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Jhon Macarthur es confrontado por hombre de Dios en Español latino,noticia del 2015
Esta informacion circulan en internet y me ha sido enviada anónimamente, pero es importante analizar las posturas que tenemos como credo.
En mi estadía en la nación Americana he sido testigo que lo que denuncian acerca de “fuego extraño en la iglesia” es tristemente verdad, lamentablemente la iglesia ha sido infectada de manifestaciones no provenientes de Dios y los dones bíblicos para la iglesia han sido corrompidos por personas con un espíritu de ambición y exhibicionismo, nosotros somos dispenciasionalistas y creemos por fe en nuestra bendita esperanza el arrebatamiento de la iglesia.
Estamos en días de gran confusión ,viendo cómo se levantan personas con diferentes doctrinas y como se apartan tras otras ellas buscando el mundo y sus espejismos. No sabemos qué ocurre claramente en este video, por lo que se ve es un varón agrediendo verbalmente al pastor Macarthur.
Es importante que se estudie que es lo que abrazamos para que estemos preparados a responder ante este tipo de ataques.
el falso maestro Jhon Macarthur es reprendido, por un hombre de Dios, para que se arrepintiera de sus herejias y doctrinas de demonios, entre ellas generalizar que hay fuego y manifestaciones demoniacas, en todas las iglesias evangelicas de denominacion pentecostal
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EL DISPENSACIONALISMO: SU DEFINICIÓN Y DEFENSA
de Daniel Nicolas Pastore, el El Viernes, 7 de Septiembre de 2012 a la(s) 23:18 ·
EL
DISPENSACIONALISMO:
SU DEFINICIÓN Y
DEFENSA
por el Dr. John F. McGahey
El Dispensacionalismo es aquel sistema de interpretación de
las Escrituras popularizado desde que fue presentado por la
“Biblia Anotada de Scofield” y que ha sido calumniado desde que
salió publicada esa preciosa Biblia.
En la década de los cuarenta apareció un libro titulado “La
Profecía en la Iglesia”, de la autoría de Oswald T. Allis, ya
fallecido, que fue profesor en el Seminario Teológico Westminster.
En avisos previos se daba a entender que la aparición de dicho
libro haría por fuerza cesar la publicación de la “Biblia Anotada
de Scofield”. Era un ataque contra el sistema de interpretación
establecido en la misma. Permítaseme decir que ahora, después de
varias décadas de su publicación, son muy pocos los que han oído
hablar acerca del libro del profesor Allis, pero que son muchos los
que están familiarizados con la “Biblia Anotada de Scofield”, que
se vende en número creciente cada año.
A través de los años he leído la mayoría de ataques que han sido
publicados contra la posición Dispensacional y habiendo evaluado
el peso de sus argumentos a la luz de lo que dicen las Sagradas
Escrituras, he decidido continuar como Dispensacionalista.
¿Qué significamos por Dispensacionalismo?
1. Veamos, en primer lugar, lo que no es.
Un ataque común contra la “Biblia Anotada de Scofield” y el
sistema de interpretación conocido como Dispensacionalismo, es
que se trata de un sistema que enseña más de un camino de
salvación. El argumento extremo es uno que dice que tal sistema
enseña nada menos que “siete diferentes caminos de salvación”.
Al reflexionar sobre tal acusación contra el Dispensacionalismo,
a la luz que he asistido a Escuelas Fundamentalistas y que al
presente enseño en una Escuela que acepta este sistema de
interpretación, he llegado solo a dos conclusiones: (1) que tal
acusación es debida a ignorancia por parte de las persona que
formula el cargo, o (2) que es debida a un deliberado intento por
parte de los opositores al Dispensacionalismo para tergiversar el
significado real ante el público cristiano. Tengo conocimiento de
hechos que tristemente confirman esto, lo cual, sin embargo, no es
mi propósito ahora mostrarlo.
En cuanto a los que acusan al Dispensacionalismo por ignorancia,
realmente no tienen excusa, pues ha sido escrito de manera
más que suficiente que, en cuanto al camino de salvación, los
Dispensacionalistas enseñan que en la estimación de Dios la
salvación es por Gracia, por la Fe, en cada época y bajo cada
dispensación. Nadie ha sido salvo aparte de la Gracia de Dios
basada en la Obra Redentora del Señor Jesucristo. Nunca oí otra
cosa en el Instituto Bíblico Moody o en el Seminario Teológico de
Dallas. He enseñado en el Colegio Bíblico de Philadelphia durante
los últimos dieciséis años y ninguna otra enseñanza relativa a la
salvación salió de allí. El Doctor Mason ha estado enseñando en
esa Escuela desde el año 1928 y se que él enseña lo mismo. Así que
a los que me dicen que los Dispensacionalistas creen en más de
una manera para ser salvos, les digo que sus acusaciones son
debidas a su ignorancia.
Una cosa necesitamos enfatizar aquí sin embargo, pues en esto
nuestros opositores se descarrían. Charles Hodge (un teólogo del
sistema de interpretación conocido como “Teología del Pacto”),
dice que el método de Dios, en cuanto a la administración del
Pacto de Gracia y la responsabilidad del hombre a través de la
historia ha sido siempre el mismo. Como he de demostrar más
adelante, la responsabilidad del hombre a través de la historia no
ha sido siempre la misma; pero el señor Hodge dice que sí, que
siempre ha sido el mismo Redentor, la misma fe, la misma luz, así
como las verdades entendidas por el hombre tanto antes como
después de la Cruz. Contestamos diciendo que, en cuanto se
refiere a la estimación de Dios eso es cierto; pero en cuanto se
refiere al punto vista de las responsabilidad humano, no lo es.
Dios profetizó la muerte de un Salvador, en el Antiguo Testamento.
Dios lo reveló, pero los santos del Antiguo Testamento no
tenían el pleno entendimiento de la Cruz del Señor Jesucristo,
pues carecían de la iluminación necesaria para ello. No hubo pues
un pleno entendimiento relacionado con dicho asunto antes de la
muerte y resurrección de Jesucristo. Veamos unos pocos pasajes
que demostrarán la validez de esta afirmación. Aclaremos antes
que lo que estamos diciendo es que el hombre es salvado en cada
Edad y bajo cada Dispensación por la Gracia de Dios y la Fe
verdadera, pero que el contenido de la fe no ha sido siempre igual.
Esto, creo, es fácil de entender, pues la Palabra de Dios es un
desarrollo progresivo de la revelación de Su Verdad al hombre.
Adam no tenía Biblia, Enoc y Abraham tampoco tenían Biblias.
¿Cómo pueden algunos decir que la responsabilidad del hombre
a través de las Edades ha sido igual?
Tomemos el ejemplo de Abraham,: ¿cómo fue salvo? No
dudamos que lo fue por la Gracia de Dios y por Fe verdadera. En
Génesis 15.1-6 vemos a Abraham volviendo de la batalla con los
reyes y como rehusó aceptar la ofrenda del rey de Sodoma. Tomó
una posición de total dependencia de Dios y Dios lo recompensó
con una revelación. Dios, el poseedor del Cielo y de la Tierra, se
acerca a Abraham y le dice: “yo soy tu escudo, y tu galardón
sobremanera grande”. Abraham le dice: “Mira que no me has
dado prole, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa”
(se trataba de Eliezer el damasceno). Pero Dios le contesta que no
será ese su heredero, sino uno que saldría de sus entrañas.
Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia. Dios aplicó
allí el valor del Calvario a Abraham a causa de su fe, pero nótese
el contenido de la fe de Abraham. No se nos dice que Abraham
creyó allí en la obra terminada de Cristo. Si Abraham hubiera
sabido de la sabido de la obra de Cristo y hubiera confiando en ella
lo habría declarado justo. Eso es exactamente lo que dice Pablo en
el capítulo cuatro de Romanos, donde hace esa distinción
Dispensacional acerca del contacto de Abraham con la fe y
nuestro propio contacto con la fe. Todo el propósito del capítulo
cuatro de Romanos es el de demostrar que Pablo no está enseñando
ninguna nueva manera de salvación, sino que la salvación en
el Antiguo Testamento era por la Gracia de Dios y por la Fe. Dice
el apóstol: “¿Qué, pues, diremos que halló Abraham nuestro
padre según la carne? Que si Abraham fué justificado por la
obras, tiene de qué gloriarse; mas no para con Dios. Porque ¿qué
dice la Escritura? Y creyó Abraham á Dios, y le fué atribuído á
justicia. Empero al que obra, no se le cuenta el salario por
merced, sino por deuda. Mas al que no obra, pero cree en aquél
que justifica al impío, la fe le es contada por justicia”. Y luego, en
los versículos 16 y 17, Pablo nos da una descripción de la fe de
Abraham: “Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para
que la promesa sea firme á toda simiente, no solamente al que es
de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es
padre de todos nosotros. (Como está escrito: Que por padre de
muchas gentes te he puesto) delante de Dios, al cual creyó; el cual
da vida á los muertos, y llama las cosas que no son, como las que
son”. Dios habló a continuación a Abraham acerca de su hijo, y
Abraham no tenía hijo. Dios está llamando las cosas que no son
como si fuesen. Luego habla de la fe de Abraham y creo que esta
en la declaración más notable acerca del asunto de la fe: “El creyó
en esperanza contra esperanza”. No había esperanza desde el
punto de vista físico de Abraham y Sara en cuanto a tener un hijo,
pues tenían 99 y 93 años respectivamente. “El creyó en esperanza
contra esperanza, para venir á ser padre de muchas gentes,
conforme á lo que le había sido dicho: Así será tu simiente. Y no
se enflaqueció en la fe, ni consideró su cuerpo ya muerto (siendo
ya de casi cien años,) ni la matriz muerta de Sara; tampoco en la
promesa de Dios dudó con desconfianza: antes fué esforzado en
fe, dando gloria á Dios, plenamente convencido de que todo lo que
había prometido, era también poderoso para hacerlo. Por lo cual
también le fué atribuído á justicia” (vs. 18-22). Como se ve, Pablo
nos dice cual era en esa circunstancia el contenido de la fe de
Abraham. Pero Dios tenía siempre delante el Calvario cuando
trataba con el hombre y por ello, a medida que los hombres
respondían en fe a la limitada revelación que tenían en el Antiguo
Testamento, Dios aplicaba el valor del Calvario a esa fe. Así pues,
Dios aplicó el valor del Calvario a la fe que tuvo Abraham en la
promesa que Dios le dio acerca de tener un hijo. Nótese ahora que
el apóstol sigue diciendo en los versículos 23 a 25: “Y no
solamente por él fué escrito que le haya sido imputado; sino
también por nosotros, á quienes será imputado, esto es, á los que
creemos en el que levantó de los muertos á Jesús Señor nuestro,
el cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para
nuestra justificación”.
Permítaseme citar otros dos pasajes, Mateo 16.21 y Lucas
18.31-34, que demuestran sin ninguna duda -y la posición no
puede ser contradicha- que los discípulos, que eran los herederos
de la revelación del Antiguo Testamento y que tuvieron el privilegio
de estar bajo el ministerio de nuestro Señor por tres años, no
sabían el profundo significado de la muerte y resurrección de
Jesucristo hasta después de que ocurrió la resurrección. Cuando
Pedro oyó por primera vez que Cristo iba a morir, dijo: “Señor, ten
compasión de ti: en ninguna manera esto te acontezca”. El Señor
le contestó: “Quítate de delante de mí, Satanás; me eres escándalo;
porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los
hombres” (Mt 16:22-23). En Lucas 18:31-34, se nos relata el
último viaje de Jesús a Jerusalem, donde ocurriría la muerte del
Mesías. El Señor dijo: “He aquí subimos á Jerusalem, y serán
cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los profetas, del
Hijo del hombre. Porque será entregado á las gentes, y será
escarnecido, é injuriado, y escupido. Y después que le hubieren
azotado, le matarán: mas al tercer día resucitará. Pero ellos nada
de estas cosas entendían, y esta palabra les era encubierta, y no
entendían lo que se decía”, Recuérdese que esos doce discípulos
ya había predicado el Reino de Dios. ¿Qué podemos decir de la
afirmación de Charles Hodge, que el mensaje siempre ha sido
igual? Los discípulos no predicaron en ese momento la Cruz, pues
no podían predicar lo que no habían entendido. Recién predicaron
ese mensaje después de la muerte y resurrección de Cristo. Ese
mensaje nunca fue proclamado en toda la tierra hasta que Cristo,
después de su resurrección les dio la gran comisión de ir por todo
el mundo. Antes de la muerte y resurrección de Cristo, nuestro
Señor y sus discípulos limitaron su ministerio a Israel. Como dijo
Cristo: “Por el camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de
Samaritanos no entréis” (Mt 10:5). Estos pasajes de la Palabra de
Dios son muy claros: en la estimación de Dios, la salvación del
hombre está siempre basada en la Cruz y es por la Gracia y la Fe,
pero el contenido de la fe no siempre ha sido el mismo. A esto
llegaremos más adelante, cuando veamos los pasajes que tratan
con las diferentes épocas y edades.
2. Veamos ahora, de manera simple, que es el Dispensacionalismo.
El Dispensacionalismo es el sistema teológico de doctrina que
está basado sobre un acercamiento a la Palabra de Dios de carácter
literal e histórico. Usando la interpretación natural, que llamamos
el método normal o sencillo de interpretación, reconocemos que
Dios ha tratado con el hombre en forma diferente en las distintas
edades; no en cuanto a la salvación, sino en cuanto a la regla de
vida que Dios impone al hombre en una edad o época dada.
Siguiendo tal método normal de interpretación, podemos espigar
en las Escrituras el hecho de que Dios tiene un programa distintos
para Israel, para las Naciones y para la Iglesia de Cristo.
Como tratamos aquí con definiciones, nos conviene distinguir
el significado de dos términos: primero, el término edad, y luego,
el término dispensación. Tales términos suelen ser usados en
forma intercambiable y aunque hay algo de validez en ello, sin
embargo deber ser claramente entendido que ambos enfatizan
cosas y aspectos diferentes de la verdad. En efecto, edad refiera
a “tiempo”, es decir, a un período de tiempo en el cual el hombre
está relacionado con una fase del programa de Dios; por ejemplo,
actualmente estamos viviendo en la edad de la Iglesia. Pero la
palabra dispensación se relaciona específicamente con la “verdad”
que Dios recomienda al hombre y por la cual el hombre es
responsable dentro de una “edad” determinada. A la luz de lo
dicho, nada mejor que la definición que nos es dada por el Dr.
Charles C. Ryrie en su excelente libro “Dispensacionalismo
Hoy”: “Una dispensación es una economía, o administración,
específica en el cumplimiento del propósito de Dios” (p. 33).
Ahora bien, la palabra “Dispensación” proviene de una palabra
griega que se traduce de cuatro maneras diferentes: dispensación,
administración, orden y mayordomía. Literalmente significa el
gobierno de una casa o el ordenamiento de una casa. La palabra
original es oikonomía, que transliterada es economía y traducida
nos llega como Dispensación, Administración, Mayordomía y
Orden. Estamos familiarizados con la palabra “economía”. Los
estudiantes que se preparan para el servicio gubernamental estudian
Economía Política, que se relaciona con el ordenamiento de
la riqueza material. Pero cuando se usa en las Escrituras, esa
palabra se relaciona primariamente con la dirección de la familia
humana por parte de Dios, en su programa de las edades y
consecuentemente con la responsabilidad resultante del hombre
ante Dios.
A la luz de estas dos palabras: edad y dispensación, podemos
definir la época presente diciendo que estamos viviendo en la
edad de la Iglesia, en la cual estamos bajo la dispensación de la
Gracia. Así pues, una Dispensación se relaciona con la verdad por
la cual el hombre es responsable en una Edad dada. Esto lo hemos
de ilustrar más adelante. Discutamos ahora el Dispensacionalismo.
En los capítulos tercero y primero de la Epístola a los Efesios,
hallamos la base para mostrar que el Dispensacionalismo es un
asunto evidentemente Escritural. Esto lo enfatizaremos, pues por
la manera en que algunos se oponen hacen pensar que ni siquiera
el término puede ser hallado en la Palabra de Dios.
Efesios 3:1-5, dice: “Por esta causa yo Pablo, prisionero de
Cristo Jesús por vosotros los Gentiles, si es que habéis oído la
dispensación de la gracia de Dios que me ha sido dada para con
vosotros, a saber, que por revelación me fué declarado el misterio,
como antes he escrito en breve; leyendo lo cual podéis
entender cuál sea mi inteligencia en el misterio de Cristo: El cual
misterio en los otros siglos no se dió á conocer á los hijos de los
hombres como ahora es revelado á sus santos apóstoles y
profetas en el Espíritu”.
