientes y veinticuatro ancianos que se encuentran en la misma presencia de Dios. Percibimos también que cada uno lleva un arpa, para alabar a Dios, y una copa llena de incienso.

    Pero en la versión de La Biblia Reina Valera 1960 el mismo verso dice «Todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos».

    Esta comparación de versiones nos permite observar algo muy importante: ¡que las copas, son de uno de los materiales de mayor valor en la tierra! Son de oro.

    Muchas personas, oprimidas por las aflicciones y preocupaciones de este mundo, cansadas de sufrir, orar y llorar, piensan que Dios se olvidó de ellos y que sus oraciones han caído en «saco roto». ¡Pero no! ¡Son depositadas en copas de oro! Y se transforman en incienso. Ese incienso, sube hasta lo alto pero no es un humo cualquiera. Para Dios es humo perfumado, fragancia deliciosa y aroma agradable que sube hasta su trono.

    ¿Por qué nuestras oraciones son tan preciosas para Él? Porque Él sabe de nuestras aflicciones. Conoce cada uno de nuestros momentos difíciles, y aprecia todo esfuerzo espiritual que hacemos en medio del dolor. Sí, es maravilloso entender el precioso valor que tienen para el Señor nuestras oraciones.

    ¿Le damos nosotros el mismo valor? ¿O creemos que Dios no nos escucha?
    Se dice que lo que cuesta mucho conseguir, vale más.

    Por eso, aunque los problemas sean muchos. Aunque las relaciones familiares no estén como deseemos. Aunque estemos afligidos por la economía, la salud, la falta de vivienda, o cuántas cosas más, recordemos que nuestras oraciones tienen un valor especial para Dios. Tanto más, si además nos disponemos a alabarle en medio del cansancio y el desaliento. Tal vez esa alabanza haga sonar esas arpas que los veinticuatro ancianos llevan en sus manos.

    Si oramos conforme a su voluntad, nuestras oraciones pueden ser como un cheque en blanco firmado por el Señor. Y con la tinta de nuestra fe podremos colocar el importe de todo lo que necesitamos.

    No desmayemos. Antes mejor, digamos como dice la Palabra en Habacuc 3.17-18:

    «Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador».

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