Testimonio de nuestro hermano Pr. Pablo Rolando.

Pr. Pablo Rolando


 
 
Hola hermanos y amigos de El Regresa. Les comento que Tengo 41 años, soy docente y formo parte del cuerpo directivo del secundario técnico de mi ciudad: Las Varillas, en la provincia de Córdoba, República Argentina. Una ciudad agro-industrial de casi 20.000 habitantes. Soy Pastor encargado de la Iglesia Evangélica Bautista de la ciudad. Una iglesia con más de 100 personas, y una trayectoria de unos 80 años. Somos reconocidos como institución religiosa de la ciudad. Participamos de los actos y de actividades sociales compartidas con el municipio y otras instituciones del medio.
A los 16 años el Señor me llamó en una iglesia católica a servirle. Sentí su voz en mi mente que me decía: “Me vas a servir pero no en este lugar”. Como no conocía otra iglesia mas que esa, estuve desorientado por unos pocos meses hasta que me predicaron el Evangelio. Así entregué mi vida al Señor en una iglesia evangélica bautista (carismática) en la ciudad de San Francisco (a 80 km de mi ciudad actual). Me bauticé a los 17 y recibí la llenura del Espíritu Santo. El Señor me confirmó su llamado al ministerio de la Predicación y comencé a servirle a los 18 años en la obra misionera, dando inicio a una iglesia en una población pequeña donde no había ninguna.
Si bien el Señor me habló en reiteradas ocasiones durante mis años de creyente, me comenzó a dar mensajes proféticos puntuales acerca de Su Venida y el Día de la Ira, recién a mediados del 2009 (publicados en El Regresa). Comenzó a hablarme de una manera muy especial. Me confirmó nuevamente en el ministerio que había asignado, exhortándome a la total consagración y compromiso con Él, encargándome que predique específicamente acerca del  Arrepentimiento, la fe en Él y Su Venida por Su Iglesia. Tuve un encuentro con Dios muy profundo que encendió mi vida, la cual se encontraba en ese entonces muy descuidada y tibia.
Amo profundamente al Señor, soy celoso de la sana doctrina y no uso el evangelio como fuente de ganancia. No busco acomodarme a este mundo, sino que predico la verdad de la Palabra de Dios aunque esta muchas veces moleste. Me siento muy querido y respetado en mi hogar, trabajo, vecindario y por supuesto por mis verdaderos hermanos en la fe.
Que el Señor les siga bendiciendo y hablando para que estemos preparados para Su Venida.

Maranatha.