Nótese, por favor, que lo que Dios está haciendo hoy en día, es
llamado por el apóstol Pablo “un misterio”, el cual misterio “no se
dió á conocer á los hijos de los hombres“. ¿Cómo pueden,
entonces, los opositores del Dispensacionalismo pretender tener
razón cuando nos dicen que la responsabilidad del hombre siempre
ha sido la misma, siendo que Pablo nos dice que el programa
de Dios en esta edad y la responsabilidad del hombre en este
programa no fue nunca revelado antes? Pues leemos:
“en los otros siglos no se dió á conocer á los hijos de los hombres como
ahora es revelado á sus santos apóstoles y profetas en el Espíritu”.
Y en el versículo 6: “Que los Gentiles sean juntamente herederos,
é incorporados, y consortes de su promesa en Cristo por el
evangelio”.
En el Antiguo Testamento no tenemos revelación específica de
la Iglesia. El hecho de que Dios está llamando fuera a un pueblo
a Su Nombre de entre los judíos y Gentiles es una revelación del
Nuevo Testamento, y, por lo tanto, la responsabilidad del hombre
en la presente Edad de la Iglesia no está revelada en el Antiguo
Testamento. Vivimos, pues, en una economía diferente, bajo
responsabilidades diferentes, que las de los santos de los tiempos
del Antiguo Testamento. Por eso Pablo continúa diciendo:
“Del cual yo soy hecho ministro por el don de la gracia de Dios
que me ha sido dado según la operación de su potencia. A mí, que
soy menos que el más pequeño de todos los santos, es dada esta
gracia de anunciar entre los Gentiles el evangelio de las
inescrutables riquezas de Cristo, Y de aclarar á todos cuál sea la
dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que
crió todas las cosas. Para que la multiforme sabiduría de Dios sea
ahora notificada por la iglesia á los principados y potestades en
los cielos” (Ef 3:7-10). Nótese la expresión “la determinación
eterna” o de las edades, del versículo 11, lo que nos indica que hay
en las Escrituras una doctrina de las edades. Dios está llevando a
cabo un propósito muy definido en las edades y que está claramente
marcado o subdividido en las Escrituras. Nosotros vivimos
ahora en una edad particular de las varias que son reveladas en la
Palabra de Dios. Nosotros estamos en la Edad de la Iglesia, que es
separada en clara distinción de todas las otras edades que se
mencionan en la Escrituras.
El otro pasaje es el de Efesios 1:8-10: “Que sobreabundó en
nosotros en toda sabiduría é inteligencia; descubriéndonos el
misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había
propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la
dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están
en los cielos, como las que están en la tierra”.
Allí se nos relaciona con una futura Dispensación. Algunos
cuestionan si involucra el Milenio o el Estado Eterno, pero nótese
que la declaración está en clara distinción a lo que en el propósito
de Dios se está llevando a cabo hoy en día en la Iglesia de
Jesucristo.
Ahora bien, sin leer ninguna nota del Dr. Scofield, vemos que
los principios del Dispensacionalismo son cosechados directamente
de las Escrituras, sobre la base de un acercamiento literal,
gramatical-histórico a la Palabra de Dios. No es el resultado de una
sobreimposición de un sistema, como mantienen nuestros opositores.
Por ejemplo, en Tito 2:12 el apóstol Pablo refiere a “este siglo”,
que también se puede traducir: “a este presente edad”. Leemos que
la Gracia de Dios nos enseña a renunciar a la impiedad y a los
deseos mundanos y a vivir templada, justa y píamente en esta
presente edad.
En Efesios 1:20 se nos dice que el Señor Jesucristo fue
resucitado de los muertos y colocado a la diestra de Dios, “sobre
todo principado, y potestad, y potencia, y señorío, y todo nombre
que se nombra, no sólo en este siglo, mas aun en el venidero”. Así
que, por medio de las Escrituras podemos entender que Dios ha
separado esta edad de otra edad que le sigue, habiendo una
distinción clara. Luego, si como dicen nuestros amigos de la así
llamada “Teología del Pacto” que, desde el tiempo de Adam hasta
la consumación de todas las cosas, la prueba del hombre y su
responsabilidad ante Dios siempre ha sido la misma, ¿cómo es que
las Escrituras separan una edad de la otra? Quede, pues, claro: lo
que distingue una edad de la otra es la verdad que Dios da al
hombre en cada edad particular y por la cual el hombre es
responsable. Por lo tanto, es la responsabilidad del hombre, bajo
la revelación dada por Dios en una determinada edad, la que
distingue una Edad Dispensacional de otra.
La Biblia no solo menciona la edad presente sino también la
venidera, como está indicado en Efesios 1:21. El mismo hecho la
hallamos en Hebreos 2:5, “Porque no sujetó á los ángeles el
mundo venidero, del cual hablamos“, o de la edad venidera. Así
que vemos que la Palabra mira al futuro, a una edad que ha de
suceder a la edad presente. Nuestro amigos amileniaristas, de la
“Teología del Pacto”, nos dirían que la segunda venida de Cristo
va a dar entrada a un juicio general y a una resurrección general,
y luego al estado eterno, lo cual no deja lugar para el cumplimiento
de aquellos pasajes de la Palabra de Dios que hablan de la edad
venidera del Reino del Mesías, al cual también se refiere
Hebreos 6:5 al hablar de la virtudes del siglo venidero (citado
también en el Antiguo Testamento en Isaías y otros pasajes), todo
lo cual habla de las obras milagrosas que realizará el Señor
Jesucristo al venir al final del período de la Tribulación para
establecer su Reino sobre la tierra, en cumplimiento de las
promesas dadas a David (como vemos en 2 S 7 y Sal 87). Por lo
tanto el siglo venidero es el Siglo del Reino, edad a la que refiere
el capítulo 20 del Apocalipsis, donde en siete versículos hallamos
seis menciones a los mil años del Reino de Dios.
Dios quiso inculcarnos el conocimiento del hecho de que
Cristo va a reinar personalmente en esta tierra, cuando ocurra su
segunda advenimiento. Ese será su Reino Milenial, el cual será la
primera fase del Reino Eterno de Dios. A veces nuestros amigos
amileniaristas nos dicen que estamos equivocados porque el
Antiguo Testamento habla de un Reino Eterno, mientras que
nosotros hablamos de un Reino Milenial. Contestamos diciéndoles
que el Nuevo Testamento nos habla de un Reino Milenial, tanto
como de un Reino Eterno; lo cual nos indica que el Reino Milenial
será realmente la primera fase del Reino Eterno. El Reino Milenial
será entonces la prueba final del hombre de parte de Dios, pues
cada Dispensación es una prueba designada para demostrar o
probar que el hombre es un pecador inveterado y no puede agradar
a Dios aparte de la Gracia de Dios: este es el propósito de las
Dispensaciones. Y en el Reino Milenial de Nuestro Señor Jesucristo,
el hombre será probado bajo condiciones ideales: Satanás
será atado, el Mesías gobernará en justicia, Su voluntad será
impuesta en la Tierra y no habrá ningún sistema mundial oponiéndose
a Cristo, pero, con todo, se demostrará que muchos nacidos
en el Milenio rendirán una mera obediencia exterior a Cristo y sin
tener fe de corazón en el Señor. Esto último se verá claramente
cuando Satanás será soltado por un corto espacio de tiempo. En
Apocalipsis 20 se nos dice que entonces muchos seguirán a
Satanás y atacarán la ciudad de Jerusalem, pero Dios enviará
fuego del Cielo que los destruirá. Está será la última prueba del
hombre de parte de Dios, que demostrará que ni aún bajo condiciones
ideales, el hombre por su propia naturaleza caída no puede
agradar a Dios a parte de la Gracia de Dios.
Digamos ahora que la Biblia no solo habla del presente siglo
y de la edad venidera, sino también nos habla de otras edades
anteriores a la presente edad, como lo vemos en Romanos 5:12
a 14, “De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como
el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la
muerte, y la muerte así pasó á todos los hombres, pues que todos
pecaron. Porque hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero
no se imputa pecado no habiendo ley. No obstante, reinó la muerte
desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron á la manera
de la rebelión de Adam; el cual es figura del que había de venir”.
