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Los incendios no ceden en Australia, Aporte Hna. María Elena
Los incendios no ceden en Australia: 28 muertos y 10 millones de hectáreas quemadas
Los incendios forestales que arrasan Australia desde fines de julio de 2019 continúan sin que haya un desenlace visible en el horizonte. Los pronósticos meteorológicos de esta semana anunciaban fuertes lluvias para las costas del centro y el norte del país, pero las autoridades del Servicio contra Incendios Rurales de la provincia de Nueva Gales del Sur afirmaron que no creían que serían suficientes para extinguir todo.
Los incendios son los peores en décadas para el país oceánico. Según la CNN, hay al menos 28 muertos, 10 millones de hectáreas quemadas, 500 millones de animales afectados y más de 3 mil casas perdidas, el el saldo producido hasta el 14 de enero, un registro que se actualiza día a día, en función de los avances de las llamas.
En algunas de las ciudades más grandes, como Melbourne y Sydney, al problema de las llamas se le ha sumado el del humo. Una medición de la calidad del aire hecha en la capital del país a principios de diciembre arrojó que el grado de polución era 11 veces superior a los niveles considerados peligrosos.
Las provincias más afectadas han sido las de Victoria y Nueva Gales del Sur. En esta última, casi 5 millones de hectáreas han sido consumidas por las llamas. Para tener una idea comparativa, en los incendios de la Amazonia de 2019 se consumieron 7 millones de hectáreas. Solo en esa provincia hay más de 100 incendios activos.
Los animales están siendo severamente afectados por los incendios en Australia. / EFE
La pérdida de animales en Nueva Gales del Sur también apunta a ser significativa. Los primeros cálculos se refieren a la pérdida de pájaros, reptiles y mamíferos, con la excepción de los murciélagos. Dentro de esa proyección no se contabilizan insectos ni ranas, con lo cual el número final será significativamente mayor.
Al menos un tercio de los koalas en la región han muerto, afirman los ecologistas.
Los científicos explican a su vez que animales como los canguros, por ejemplo, no corren riesgo de extinción dado que se encuentran distribuidos a lo largo de todo el país.
En ciudades como Melbourne, el efecto del humo es otro factor preocupante a tener en cuenta. / AFP
Sequía, verano y crisis climática
Si bien Australia siempre tiene una temporada de incendios durante los meses más calurosos del año, la situación es peor ahora debido a la prolongada sequía. Los fuegos comienzan en muchos casos por causas naturales, como por la caída de un rayo en un bosque afectado por la sequía, pero también hay instancias de incendios comenzados de forma intencional.
El Departamento de Meteorología anunció en diciembre que la primavera de 2019 había sido la más seca jamás registrada. Al mismo tiempo, hubo una ola de calor durante el último mes del año en donde la temperatura superó los 40 grados celsius en numerosas ocasiones.
Según los expertos, la crisis climática también contribuye a empeorar la situación. Las condiciones climáticas vienen tornándose más extremas en los últimos años, lo que a su vez hace que los incendios comiencen más temprano y se propaguen con más rapidez.
La CNN informó que, a lo largo de 2019, numerosos expertos le escribieron al primer ministro Scott Morrison advirtiéndole de los estragos que la crisis climática podría generarle al país. Morrison se comprometió a reducir las emisiones de carbono, pero advirtió que no hay una medida unívoca que pudiera proteger al país totalmente de los incendios.
Las autoridades provinciales y nacionales están luchando por contener los fuegos desde hace meses. La provincia de Victoria declaró un “estado de desastre” en enero, mientras que Nueva Gales del Sur declaró un estado de emergencia. Estas medidas les otorgan poderes especiales a los gobiernos para redirigir recursos hacia la lucha contra los incendios. Sólo en Nueva Gales del Sur hay más de 2000 bomberos trabajando, y se espera que en los próximos días llegue más asistencia provista por Nueva Zelanda, Canadá y los Estados Unidos.
