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Se seca el Efrautes.
Campbell Robertson
The New York Times
JUBAISH, Irak.- A través de los pantanos, de pie sobre la tierra en la que anteriormente flotaban juncos, los recolectores de juncos gritan a los visitantes de un bote que pasa cerca. “Maaku mai!”, advierten, levantando sus hoces oxidadas. “No hay agua.”
El Eufrates se está secando. Ahogado por las políticas acuíferas de los vecinos de Irak, Turquía y Siria, por una sequía de dos años y por años de mal uso por parte de Irak y sus campesinos, el río es significativamente más pequeño de lo que era hace tan sólo unos pocos años. Algunos oficiales se preocupan porque pronto puede llegar a ser la mitad de lo que es ahora.
La desaparición del Eufrates -un río que ha sido tan crucial para el nacimiento de la civilización que el Apocalipsis profetizó que su desecamiento sería un signo del fin de los tiempos- ha diezmado los sembradíos que se encuentran a lo largo de sus orillas, ha empobrecido a los pescadores y ha reducido los pueblos ribereños a medida que los granjeros han partido hacia las ciudades en busca de trabajo.
Son los pobres quienes más están sufriendo, aunque todos los estratos de la sociedad están sintiendo los efectos: jeques, diplomáticos e incluso miembros del Parlamento que regresan a sus haciendas después de semanas en Bagdad.
A lo largo del río, los campos de arroz y algodón se han convertido en tierra cocida. Los canales se han transformado en cursos de agua poco profundos, y los botes pesqueros descansan en tierra seca. Las bombas que deben alimentar las plantas de tratamiento de agua cuelgan sin punto fijo sobre charcos marrones.
Las causas del desecamiento
La sequía está ampliamente extendida sobre Iraq. El área sembrada con algodón y cebada en el norte del país está por debajo del 95% de lo habitual, y las plantaciones de dátiles y de cítricos del Este están resecas. Los últimos dos años las lluvias han estado por debajo de lo normal y han dejado los reservorios secos.
Las sequías no son infrecuentes en Iraq, aunque las autoridades dicen que se han vuelto aún más frecuentes en los últimos años. Pero ésa no es la única causa del desecamiento del Eufrates. Existen por lo menos seis represas sobre el Eufrates en Turquía y Siria, según las autoridades iraquíes, pero en ausencia de tratados o acuerdos, el gobierno iraquí sólo puede rogar a sus vecinos que permitan el paso del agua.
Recientemente, el ministro de Aguas anunció que Turquía duplicó el flujo de agua hacia el Eufrates y así salvó la temporada del algodón de algunas áreas. Aunque Turquía acordó mantener ese flujo o incluso aumentarlo, no hay ningún compromiso que obligue a ese país a cumplir con ello.
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