Aún una simple, aunque cuidadosa lectura, de estos versículos
nos muestra que anteriormente a la edad de la Iglesia, se ofrece
a nuestra consideración al menos otras dos edades: la edad
Mosaica (o de la Ley), y la edad pre-Mosaica (desde Adam hasta
Moisés o desde Adam hasta la Ley) y se hace referencia a ambas,
como anteriores a la primera venida de Cristo. Nótese; “Porque
hasta la ley, el pecado estaba en el mundo; pero no se imputa
pecado no habiendo ley”. Ahí tenemos al apóstol Pablo refiriéndose
al período de tiempo anterior a Moisés como el período sin
Ley, que es señalado como un período distintivo en sí mismo,
aparte de otro período. Luego nos dice: “No obstante, reinó la
muerte desde Adam hasta Moisés, aun en los que no pecaron á la
manera de la rebelión de Adam“, esto es, los que no pecaron
violando un mandamiento directo de Dios. Se menciona pues un
período anterior a la dádiva de la Ley, que podemos llama edad
Edénica, en la cual tenemos la dispensación de la Inocencia, a
la cual se refiere Génesis 1:28 y 3:6. Allí, en el jardín, se tuvo una
situación única: un Adam y una Eva creados sin pecado, que caen
bajo la influencia del tentador Satanás, la Serpiente, y pecan.
Ahora bien: ¿cuál fue la responsabilidad antes del tiempo de
Pablo? Es obvio que no era la de predicar el Evangelio. Adam y
Eva estaban solos y en una correcta relación para con Dios;
podemos decir que tenían una posición de relativa justicia, pues
cuando fueron creados eran buenos y tenían comunión con Dios.
Tenían noción de que su responsabilidad era la de cuidar el Jardín
y que tenían el privilegio de comer del fruto de todos los árboles
excepto uno, del árbol de conocimiento del bien y del mal.
Fallaron ante la prueba. Pero ciertamente su responsabilidad, su
mayordomía, era totalmente distinta de la que tenemos nosotros
hoy en día. Y cualquiera que reconoce estos hechos, quiéralo o no,
es un Dispensacionalista.
Eso es lo que queremos significar por Dispensacionalista. Y
nótese que solo hemos usado la Palabra de Dios; no hemos leido
ni una sola nota de la Biblia de referencias anotada por el Dr.
Scofield; hemos demostrado simplemente que han habido responsabilidades
diferentes en el programa de Dios a través de las
edades y que tales responsabilidades son las Dispensaciones de las
que habla la Escritura. Hemos mencionado: El siglo presente, el
siglo venidero, la edad Mosaica, la edad premosaica y la edad
edénica. Sin usar más que la “Sola Scriptura” hemos, pues,
discernido por lo menos cinco Dispensaciones. Nuestro propósito
ha sido establecer que el principio fundamental de la enseñanza
Dispensacional lo hallamos directamente en la Palabra de Dios.
Ese principio está allí. No es, por lo tanto, ninguna cosa
sobreimpuesta a las Escrituras por Scofield o algún otro enseñador
del pasado. Esto estaba allí en los días de los apóstoles. Se trata de
asuntos estrictamente Bíblicos y que podemos espigar consecuentemente
de las Escrituras mismas en un acercamiento gramaticalliteral-
histórico a la Palabra de Dios.
Permítasenos agregar algunos pensamientos más. Aún tratando
con un mínimo de detalle la Edad Premosaica, se nos muestran
ciertas distinciones dentro siempre de ese período. Por ejemplo, el
período de la Conciencia (Gé 4). Caín mató a su hermano Abel y
Dios le puso una señal sobre él “para que no lo hiriese cualquiera
que le hallara” (v. 15). Pero más tarde, en el capítulo 9 del Génesis
Dios establece que a cualquiera que matase a su hermano debía
serle quitada. ¿Contradicción? En ninguna manera: simplemente
un cambio de Dispensación y con ella un cambio de responsabilidad
delante de Dios.
Luego llegamos al capítulo 12 del Génesis y hallamos que Dios
elige a un hombre, Abraham, y le da ciertas promesas, tanto para
él como para su simiente. Así vemos que una Dispensación puede
ser hecha para solo una parte, un segmento de la familia humana.
La Ley fue dada sólo a Israel y no a los Gentiles ni a la Iglesia. Es
con las promesas que Dios dio a Abraham, que guiaron su vía
Abraham, su hijo Isaac, su nieto Jacob y los doce hijos de este; sus
vidas fueron ordenadas por las promesas que Dios les había dado
de entrar en la tierra de Canaán, y a ese período, el de los
Patriarcas, le llamamos la Dispensación de la Promesa.
Otro factor relevante es que las Dispensaciones o las Edades
pueden cambiar, pero que la verdad dispensacional es continuada
y llevada de una edad a la otra, como una escala ascendente en la
que con cada edad la revelación es mayor. Una vez que Dios revela
Su Verdad esta no cesa de ser verdad, las edades subsiguientes
toman la verdad de las edades precedentes y Dios agrega más para
que haya una intensificación de responsabilidad en cada edad. A
veces ciertas alteraciones son hechas, como por ejemplo, en el
período de la Ley a la Gracia, pero, aunque ciertos principios
morales revelados en el sistema Mosaico del Antiguo Testamento
son continuados en la presente edad de la gracia, entran sin
embargo en el marco de la Gracia como una parte del marco de la
Ley. Si la Ley prometió bendiciones al adherirse a los principios:
“si hace esto serás bendecido”, ahora la Gracia le da la vuelta:
“habéis sido bendecidos con toda bendición en los lugares celestiales,
por lo tanto, vivid según ello”.
Es pues evidente que las Escrituras nos presentan y enseñan
una revelación progresiva de Dios al hombre. Consecuentemente,
con cada edad sucesiva tenemos una intensificación de la responsabilidad
del hombre ante Dios. Hoy tenemos más responsabilidad
que la que la que tenían los que vivieron bajo la Ley en Israel.
Israel no tuvo un Evangelio que predicar a todo el mundo, pero
nosotros sí, esta es nuestra responsabilidad que tiene un alcance
universal. Israel debía quedar en la tierra bajo el sistema Mosaico
que gobernaba su vida moral, social, civil y religiosa, y debía
andar en obediencia a Dios, y Dios les colmaría de bendiciones
temporales así como de espirituales; pero el énfasis de la Ley
estaba en las bendiciones temporales, a fin de que los israelitas,
bendecidos por Dios, fuesen un testimonio del Dios verdadero a
las naciones que les rodeaban. Y aunque Israel era un testimonio
en la tierra, sin embargo no tenía un Evangelio que predicar ni
sociedades misioneras: no hubieron sociedades misioneras hasta
Pentecostés.
Importancia del Dispensacionalismo
1. El Dispensacionalismo sostiene la verdad de la Palabra
de Dios como ningún otro sistema de interpretación
los hace.
Ningún pasaje de las Santas Escrituras puede ser considerado
de poca importancia para el acercamiento Dispensacionalista;
cada pasaje halla su lugar en el plan y en los propósitos de Dios.
Sólo por el acercamiento Dispensacionalistas vemos que las
Escrituras no se contradicen y, consecuentemente, sólo por el
acercamientos Dispensacionalista vemos la verdadera unidad de
la Palabra de Dios.
Recuerde, y no lo olvide jamás, que una “Palabra de Verdad
bien trazada” es una Palabra autentificada. Desafiamos a los
opositores al Dispensacionalismo a que demuestren un sistema de
interpretación que considera a la Revelación en su integridad y de
a cada porción de la Palabra su debido lugar. Cabe aquí una
pregunta: ¿Por qué los opositores del Dispensacionalismo evitan
libros como los de Ezequiel y el de Zacarías, por ejemplo, así
como el de Apocalipsis, en cuanto estos hablan de la gloria
Milenial de Israel? Si se niega que ha de haber un reino Milenial
de Cristo en la tierra después de Su segundo advenimiento,
entonces no se pueden tratar esos pasajes en Ezequiel, Zacarías y
Apocalipsis. Si uno lee los comentarios de los Amileniaristas y
luego toma conciencia de las interpretaciones del
Dispensacionalismo probará todo ello y no abrigo la menor duda
de la posición que adoptará. Pruébelo.
2. Una breve palabra acerca de los esfuerzos y resultados
del Dispensacionalismo.
Primero. Estimula el amor por la Palabra entre el pueblo de
Dios. Y en cuanto a los opositores que han calumniado a la Biblia
-21-
Anotada de Scofield y ridiculizado sus notas, cabe preguntarles:
¿Han producido ellos alguna Biblia con referencias que establezca
su interpretación, e inspiran y alientan sus enseñanzas el
establecimiento de clases Bíblicas en los hogares y en las Iglesias
locales? Les desafiamos en esa línea.
Segundo. El Dispensacionalismo enfatiza un ministerio centrado
en la Palabra de Dios y no en las filosofías de los hombres
ni en la así llamada “acción social“. La Biblia, para los
Dispensacionalistas, es la única autoridad en doctrina y prácticas.
