El mercado estadounidense de renta fija ha comenzado a enviar el siguiente mensaje: los riesgos inflacionarios están en alza y la Reserva Federal (Fed) demoraría más de la cuenta en tomar cartas en el asunto. Esto podría marcar un significativo punto de inflexión en la recuperación de la economía estadounidense.





Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE.UU. saltaron la semana pasada a su nivel más alto desde el primer semestre del año pasado. Los rendimientos de los papeles a 10 años sobrepasaron 3,5% y los de vencimiento a 30 años superaron 4,7%, lo que a algunos interpretan como el preludio de un alza más pronunciada de las tasas.


Las tasas de largo plazo han estado subiendo gradualmente en respuesta a la mejora de la economía estadounidense y el aumento en los precios de las materias primas. En las últimas jornadas, sin embargo, el alza de los rendimientos se aceleró, algo que muchos atribuyen a la preocupación por la posibilidad de que la Fed pueda estar subestimando las presiones inflacionarias y se demore en controlarlas.


La inflación es nefasta para los tenedores de bonos, porque erosiona el valor fijo de sus retornos y reduce el precio de los bonos. Las tasas de corto plazo, que son más sensibles a las decisiones de la Fed, se han mantenido relativamente estables, lo que provocó que la diferencia entre la deuda a dos años y a diez años haya alcanzado su mayor nivel desde febrero de 2010.


Una “curva de rendimiento” tan inclinada es habitualmente una señal de optimismo sobre la economía y la bolsa. Sin embargo, también puede sugerir que los inversionistas advierten el riesgo de un sobrecalentamiento. Aunque la mayoría de los observadores confía en que la Fed se adelantará a las presiones inflacionarias, los escépticos están exacerbando una oleada de ventas en el mercado. “A mucha gente le parece que la Fed no va a atacar la inflación desde un inicio”, dice Ira Jersey, estratega monetario del banco de inversión Crédit Suisse. “No lo creemos, pero la futura realidad económica no siempre tiene un impacto significativo en lo que ocurre en el mercado”, consideró.


El rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años terminó el lunes a 3,640% luego de alcanzar el viernes su nivel más alto desde el 3 de mayo. Esto significa que los efectos de los sobresaltos de 2010, que hicieron que los inversionistas se refugiaran en los bonos del Tesoro, han sido superados.


La mayor parte del mercado sospechaba que la prolongada racha alcista en los bonos del Tesoro estadounidense estaba llegando a su fin. Lo ocurrido en las últimas sesiones se parece un poco a lo que pasó el primer semestre del año pasado, cuando los rendimientos subieron a medida que la economía comenzó a cobrar impulso para después caer bruscamente a raíz de la crisis de la deuda europea.


Pero también hay indicios importantes de que el incremento en las tasas de interés de largo plazo sería el comienzo de una tendencia de más largo plazo. La Fed ni siquiera está a medio camino en su programa de compra de US$600.000 millones en bonos, los precios de los commodities se han disparado y la recuperación económica ha estado en curso durante un año.


Las tasas también están subiendo por la persistente preocupación respecto a las finanzas del gobierno estadounidense. “Mientras más bonos emiten y más capital captan, menos favorable será la situación del mercado de bonos”, dijo Todd Calvin, vicepresidente de productos de tasa de interés en MF Global.