Nuestro hermano Félix Torres y otros hnos nos han hecho llegar esta oración se las compartimos,Dios bendiga Chile y el mundo y sean abiertos los corazones para recibir a Cristo.

¿200 años de qué? Podremos entusiasmarnos y disfrutar de las transitorias diversiones de éstas épocas que afanan a la nación, pero terminada la fiesta quedará en vilo esta condición colectiva ante toda una eternidad que espera otra cosa más que una ostentación superficial de historia, efemérides y personajes muertos – no olvidemos, sin distraernos tan fácil y ordinariamente, de interceder y orar por nuestro país. Los héroes que la eternidad recordará son los que estuvieron en la puerta del redil, frente al Buen Pastor, en la brecha, sirviendo en la Gran Marcha de Independencia de las almas en cautividad, una Gran Comisión que no distingue entre chilenos o peruanos, españoles o indios, mineros o transeúntes, sólo Hijos de Dios o Hijos de Ira, del Reino de la Luz o del Reino de las Tinieblas, ¿de qué lado estás?…


¿oremos?

Señor,

Tú eres el Único soberano de nuestra tierra, Tú eres el Justo y Verdadero, el Creador y en tí tenemos a nuestro Sumo Sacerdote y Maestro, nuestro salvador Jesucristo, que descendió a lo más profundo para ser exaltado por sobre toda cosa creada en lo más Alto, nuestro Hermano Mayor y amigo.

Padre, perdona nuestras soberbias, nuestra pereza y enemistades, ayúdanos a ser uno como lo Eres con Tu Hijo.

Levanta a Tu iglesia con poder, enséñanos a portar nuestra armadura con la santidad que merece tu Comisión, estando firmes en el Camino a la plenitud de Tu gloria, capacítanos para hacer uso de nuestras armas espirituales, con autoridad y amor, servir humildes en verdad y gracia, y adorarte con entendimiento y total entrega.
Cúbrenos con un manto de humildad, llévanos con Tu Espíritu a entender todas estas cosas, a sanarnos y crecer, a estar sensibles a tus bendiciones y dones y no desaprovecharlos por necedad y egoísmo. Forja nuestro carácter a una madurez espiritual para traer la manifestación de Tus hijos por la cual toda la creación gime y llora.

Perdona las iniquidades de nuestra nación y llévanos a interceder por ella y perseverar en lo alto de tu Santo Monte como la luz que no se esconde. Guía a nuestras autoridades a Justicia y paz, pero por sobre todo cumple Tu Voluntad y Juicio, al cual nos sometemos y esperamos, y ayúdanos a servir movidos por la imagen de Tu Hijo que buscamos formar en nuestro ser.


Bendice y trae Verdad a esta tierra, enséñanos a reconocerte en nuestros caminos, forjar los muros que delimitan Tu reino de este que caduca cada día en las tinieblas, y a cuidar de las puertas por las cuales anhelamos muchos más entren para ser llamados Hijos Tuyos.


A Tí sea toda la gloria.


Amén.

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