El presente movimiento de Iglesias Bíblicas Independientes es
básicamente Dispensacional en su acercamiento a la Palabra de
Dios y el Señor está bendiciendo dicho movimiento hay en día
como a ningún otro.
Tercero. Un factor vital es que el testimonio del
Dispensacionalismo se mantiene por los Fundamentos verdaderos
de la Fe. Esto es muy importante. No hay liberalismo dentro
del Dispensacionalismo. Pero dentro del campo de los Amileniaristas
se hallan muchos “compañeros extraños”. El Romanismo es
Amileniarista y, triste es decirlo, encontramos también Amileniaristas
entre los de Teología Conservadora Reformada. Quede
claro aquí: ni el Liberalismo ni el Romanismo son compatibles
con el Dispensacionalismo. Debe acreditársele al Dispensacionalismo
que el Liberalismo no le es compatible ni podrá serlo jamás,
por la razón fundamental de que el Dispensacionalismo cree en la
absoluta Inerrabilidad de las Santas Escrituras, y en Su Inspiración
Verbal y Plenaria. El Dispensacionalismo está basado en una
Palabra Inerrable. Y porque esa Palabra es Inerrable, es que
queremos saber de su interpretación gramatical, literal e histórica.
Quiera el Señor desafiar nuestros corazones a la luz de estas
verdades para que leemos Su Santa Palabra a la luz del acercamiento
Dispensacionalista. AMÉN.
https://elteologillo.com/2013/03/28/john-macarthur-y-el-dispensacionalismo-de-john-nelson-darby/
El Señor venga por su iglesia, antes del caos mundial o a mediados, al final, es lo de menos, lo que importa es que el es el Señor., y el tiene una iglesia que ama y cuida y que le ha preparado lugar especial en los cielos. Amen!
Cristo viene!
Así es mi hermana , en este link se aprecia claramente que el ataque al pastor es basado en la postura contraria al pre-tribulacionismo, siempre basándose y desviándose en Mateo 24.
Anoche muy tarde sin darme cuenta subí el post sin querer y sin estar terminado , me he dado cuenta recién, pero creo muy útil seguir aportando y estudiándolo, Dios nos ha dado la libertad y el consejo de examinar las escrituras y es una muy buena forma de crecer en la fe y entender el evangelio de la gracia, he completado el tema con un estudio acerca del dispenciasionalismo.
Dios te bendiga
No creo que MacArthur sea un falso Maestro ni tampoco que enseñe doctrina de Demonios. así como tampoco creo que los pentecostales sean ignorantes de la Biblia.no tiene mucho apego a los dones del Espíritu Santo; pero también yo viví en USA y entre a Iglesias Pentecostales donde todo era emoción y no vi cambio de vidas,solo apariencia religiosa. no debemos decir a la ligera: tal es un falso y diabólico porque quizás podamos blasfemar contra el Espíritu Santo. ahora si hay falsos maestros muy reconocidos que enseñan doctrina pervertida como Cash Luna o Hinn pero ya los conocemos.y al final el diablo quiere esto. lo mejor que podemos hacer es llevar la palabra a aquellos que no conocen de Cristo.
Amen hermano ,gracias por su aporte.Dios le bendiga.
Saludos y bendiciones amados hermanos, yo también pienso igual que el hermano Walter, tengo el libro de ” Fuego extraño” me lo regaló una de mis hijas porque saben que respeto y sigo a este maravilloso hombre de Dios por la profundidad de sus exposiciones y también porque es un acérrimo defensor de la verdad y la sana doctrina, este libro es un excelente material que describe los excesos y desvaríos en los que ha cabido la gran mayoría de “iglesias” neopentecosTales, exhibe de manera gráfica y magistral todos los ardides e inventos que utilizan hoy día para explotar la ignorancia escritural, y falta de madurez de muchos desafortunados hermanos, realmente los desenmascara y creo los pone en ridícula exhibiéndolos como lo que son ” mercaderes de la fe”
ahora también es bien sabido, que Jhon Macarthur es constantemente acusado de “cesaciónista” porque él no cree en la vigencia de estos dones, por lo menos no en la forma en que los manejan muchas “iglesias” con todas estas exhibiciones demencia les de risa loca, retorciéndose en el suelo y brincando como cabras, con actos de exhibicionismo de diseques conversiones de agua en vino,etc, etc, etc.
En fin, por años he seguido uy de cerca a este gran maestro de la palabra y en forma contundente puedo decir que no es un falso maestro y el hecho de que el piense o intérprete e forma diferente una parte de las escrituras de ninguna forma lo convierte en un falso maestro, y esto mismo sucede con otros tremendos hombres de Dios, las diferencias interpretativas de la palabra de Dios van a seguir existiendo hasta que llegue lo perfecto, entonces lo que es en parte será nulo fichado.
Les amo entrañablemente queridos hermanos, yo también tengo puntos de vista bastante radicales y fuertes, sigamos unidos por el indescriptible amor de Dios reflejado en nuestro Mesias a quien ha hecho justificación, santificación, y redención para los que hemos crehido en El, en forma indefectible., bendiciones eternas.maranatha.
Pero es en lo que creemos no? El arrebatamiento, las dispensaciones…
Cristo viene!
Adhiero un estudio compartido por el hermano Isidro en el blog hace algunos años muy completo y claro acerca del tema y que está en la cabecera de inicio del blog:
http://elregresa.net/estudios/el-significado-de-las-dispensaciones-hno-ilzar/
EL SIGNIFICADO DE LAS DISPENSACIONES:
En el estudio de las Escrituras es importante entender que la revelación escritural se divide en períodos bien definidos. Estos están claramente separados, y reconocer estas divisiones y sus propósitos divinos constituye uno de los factores más importantes en la verdadera interpretación de las Escrituras. Estas divisiones se conocen como «dispensaciones», y en períodos de tiempo sucesivos se pueden observar diferentes dispensaciones.
Una dispensación puede definirse como una etapa en la revelación progresiva de Dios y constituye una administración o regla de vida distinta. Aunque el concepto de una dispensación y de una época en la Biblia no es precisamente la misma, es obvio que cada período tiene su dispensación. Las épocas se mencionan a menudo en la Biblia (Ef. 2:7; 3:5, 9; He. 1:2). La Biblia también hace distinción de épocas (Jn. 1:17; cf. Mt. 5:21-22; 2 Co. 3:11; He. 7:11-12).
Es probable que el reconocimiento de las dispensaciones arroje más luz sobre el mensaje total de las Escrituras que ningún otro aspecto del estudio bíblico. Muy a menudo sucede que el hecho de tener un claro entendimiento de las dispensaciones y de los propósitos que Dios ha revelado en ellas ha llegado a ser el principio de un valioso conocimiento de las Escrituras y de un interés personal en la Biblia misma. La relación del hombre con su Creador no es la misma en todas las edades. Ha sido necesario someter al hombre caído a ciertas pruebas. Esto es en parte el propósito de Dios a través de las edades, y el resultado de las pruebas afrontadas por el hombre ha sido en cada caso una incuestionable demostración tanto de la pecaminosidad como del absoluto fracaso espiritual y moral del género humano. Y en el día final toda boca se cerrará, porque a través de muchos siglos de experiencia se habrá comprobado la maldad o insensatez de todos los pensamientos del corazón del hombre.
Cada dispensación comienza, por lo tanto, con el hombre divinamente establecido en una nueva posición de privilegio y responsabilidad, y termina con el fracaso humano que trae como consecuencia la manifestación del JUSTO JUICIO DE DIOS. Si bien es cierto que existen algunos hechos, tales como el carácter santo de Dios, que permanecen invariables para siempre y que de consiguiente son los mismos en cada edad, hay a la vez diferentes instrucciones y responsabilidades que se limitan en cuanto a su aplicación ha determinado período.
En relación con todo esto el estudiante de la Biblia debe reconocer la diferencia entre aplicación primaria y aplicación secundaria de la Palabra de Dios. Solamente aquellas porciones de las Escrituras que son destinadas directamente para el hijo de Dios en este tiempo de gracia deben ser objeto de una aplicación primaria o personal al cristiano. Se demanda que dichas instrucciones reciban detallado cumplimiento. Cuando se trata de aplicación secundaria debe observarse que, mientras es cierto que pueden extraerse lecciones espirituales de cada porción bíblica, esto no significa que el cristiano esté en la obligación ante Dios de cumplir aquellos principios que fueron la expresión de la voluntad divina para la gente de otras dispensaciones. El hijo de Dios en el actual
período de gracia no está en la misma situación de Adán o de Abraham, o de los israelitas en el tiempo de la Ley; ni es llamado tampoco a seguir aquella manera peculiar de vida que según las Escrituras se demandará de los hombres cuando el Rey haya regresado a establecer su reino terrenal.