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Por qué los incendios en Australia son tan devastadores y no se detienen: tres claves que explican la dramática situación
Más de 20 personas muertas; 1.500 casas destruidas; 5 millones de hectáreas arrasadas y el peligro de que animales exóticos desaparezcan para siempre
Los números son dramáticos. La situación casi insostenible. Australia vive su peor pesadilla desde que se tenga memoria. Los incendios -algo recurrente para esta época del año- han alcanzado niveles nunca vividos: 24 personas han perdido la vida, varios de ellos, bomberos, que se transformaron en héroes, 1.588 casas destruidas, 5.500.000 hectáreas arrasadas por el fuego y 500 millones de animales muertos.
Pero, ¿por qué esta vez los incendios son tan devastadores? Las razones son varias. Las llamas han sido alimentadas por una combinación de calor extremo, sequía prolongada y fuertes vientos.
Australia está sumida en una ola de calor con temperaturas récord desde hace tres meses. Cuando promediaba diciembre y nadie creía que los incendios podían ser tan mortales, los australianos vivieron el día más caluroso de la historia: la temperatura promedio fue de 41,9 grados centígrados. Abrumador incluso para una población acostumbrada al calor. Las noticias no son alentadoras. En las próximas semanas las condiciones no variarán demasiado.
Pero este calor extremo fue acompañado además por otro factor inesperado: los fuertes vientos. Las ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora -el pasado lunes- han sido el combustible fatal para el fuego. Esto permitió que las llamas se expandieran rápidamente.
Pero no termina todo aquí: Australia atraviesa, por si fuera poco, la temporada más seca de los últimos 120 años. New South Wales y Queensland son los estados más golpeados por el fenómeno. Las lluvias son casi nulas desde principio de 2017, y su vegetación está casi muerta desde entonces. Incluso, la sequía ha afectado las áreas agrícolas más productivas del país, incluidas algunas de las que ahora están en llamas.
Aunque en esta época del año los incendios forestales suelen ser frecuentes, la experiencia actual es algo inusual y comenzaron demasiado temprano. Hacia septiembre ya se preveía que serían devastadores, aunque no parecían proyectar la actual devastación. Las llamas han emergido en todo el país en los últimos meses, afectando principalmente a cuatro de los seis estados. La costa este ha sido la más afectada.
A principios de noviembre, 1.500 bomberos luchaban contra 70 incendios en New South Wales, el estado del sudeste que incluye a Sídney. Para entonces, la tragedia que se aproximaba estaba más clara. El 11 de aquel mes, ese estado emitió una calificación de peligro de incendio “catastrófico” por primera vez en la década desde que el sistema de advertencia actual ha estado en funcionamiento.
Los incendios forestales son una característica habitual en el calendario de Australia, a menudo desencadenada por causas naturales como los rayos, y no pueden atribuirse solo al cambio climático o al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero los expertos, en esta ocasión, advierten que el clima cambiante es clave para comprender la ferocidad vivida este año.
Además, el clima en aquel continente definitivamente está mutando. De acuerdo a los datos aportados por la Oficina del Servicio de Meteorología australiana, las temperaturas ya han aumentado en más de un grado Celsius desde 1910, y gran parte del aumento se produjo desde 1950.
Los héroes que dejan su vida
Decenas de miles de bomberos, la gran mayoría de ellos voluntarios, están trabajando desde hace semanas, sin descanso. El Gobierno federal de Australia anunció la semana pasada que los voluntarios en New South Wales, así como en otros estados, si lo solicitaban, recibirían una compensación de hasta aproximadamente 4.000 dólares. Ese cambio en la política fue inicialmente rechazado por el primer ministro Scott Morrison, blanco de críticas por el accionar de su gobierno.
La semana pasada, cuando los incendios causaron una destrucción generalizada, Australia desplegó sus fuerzas armadas y pidió ayuda a los países aliados, los Estados Unidos y Canadá. La Fuerza de Defensa Australiana dijo el martes que enviaría helicópteros militares, aviones y naves militares Black Hawk y Chinook a Victoria y New South Wales, las áreas más afectadas, de acuerdo con The New York Times.
Hasta este martes, al menos 69 focos de incendio continuaban su camino por todo el territorio, sobre todo en las zonas más afectadas.
Los números de la devastación
Desde septiembre se han quemado más de 6 millones de hectáreas, el doble del tamaño de Bélgica. En comparación, casi 2,5 millones de hectáreas se convirtieron en humo en agosto en la Amazonía. Los incendios de 2018 en California destruyeron casi 800.000 hectáreas durante una de las peores temporadas de incendios forestales en este estado estadounidense.
