La isla Sandy no existe, aunque lo diga Google. Científicos de la universidad de Sidney han concluido que no hay tal mancha de tierra en medio del mar del Coral, al contrario de lo que muestran los mapas de Google, así como las fotos por satélite de Google Earth, amén de otros muchos antiguos mapas.

Maria Seton, del centro universitario australiano, contó a la agencia AFP que descubrieron el fallo al chequear en las cartas de navegación que en aquella zona había una profundidad marítima de 1.400 metros. “Al comprobar en los mapas de Google vimos que allí señalaban una isla, pero no había tal”. Según Seton esta isla fantasma ha aparecido en los mapas en los últimos diez años; sin embargo en la cartografía oficial del Gobierno de Francia, a quien pertenecen esas aguas, no aparece tal isla.

Google Maps presenta Sandy con forma de huso y una longitud de 30 kilómetros. El responsable de Google en los mapas de Australia y Nueva Zelanda, Nabil Naghdy, explicó que trabajan con diferentes mapas oficiales y comerciales para la creación de los suyos. “El mundo está en constante cambio, y mantenerse al tanto de todos es un compromiso permanente”, añadió obviando que Sandy nunca ha existido.

La isla fantasma de Google Maps llega meses después de que Apple estrenara su propio servicio cartográfico con numerosos errores geográficos, tanto de espacios naturales como de infraestructuras físicas.

 

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Científicos evitan comentar la información increíble obtenida en Marte.

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Las noticias recibidas desde Marte, donde el vehículo  de exploración Curiosity está realizando una misión científica parecen ser enigmáticas y prometedoras a la vez.

Se han obtenido unos datos increíbles, dignos de pasar a formar parte de los libros de Historia, señaló John Grotzinger, encargado de la dirección científica del proyecto. No añadió nada más, argumentando la necesidad de comprobarlo todo con suma precisión. Sin embargo, dio a entender que los resultados obtenidos serán revelados en el Congreso de la Unión geofísica de Estados Unidos (San Francisco, 3-7 de diciembre).

Últimamente Curiosity investiga en el valle arenoso situado en el gigantesco cráter Gale. Hace más de una semana procedió al análisis químico de las muestras del suelo marciano. El puñado de arena recogido por el aparato fue analizado en el laboratorio de a bordo durante dos días. Se usaron dos equipos: un analizador de muestras (SAM por sus siglas en inglés) diseñado para detectar bloques de moléculas orgánicas. El segundo dispositivo (CheMin) se encarga de realizar estudios químicos y mineralógicos de la arena.

Si el secreto tan bien guardado de momento por los técnicos del equipo terrestre de Curiosity consiste en que en Marte se han descubierto materias orgánicas, es, sin lugar a dudas, un gran descubrimiento, afirma la investigadora del Departamento de Biología de la Universidad Estatal de Moscú, Elena Vorobiova:

—A día de hoy nunca han sido descubiertos en Marte restos de la materia orgánica, pero no estoy muy segura de que el equipo técnico del que está dotado el Curiosity pueda detectarlos, posiblemente, sí pueda detectar algunos bloques de moléculas. Todavía no queda muy claro el resultado final. Si se han encontrado dos marcadores biológicos a la vez, sería un importante éxito, pero tampoco confirmaría en un 100 % la existencia de procesos biológicos.

Los colaboradores del Instituto de investigaciones espaciales de la Academia de Ciencias de Rusia parecen estar al tanto de los detalles. Sin embargo, el Director del laboratorio de espectroscopía de rayos gamma, Igor Mitrofánov, cuyo equipo había creado por el vehí*** estadounidense el detector de agua DAN se negó a facilitarnos datos concretos:

—No puedo comentar las palabras del director científico de la misión, creo que debería hacerlo él mismo.

El experto contó a La Voz de Rusia sobre cómo es dirigido el funcionamiento del Curiosity. El aparato en cuestión es fruto de la labor de científicos de varios países y un grupo de técnicos de cada uno de estos países está ejerciendo control diario del equipo de su diseño instalado en el vehí***.

Durante los primeros noventa días todos los expertos permanecieron en la sala de control de la misión en Estados Unidos. Recientemente los técnicos rusos regresaron a Rusia.

—Trabajamos veinticuatro horas todos los días, para analizar los datos obtenidos por nuestro equipo y seguirlo dirigiendo. Ahora, después de noventa días, la dirección corre a cargo los organismos encargados de cada país participante del proyecto. El nuestro está situado en Moscú. Dada la considerable diferencia en el horario entre Rusia y Estados Unidos, hacemos turnos de noche y mantenemos contacto permanente vía Internet y teléfono con el grupo de dirección del propio Curiosity. Analizamos los datos, ofrecemos alternativas en el funcionamiento de los dispositivos y enviamos tareas.

En cuanto al hallazgo que se mantiene en secreto, todo se revelará a principios de diciembre y no sólo en EEUU, sino también en Moscú donde se celebrará una rueda de prensa.

El secretismo mostrado por John Grotzinger es de entender: recientemente se comunicó que Curiosity había detectado la presencia de metano, pero más tarde se supo que el gas estaba en el aire que el vehí*** había llevado desde la Tierra. De modo que ahora el director científico de la misión se muestra altamente cauteloso en sus declaraciones hasta que se cerciore personalmente de que ha tenido lugar un importante descubrimiento. Prefiere evitar reuniones con periodistas y también con los directivos de la NASA que en vísperas de la redacción del presupuesto para el año que viene estarían muy interesados en anunciar un hallazgo grandioso.

ach/mo/ap
fuente/spanish.ruvr.ru

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