Siendo que el hijo de Dios depende completamente de la instrucción contenida en las páginas de la Biblia para dirigir sus pasos en la vida diaria, y siendo que los principios revelados en las diferentes dispensaciones son tan diversos y a veces tan contradictorios, es de gran importancia para él reconocer las porciones bíblicas que se aplican directamente a su propio caso, si es que va a vivir de acuerdo a la voluntad divina y para la gloria de Dios. En la consideración del testimonio total de la Biblia, es casi tan importante para el creyente que desea hacer la voluntad divina conocer lo que no le concierne directamente como aquello que tiene directa referencia a él. Es obvio que, aparte del conocimiento de la verdad dispensacional, el creyente no podrá adaptarse inteligentemente al presente propósito de Dios en el mundo. Sólo ese conocimiento le salvará de caer en aquella sujeción a la ley que caracterizó a la dispensación pasada o de querer llevar a cabo en la actualidad el programa de transformación mundial perteneciente a la dispensación por venir.
Debido a la imperfección de las traducciones, algunas verdades importantes se hallan ocultas para el que lee solamente el texto corriente de la Biblia. Por ejemplo, la palabra griega aion, que significa una «edad» o dispensación, se traduce «mundo» en unas cuarenta ocasiones. Por ejemplo, cuando se dice en Mateo 28:20 «hasta el fin del mundo», la referencia no es al fin del mundo material, lo que a su debido tiempo tomará lugar (2 P. 3:7; Ap. 20:11; Is. 66:22), sino más bien al fin de esta edad. El fin del mundo no se acerca, sino el fin de la presente edad. Según las Escrituras hay en todo siete grandes dispensaciones, y es evidente que nosotros estamos viviendo cerca del fin de la sexta de ellas. La edad del reino milenial (Ap. 20:4, 6) está todavía por venir.
Una dispensación se caracteriza más o menos por las nuevas responsabilidades que Dios le señala al hombre al principio de ella y por los juicios divinos con que la misma termina. Las siete dispensaciones son las siguientes: 1) Inocencia, 2) conciencia, 3) gobierno, 4) promesa, 5) ley, 6) gracia, 7) reino milenial.
Al estudiar las dispensaciones hay ciertos principios esenciales para entender esta enseñanza. El dispensacionalismo se deriva de una interpretación normal o literal de la Biblia. Es imposible interpretar la Biblia en su sentido normal y literal sin darse cuenta de que hay diferentes eras y diferentes dispensaciones. Un segundo principio es el de la revelación progresiva, esto es, el hecho reconocido por prácticamente todos los estudiantes de la Escritura de que la revelación es dada en etapas. Tercero, todos los expositores de la Biblia necesitarán reconocer que una revelación posterior en cierto grado sustituye a una revelación primaria con un cambio resultante en reglas de vida en las cuales pueden cambiarse o modificarse y añadirse nuevos requisitos. Por ejemplo, mientras que Dios mandó a Moisés a matar un hombre por cortar leña en un sábado (Nm. 15:32-36), ninguno aplicaría este mandamiento hoy porque vivimos en una dispensación diferente. Aunque se distinguen frecuentemente siete dispensaciones en la Escritura, tres son más importantes que las otras; ellas son: la dispensación de la ley, gobernando a Israel en el Antiguo Testamento desde el tiempo de Moisés; la dispensación de la gracia, la era presente; y la futura dispensación del reino milenial.
1ª DISPENSACION DE LA INOCENCIA: ERA DE LIBERTAD
Esta dispensación comenzó con la creación del hombre (Gn. 1:26-27) y continúa hasta Gn. 3:6. En esta dispensación al hombre le fue dada la responsabilidad humana de ser fructífero, dominar la tierra, tener dominio sobre los animales, usar los vegetales para comer y cuidar del huerto del Edén (Gn. 1:28-29; 2:15). Sin embargo, fue dada una prohibición; se instruyó al hombre para que no comiese del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:17). Aunque al hombre se le concedió un estado bendito, un cuerpo, mente y naturaleza perfectos, y todo lo necesario para disfrutar de la vida, Eva sucumbió ante la tentación y comió el fruto prohibido y Adán se unió a ella en su acto de desobediencia (Gn. 3:1-6). Como resultado vino el juicio divino, la muerte espiritual, el conocimiento del pecado, el miedo hacia Dios y la pérdida del compañerismo.
Aun en estas circunstancias Dios introdujo el principio de la gracia con una promesa del Redentor (Gn. 3: 15) y proveyó túnicas de pieles, típica provisión de la redención (Gn. 3:21).
Ellos fueron expulsados fuera del huerto, pero se les permitió vivir sus vidas naturalmente (Gn. 3:23-24) y con el juicio de Dios sobre ellos comenzó una nueva dispensación. En la dispensación de la inocencia Dios reveló la falla del hombre, le dio la promesa de un Redentor que vendría, reveló su soberanía en juzgar a sus criaturas e introdujo el principio de gracia.
2ª DISPENSACION DE LA CONCIENCIA: ERA DE LA DETERMINACION HUMANA
Esta dispensación, que comienza en Génesis 3:7 y se extiende hasta Génesis 8:19, trajo nuevas responsabilidades sobre el hombre, establecidas en el así llamado pacto con Adán y Eva. Se emitió una maldición sobre Satanás (Gn. 3:14-15), pero también cayó una maldición sobre Adán y Eva (Gn. 3:16-19). Aunque no se revela un código detallado de moral dado al hombre en este tiempo, se le exigió que viviera de acuerdo a su conciencia y guardando el conocimiento de Dios a medida que le fuera dado. Sin embargo, bajo la conciencia, el hombre continuó fallando tanto como lo había hecho siempre. La conciencia podía convencer, pero no traería victoria (Jn. 8:9; Ro. 2:15; 1 Co. 8:7; 1 Ti. 4:2). Los hijos de Adán tenían su naturaleza pecaminosa manifestada en el hecho de rehusarse a traer un sacrificio de sangre (Gn. 4:7) y el asesinato de Abel por Caín (Gn. 4:8). La civilización resultante de Caín fue pecadora (Gn. 4:16-24), y la muerte física se convirtió en algo común (Gn. 5:5-31). La maldad del corazón humano alcanzó tal estado que otra vez el juicio fue necesario (Gn. 6:5, 11-13). El juicio se manifestó sobre Caín (Gn. 4:10-15), y en la Humanidad en general en la muerte (Gn. 5). Finalmente Dios tuvo que traer el diluvio universal sobre la tierra (Gn. 7: 21-24).
Sin embargo, en este período también fue manifestada la gracia divina, puesto que algunos fueron salvos, como Enoc (Gn. 5:24), y la familia de Noé fue salva por el Arca (Gn. 6: 8-10; He. 11:7). La dispensación terminó con el diluvio en el cual solamente la familia de Noé fue salvada.
El propósito de Dios en esta dispensación fue el de demostrar nuevamente la caída del hombre bajo la nueva situación en la cual éste se desempeñaba bajo su conciencia. Sin embargo, en este período Dios preservó la línea del futuro Redentor, demostrando su soberanía en juzgar al mundo por medio del diluvio y manifestando su gracia a Noé y su familia.
3ª DISPENSACION DEL GOBIERNO HUMANO: PACTO CON NOE
Esta dispensación cubre el período desde Génesis 8:20 a 11:9. A Noé Dios le dio un pacto incondicional (Gn. 8:20-9:17), en el cual El prometió que no habría más destrucción por diluvio (Gn. 8:21; 9:11). Dios prometió que las estaciones en el curso de la naturaleza no cambiarían (Gn. 8:22) y le dio nuevamente al hombre el mandamiento de multiplicarse (Gn. 9:1) y de continuar su dominio sobre los animales (Gn. 9:2); el comer carne era permitido ahora, aunque la sangre estaba prohibida (Gn. 9:4). Lo más importante fue el establecimiento de la esencia del gobierno, en el cual se le dio al hombre el derecho de matar a los asesinos (Gn. 9:5-6).