El número de animales muertos ascendería a 480 millones, solo en el estado de New South Wales, según un estudio de la Universidad de Sídney. Una evaluación que podría ser “considerablemente más alta”, según los especialistas. Entre ellos, los koalas son los más afectados y los que corren más riesgo de extinción.
En 2009, el estado de Victoria vivió un “sábado negro” con la muerte de 179 personas en el peor incendio de la historia de Australia. El miércoles de ceniza de 1983 hubo 75 muertos en los estados de Australia Meridional y de Victoria, de acuerdo con AFP.
El drama de los koalas
La Animal Rescue Craft Guild dijo el lunes que les ha llegado una avalancha de ofertas de ayuda después de hacer un llamado a voluntarios para hacer chales para murciélagos, bolsas para canguros, nidos de pájaros, mitones de koala y otras prendas para marsupiales.
Las donaciones han llegado de lugares tan lejanos como Estados Unidos, Reino Unido, Hong Kong, Francia y Alemania. “Se está volviendo una locura”, comentó Belinda Orellana, una de las fundadoras de la agrupación, a la agencia Reuters. “La respuesta ha sido increíble”. En las últimas semanas, las llamas han arrasado 8 millones de hectáreas de vegetación en Australia, equivalentes al territorio de Austria.
Algunos expertos estiman que la cantidad de animales muertos producto de los incendios, incluidas mascotas y ganado, sería cercana a los 500 millones, además de cientos de miles de especies de fauna nativa heridas y desplazadas.
“Es con las pequeñas almas que sobrevivieron donde nosotros llegamos (…) que nuestro grupo crea y suministra artículos para los grupos de rescate y cuidadores en todo el país”, expresó Orellana, agregando que la demanda estaba creciendo y que había una necesidad urgente de donaciones de telas.
Originalmente formada hace unos meses para fabricar camas y abrigos para mascotas de perreras, la página de Facebook de la organización tiene 75 mil miembros. Muchos de los voluntarios han tejido y cosido una gran variedad de artículos, incluyendo mitones para koalas con patas quemadas y bolsas para canguros pequeños que han perdido a sus madres.
Lara Mackay, una de las nuevas voluntarias que vive en Nueva Zelanda, acaba de hacer su primera bolsa de canguro, que su gato probó en casa. “Estoy pensando hacer la mayor cantidad posible y estoy pidiendo a fábricas que donen tela para coser”, contó Mackay a Reuters.
En Singapur, Leslie Kok estaba trabajando en su cuarta bolsa para canguros y se reunió con otros voluntarios para compartir materiales y consejos. “Tejeré mientras sean necesarias las bolsas”, declaró Kok.
Más cerca de los incendios, Simone Watts, en las Montañas Azules, a las afueras de SÍdney, vio la petición de ayuda y se puso a trabajar convirtiendo fundas de almohadas en camas para murciélagos o zorros voladores. “Miré la lista de lo que más se necesita y, considerando mis capacidades de costura, decidí que podría contribuir con los chales para murciélagos”, dijo Watts.
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La mujer se quita la camisa para envolver al koala que, desorientado, trata de subirse a un árbol rodeado de llamas. Aún en sujetador, la vecina de Port Macquarie (Australia) rocía con una botella de agua al animal, que gime, para apagar el fuego de sus patas. El vídeo se hizo viral en noviembre. Desde entonces los incendios en Australia no han cesado. Han ardido 10,3 millones de hectáreas, una superficie superior al territorio de Portugal. Hay 28 víctimas mortales y 2.000 viviendas calcinadas. Lewis, como bautizaron al marsupial al que tuvieron que practicarle la eutanasia, es uno de los 1.000 millones de animales muertos en los incendios.
La cifra es una estimación de Christopher Dickman, profesor en Ecología Terrestre en la Universidad de Sídney y expresidente de la Real Sociedad Zoológica de Nueva Gales del Sur. Se basa en un estudio de densidad animal de la asociación ecologista WWF de 2007. “No hay nada que se pueda comparar con esta devastación. Es un suceso monstruoso”, declaró Dickman a la radio estadounidense NPR. “Australia tiene una de las tasas más altas de extinción de mamíferos. Y acontecimientos como este podrían acelerar la extinción de nuevas especies”.
La estimación incluye mamíferos (salvo murciélagos), pájaros y reptiles y deja fuera insectos, ranas y otros invertebrados. Algunos expertos señalan que la cifra podría ser menor dado que, al ser un cálculo por densidad de animales, Dickman no cuenta a todos los que han logrado escapar del fuego. Mientras, WWF cifra en 1.250 millones los animales afectados, incluyendo muertos, heridos y aquellos que no van a poder sobrevivir por la pérdida de sus hábitats.
En los incendios, explican los expertos, los animales no solo mueren calcinados o asfixiados. Aquellos que se entierran para salvar las llamas, como roedores y reptiles, reemergen en áreas devastadas donde no encuentran alimento o donde son una presa fácil para sus depredadores. Las aves tampoco lo tienen fácil para competir con otras que ya viven en las áreas a las que han huido. “Incluso si algunas especies no se ven afectadas por los incendios, pueden verse indirectamente afectadas por la pérdida y la ruptura de los vínculos e interacciones vitales dentro de los ecosistemas”, explica Euan Ritchie, profesor de Ecología de Vida Silvestre en la Universidad de Deakin. “Por ejemplo, las plantas que sobreviven al fuego pueden sufrir ya que sus polinizadores (insectos y murciélagos) probablemente han sido diezmados”, añade. Además, señala, surgirán otros problemas para la fauna por la erosión del suelo y la contaminación de los ríos con la ceniza de los incendios.
Este mismo lunes, la ministra australiana de Medio Ambiente, Sussan Ley, ha anunciado que el Gobierno aportará 50 millones de dólares australianos (31 millones de euros) para ayudar a la fauna salvaje dañada por el fuego. Las prioridades de esta partida serán los cuidados de los animales heridos, la protección de las especies amenazadas, el control de depredadores y parásitos que amenazan a las especies más vulnerables tras los incendios y la protección de las zonas que no se han quemado para crear “arcas” donde animales y plantas se puedan recuperar.
En plena crisis humanitaria por los fuegos, miles de voluntarios se han volcado para ayudar a los animales de su entorno. Dejan agua y alimento a su alcance o los transportan en sus coches hasta hospitales veterinarios. Algunos cuidan de koalas en sus casas o rescatan crías de canguro de las bolsas de las madres fallecidas. Asociaciones de todo el mundo están tejiendo guantes y bolsas de tela para los marsupiales heridos o huérfanos. Y el Gobierno de Nueva Gales del Sur, uno de los Estados australianos más afectados por la ola de fuegos, ha desplegado helicópteros para lanzar más de dos toneladas de zanahorias y boniatos en diferentes puntos donde habita el ualabí, un marsupial endémico. El Ejecutivo, según Efe, también ha instalado cámaras para observar el consumo de la comida por parte de los animales.
“En Australia el 80% de la fauna es endémica, no se conocen en otro lugar animales como el koala, el oposum pigmeo de montaña o el petauro gigante, por lo que las consecuencias de su pérdida son dramáticas a escala global”, explica Diana Colomina, coordinadora de bosques en WWF España especificando que en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza en Australia hay 17 que lo están por incendios forestales, y se concentran en Nueva Gales del Sur y Victoria, las zonas más afectadas por estos fuegos. “Es difícil imaginar una peor temporada de incendios forestales”, añade Ritchie, “en áreas de alto valor para la biodiversidad donde muchas especies de plantas y animales tienen un riesgo de extinción inminente y genuino”.
David Ritter, consejero delegado de Greenpeace en la región Australia Pacífico, señala entre las especies en una situación más urgente la rana Corroboree, la zarigüeya pigmea de montaña, la cacatúa lustrosa o el quol tigre. “Debido a los incendios pueden ser aniquilados”, dice. Y añade: “La mejor manera de salvaguardar el futuro de especies icónicas es limitar la expansión urbana y reducir rápidamente las emisiones, para que los incendios no se vuelvan catastróficos como este año”. Los fuegos siempre han formado parte del calendario australiano, aunque nunca tan temprano ni con tanta magnitud.