En este pacto, así como en los otros, hay fracaso humano, como lo indica la embriaguez de Noé (Gn. 9:21) y la irreverencia de Cam (Gn. 9:22). Es un período de deterioro moral y religioso (Gn. 11:1-4). El gobierno humano, como la conciencia, fracasaron en reprimir el pecado del hombre, y el resultado fue la torre de Babel (Gn. 11:4). El juicio de Dios fue confundir su lengua (Gn. 11:5-7), y la civilización humana fue dispersada (Gn. 11:8-9).
En este período, sin embargo, la gracia fue evidente en cómo el remanente de Dios fue preservado y en la selección de Abraham (Gn. 11:10 – 12:3). También fue preservada la simiente de la mujer y Dios fue manifestado en forma soberana. La dispensación finalizó con el juicio de la Torre de Babel y los preparativos para la próxima dispensación. Es importante notar que ambos, la conciencia y el gobierno humano, continúan en dispensaciones posteriores.
Sólo Abraham y su simiente entran bajo la dispensación de la promesa. En general, la dispensación del gobierno humano reveló el fracaso del hombre bajo esta nueva regla de vida, el juicio selectivo de Dios, y se continuó manifestando la gracia divina.
4ª DISPENSACION DE LA PROMESA: PACTO CON ABRAHAM
Este pacto, que comienza en Génesis 11:10, se extiende hasta Éxodo 19:2. En él la responsabilidad humana fue dada en la forma de confiar en las promesas de Dios reveladas a Abraham. El contenido de su revelación divina incluía la promesa a Abraham (Gn. 12:1-2; 13:16; 15:5; 17:6); la promesa a Israel, la simiente de Abraham, de la que saldría una gran nación y el canal para el cumplimiento de la promesa de Dios (Gn. 12:2-3; 13:16; 15:5,18-21; 17:7-8; 28:13-14; Jos. 1:2-4); y una promesa de bendición a toda la tierra a través de Abraham (Gn. 12:3), El principio fue también establecido de manera que Dios bendijera a aquellos que bendijeran a Abraham y maldijera a aquellos que maldijeran la simiente de Abraham.
El pacto Abrahámico es uno de los pactos importantes de la Biblia e incluye la provisión de que Israel sería una nación para siempre, tendría el título de su tierra para siempre, sería bendecida en cosas espirituales, estaría bajo la protección divina y tendría el signo especial de la circuncisión (Gn. 17:13-14).
El pacto era a la vez de gracia en principios e incondicional, por cuanto no dependía de la fidelidad humana, sino en la fidelidad de Dios. Solamente cumplidas parcialmente en el tiempo en que vivió Abraham, las bendiciones y promesas del pacto Abrahámico continúan en su cumplimiento hacia el fin de la historia humana. Algunas de las bendiciones inmediatas del pacto para alguna generación particular estaban condicionadas a la obediencia, pero el pacto en sí era declarado como un pacto eterno (Gn. 17:7, 13, 19 1 Cr. 16:16-17; Sal. 105:10). El pacto con Abraham fue dirigido primeramente a Abraham y sus descendientes hasta donde estaba comprometida la responsabilidad dispensacional. El mundo como un todo continuaba bajo el gobierno humano y la conciencia como su responsabilidad primaria.
Bajo el pacto Abrahámico, sin embargo, había un constante patrón de fracaso, el cual fue manifestado en la demora de ir a la Tierra Prometida (Gn. 11:31); en Abraham al ser el padre de Ismael (Gn. 16:1-16); y en descender a Egipto (Gn. 12:10 – 13:1). Es evidente, sin embargo, que Abraham creció en fe y en gracia y finalmente tenía la voluntad de sacrificar aun a su hijo Isaac en obediencia a Dios (Gn. 22). Siguiendo a Abraham, Isaac fracasó viviendo tan cerca de Egipto como era posible sin violar el mandamiento de Dios. (Gn. 26:6-16). De la misma manera, Jacob falló en no creer en la promesa hecha a su madre cuando él nació (Gn. 25:23); él fue culpable de mentira, engaño y de regatear (Gn. 27:1-29), y eventualmente se movió fuera de la tierra hacia Egipto para evitar el hambre (Gn. 46:1-4).
En Egipto, Israel también le falló a Dios en sus quejas y falta de fe (Ex. 2:23; 4:1-10; 5:21; 14:10-12; 15:24), en su deseo de volver a Egipto (Ex. 14:11-12) y en su constante murmuración (Ex. 15:24; 16:2; Nm. 14:2; 16:11, 41; Jos. 9:18). Su fracaso es evidente tanto en el momento en que fue dada la ley como posteriormente en su falla en cuanto a confiar en las promesas de Dios en Cades Barnea (Nm. 14). El fracaso bajo el período de la promesa abrahámica fue especialmente su responsabilidad y resultó en la pérdida temporal de la tierra, su esclavitud en Egipto, y en su viaje errante por el desierto antes de entrar en la tierra. Su fracaso estableció la etapa para la promulgación de la ley mosaica. En la dispensación de la promesa había mucha gracia divina ilustrada en el constante cuidado de Dios por su pueblo, su liberación de Egipto y la institución de la fiesta de la Pascua. La dispensación de la promesa termina en el momento en que fue dada la ley (Ex. 19), pero finaliza sólo en el sentido de ser el principio o prueba principal de responsabilidad. La dispensación de la promesa continúa hacia el fin de la historia, y muchas de sus promesas están aún en vigencia como un objeto de fe y esperanza. Las promesas hechas a Abraham son la base para las dispensaciones posteriores de la gracia y del reino. Hasta cierto punto las promesas nunca acaban y son cumplidas en un estado eterno. La dispensación de la promesa estableció claramente el principio de la soberanía divina, proveyó un canal de revelación divina especial para la nación de Israel, continuó la provisión de la redención y bendición divinas, reveló la gracia de Dios y prometió un testimonio para el mundo. Como las otras dispensaciones, sin embargo terminó en fracaso en lo que se refiere a la conformidad con la voluntad de Dios y preparó el terreno para la introducción de la ley como un ayo para traer a los creyentes a Cristo (Gá. 3:24).
5ª DISPENSACION DE LA LEY
La dispensación de la ley comienza en Éxodo 19:3 y se extiende a través de todo el período hasta el día de Pentecostés en Hechos 2, aunque la ley finalizó en un sentido en la cruz. Ciertas porciones como el evangelio de Juan y algunos pasajes selectos en los otros evangelios anticiparon, sin embargo, la era presente de la gracia.
La ley mosaica fue dirigida solamente a Israel, y los gentiles no eran juzgados por sus normas. La ley contenía un detallado sistema de obras, incluidas tres principales divisiones: los mandamientos (la voluntad expresada de Dios, Ex. 20: 1-26); los juicios (la vida social y civil de Israel, Ex. 21: 1 – 24: 11); y las ordenanzas (la vida religiosa de Israel, Ex. 24: 12 – 31: 18). El sistema de sacrificios y del sacerdocio que fue incluido era tanto legal como de gracia. El gobierno en esta dispensación era una teocracia, un gobierno por medio de Dios a través de sus profetas, sacerdotes y (más tarde) reyes. El pacto mosaico fue también de carácter temporal, en vigencia sólo hasta que Cristo viniese (Gá. 3:24-25). La naturaleza de la dispensación era condicional, esto es, la bendición estaba condicionada a la obediencia.
Por primera vez en la historia la Escritura reveló un completo y detallado sistema religioso bajo la ley, proveyó el terreno para la limpieza y el perdón, la adoración, y oración, y ofreció una esperanza futura.
Bajo la ley hubo constante fracaso. Esto es evidente especialmente en el período de los jueces, pero siguió hasta después de la muerte de Salomón y la división del reino de Israel en dos reinos. Hubo períodos cuando la ley fue completamente olvidada e ignorada y la idolatría reinaba en forma suprema. El Nuevo Testamento continúa el registro de fracasos, que culmina en el rechazo y crucifixión de Cristo, quien en su vida guardó la ley en forma perfecta.
Fueron infringidos muchos juicios durante la dispensación de la ley como se describe en Deuteronomio 28:1 – 30:20. Los mayores juicios fueron el cautiverio bajo Asiria y Babilonia, de los cuales retornaron en el tiempo debido. Los juicios de Israel también vinieron después del término de la dispensación e incluyeron la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C. y la dispersión mundial de Israel. La gran tribulación, otro tiempo de angustia para Jacob, está todavía por delante (Jer. 30:1-11; Dn. 12:1; Mt. 24:22).