UN PAÍS CON UN 80% DE FAUNA ENDÉMICA
KOALAS. Los incendios no solo suponen un peligro para los koalas por el riesgo a morir quemados o asfixiados, sino que, debido a la pérdida de su hábitat, estos animales deben recorrer grandes distancias por el suelo, momento en el que son vulnerables al ataque de dingos, zorros o a ser atropellados. Además, gran parte de los árboles que han ardido son eucaliptos, de los que se alimentan. “Cuando las temperaturas son superiores a 40ºC y el clima es seco, la humedad en las hojas disminuye, lo que dificulta su capacidad para encontrar agua y puede provocar su muerte”, explica David Phalen, profesor de Ciencia en la Universidad de Sídney.
La ministra de Medio Ambiente australiana, Sussan Ley, explicó este lunes que los koalas, que estaban considerados una especie “vulnerable”, han recibido “un golpe extraordinario” con los incendios y que en algunas zonas del país podrían estar en peligro de extinción. El ecólogo Euan Ritchie explica que “aún quedan poblaciones importantes en áreas que han escapado de estos incendios”, por lo que la especie no correría peligro. Pero subraya que solo en isla Canguro han muerto 50.000 ejemplares. Según WWF, el koala podría desaparecer en Nueva Gales del Sur (cuya capital es Sídney) en 2050, debido a la deforestación. Dicho Estado perdió en los últimos 20 años el 25% de sus koalas, según WWF.
GANADO. No solo la vida salvaje se ha visto diezmada por los fuegos. La industria ganadera, que proporciona a la economía nacional más de 11.000 millones de euros, ha sufrido la pérdida de 100.000 cabezas de ganado por culpa de los incendios, según estimaciones de la Federación Nacional de Agricultores. Muchos granjeros se han visto obligados a sacrificar a sus animales malheridos por el fuego.
LOS MÁS PEQUEÑOS. Los insectos y artrópodos endémicos y sus hábitats también se ven amenazados por los fuegos que asolan Australia. Algunos onicóforos (en inglés, velvet worms; es decir, gusanos aterciopelados) —unos organismos que físicamente parecen orugas o babosas con patas— podrían desaparecer dado el rango hiperlocal de algunas de sus subespecies. También peligran algunos tipos de saltamontes, arañas, abejas o mariposas. Australia es una de las 17 naciones llamadas “megadiversas”, una categoría creada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. En su conjunto, estos países poseen el 70% de la biodiversidad del planeta, pero solo ocupan el 10% de la superficie terrestre. Australia aloja 250.000 especies tan solo de insectos.
ESPECIES AMENAZADAS. Aunque las imágenes más dramáticas de los grandes incendios son las de los cadáveres de los icónico canguros y koalas, la preocupación de los conservacionistas es mayor por especies menos conocidas que ya estaban en riesgo. El fuego ha devorado más de un tercio de isla Canguro, donde habitan dos de ellas: la cacatúa lustrosa negra (tras dos décadas de trabajo se había conseguido elevar su población en la zona a unos 350 ejemplares) y el pequeño ratón marsupial conocido como dunnart, tan raro que incluso algunos de los científicos que lo estudian nunca han visto uno.
La creación gime a una lo que viene. La humanidad sólo se endurece, y la apostasía ha alcanza cada día más creyentes enfriandose.
Dónde abunda el pecado abunda la Gracia (Romanos 5:20). La manifestación de la Gloria de Dios más grande nunca antes vista se viene al planeta entero.
Las enfermedades, catástrofes y violencia parecen aumentar. Conflictos y revueltas;nos acercamos al mismo tiempo que Noé, donde nadie creía hasta que cerró su puerta el Arca.
En tiempos de Jesús se vivía algo similar a lo de hoy… En tiempos de Moisés.
La vida es cíclica y todo vuelve a su origen perfecto diseñado por Dios.
Amados el Mesías viene y seremos llenos de Su Palabra, su Espíritu y su amor.
Clamemos por aquella manifestación, no por emociones sino más bien por la Gracia inmerecida de Dios en nuestras vidas y que muchos le conozcan y salven sus vidas.
Maranatha
Amen hermanito Cesar Maranatha,bendiciones a su vida!!