Bajo la ley, sin embargo, también era administrada la gracia divina en aquel sistema de sacrificios que fue provisto como una vía de restauración para el pecaminoso Israel, y el Dios paciente se manifiesta en la provisión de profetas, jueces y reyes y en la preservación de la nación. En repetidas ocasiones el arrepentimiento de Israel fue aceptado por Dios, y a través de este período fue escrito el Antiguo Testamento. La bendición coronadora fue la venida de Cristo como el Mesías de Israel, a quien la nación entera rechazó.
En un sentido la dispensación de la ley terminó en la cruz (Ro. 10:4; 2 Co. 3:11-14; Gá. 3:19, 25). Pero en otro sentido no concluyó hasta el día de Pentecostés, cuando comenzó la dispensación de la gracia. Aunque la ley finalizó como una regla específica de vida, continúa siendo una revelación de la justicia de Dios y puede ser estudiada con provecho por los cristianos para determinar el carácter santo de Dios. Los principios morales que resaltan la ley continúan, puesto que Dios no cambia; pero los creyentes hoy día no están obligados a guardar los detalles de la ley, dado que la dispensación ha cambiado y la regla de vida dada a Israel no es la regla de vida para la iglesia. A pesar de ello, pueden hacerse varias aplicaciones de la ley, aunque una interpretación estricta sólo relaciona a la ley mosaica con Israel.
El propósito de la ley era proveer una regla justa de vida y traer el pecado a condenación. La experiencia de Israel bajo la ley demostró que la ley moral, cívica y religiosa no puede salvar o santificar. La ley nunca fue propuesta para proveer la salvación para el hombre, ya sea mientras estaba en vigencia o después, y por medio de su naturaleza era débil, por cuanto no podía justificar (Ro. 3:20; Gá. 2:16); no podía santificar o perfeccionar (He. 7:18-19); estaba limitada en su vigencia y duración (Gá. 3:19); no podía regenerar (Gá. 3:21-22), y sólo podía hacer manifiesto el pecado (Ro. 7:5-9; 8:3; 1 Co. 15:56). La ley hizo posible que Dios demostrara que todos eran culpables y que toda boca calló (Ro. 3:19), e hizo evidente la necesidad de Cristo (Ro. 7:7-25; Gá.3:21-27).
6ª DISPENSACION DE LA GRACIA
La dispensación de la gracia comienza justamente en Hechos 2 y continúa a través del Nuevo Testamento, culminando con el arrebatamiento de la iglesia. Algunas enseñanzas concernientes a la dispensación de la gracia fueron introducidas antes, como en Juan 13-17. Las Escrituras que se relacionan con esta dispensación se extienden desde Hechos 1 hasta Apocalipsis 3.
La dispensación de la gracia fue dirigida solamente a la iglesia, puesto que el mundo como un todo continúa bajo la conciencia y el gobierno humanos. En ella, la salvación se revela que es por la fe únicamente, lo cual fue siempre verdad, pero ahora se hace más evidente (Ro. 1:16; 3:22-28; 4:16; 5:15-19). Las altas normas de gracia elevan a esta dispensación por sobre todas las reglas de vida previas (Jn. 13:34-35; Ro. 12:1-2; Fil. 2:5; Col. 1:10-14; 3:1; 1 Ts. 5:23).
Sin embargo, bajo la gracia el fracaso fue también evidente, puesto que la gracia no produjo ni la aceptación universal de Cristo ni una iglesia triunfante. De hecho, la Escritura predijo que habría apostasía dentro de la iglesia profesante (1 Ti. 4:1-3; 2 Ti. 3:1-13; 2 P. 2-3; Jud.). Aunque Dios está cumpliendo sus propósitos en llamar a gentes para su nombre de entre los judíos y gentiles, la porción profesante pero no salva de la iglesia dejada atrás en el arrebatamiento será juzgada en el período entre el arrebatamiento y la venida de Cristo para establecer su reino (Mt. 24:1-26; Ap. 6-19). La iglesia verdadera será juzgada en el cielo en el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10-11).
En esta edad presente la gracia divina es especialmente evidente en la venida de Cristo (Jn. 1:17), en la salvación del creyente y en nuestra posición ante Dios (Ro. 3:24; 5:1-2, 15-21; Gá. 1:1 – 2:21; Ef. 2:4-10), y en la naturaleza de la gracia como una regla de vida (Gá. 3:1 – 5:26).
La dispensación de la gracia termina con el arrebatamiento de la iglesia, el cual será seguido por el juicio de la iglesia profesante (Ap. 17:16). La era de la gracia es una dispensación diferente en lo que concierne a abarcar a creyentes judíos y gentiles. Por contraste, la ley de Israel era solamente para Israel, el gobierno humano era para el mundo entero, y la conciencia se extiende a toda la gente.
En la presente dispensación la ley mosaica está completamente cancelada en cuanto a su aplicación inmediata, pero continúa para testificar de la santidad de Dios y provee muchas lecciones espirituales para ser aplicadas. Aunque todas las dispensaciones contienen un elemento de gracia, la dispensación de la gracia es la suprema manifestación de ambas cosas, la totalidad de la salvación recibida y en cuanto a una regla de vida.
7ma DISPENSACION DEL REINO
La dispensación del reino comienza con la segunda venida de Cristo (Mt. 24; Ap. 19) y es precedida por un período de tiempo en el cual se incluye la tribulación, el cual hasta cierto grado es un período transitorio. Las Escrituras que se aplican a ello son todos los pasajes del reino futuro, ya sea en el Antiguo o Nuevo Testamento (siendo las principales Sal. 72; Is. 2:1-5; 9:6-7,11; Jer. 33:14-17; Dn. 2:44-45; 7:9-14, 18, 27; Os. 3:4-5;’ Zac. 14:9; Lc. 1:31-33; Ap. 19-20). En el reino, la responsabilidad humana será obedecer al rey, quien regirá con vara de hierro (Is. 11:3-5; Ap. 19:15). El reino será teocrático, esto es, una reglamentación de parte de Dios, y habrá un sistema renovado de sacrificios y sacerdocio (Is. 66:21-23; Ez. 40-48). (Los pasajes citados no enseñan que, durante el reino milenial, el sacerdocio levítico será restaurado ni tampoco los sacrificios. ¿Cómo podría ser teniendo en cuenta lo que enseña el libro de Hebreos 7.11-12, 18-19; 8.6-13; 9.23-28? Un rasgo excepcional de este período es que Satanás será atado y los demonios permanecerán inactivos (Una vez más, la afirmación no es respaldada por el texto que se cita. El pasaje habla de Satanás, pero nada dice al respecto de los demonios durante el reino milenial. Como Pablo le dice a los Corintios “para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, 1ª Corintios 4.6) (Ap. 20:1-3, 7). El reino, sin embargo, también será un período de fracaso (Is. 65:20; Zac. 14:16-19), y habrá rebelión al final del mismo (Ap. 20:7-9).
El juicio divino que sigue incluye la destrucción de los rebeldes por medio del fuego (Ap. 20:9) y la destrucción de la antigua tierra y cielo por fuego (2 P. 3:7, 10-12).
En el reino milenial la gracia divina también se revela en el cumplimiento del nuevo pacto (Jer. 31:31-34), en cuanto a salvación (Is. 12), en prosperidad física y temporal (Is. 35), en abundancia de revelación (Jer. 31:33-34), en perdón de pecado (Jer. 31:34) y en la recolección de Israel (Is. 11:11-12; Jer. 30:1-11; Ez. 39:25-29). El reino milenial termina con la destrucción de la tierra y cielo por fuego y es seguido por el estado eterno (Ap. 21-22).
La dispensación del reino difiere de todas las dispensaciones anteriores en que es la forma final de la prueba moral. Las ventajas de la dispensación incluyen un gobierno perfecto, la presencia inmediata y gloriosa de Cristo, el conocimiento universal de Dios y el término de los tiempos de salvación, y Satanás que permanece inactivo. En muchos puntos la dispensación del reino es suprema y trae a su consumación los tratos de Dios con el hombre. En las dispensaciones Dios ha demostrado cada significado posible de los tratos con el hombre. En cada dispensación el hombre fracasa y la gracia de Dios es suficiente.
En las dispensaciones se cumple el propósito de Dios de manifestar su gloria, en el mundo natural y en la historia humana. A través de la eternidad nadie podrá levantar la pregunta de si Dios podría haber dado al hombre otra oportunidad para alcanzar la salvación o la santidad por medio de su propia habilidad. Un conocimiento de las dispensaciones es, de acuerdo a ello, la clave para el entendimiento del propósito de Dios en la historia y el despliegue de la Escritura, la cual registra los tratos de Dios con el hombre y su revelación divina concerniente a sí mismo.