Nov 22, 2011

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EL PERDÓN

Dios les bendiga amados (as) hermanos (as):

Desde hace unos dias a la fecha, he visto entre comentarios personas que se sienten indignas de ser perdonadas por DIOS por las maldades que hayan hecho en su pasado. He encontrado esta interesante enseñanza en la que pido a DIOS que pueda ser de mucha bendición para las personas que se sientan afectadas por su pasado. DIOS les llene de PAZ.

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EN EL DESARROLLO DE ESTE TEMA COMPRENDERAS QUE ES NECESARIO PERDONAR A TU PROJIMO Y A TI MISMO PARA SENTIR PAZ INTERIOR RECORDANDO COMO DIOS TÉ A PERDONADO A PESAR DE TUS INIQUIDADES.

 

EL PERDON A TI MISMO

“Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados” (Isaías 43:25).

Si Dios te ha perdonado debes aprender a aceptar el perdón para ti mismo. Perdonarte a ti mismo es amarte a ti mismo. La falta de perdón hacia tu persona se debe a un sentimiento de culpa muy profundo que te induce a castigarte para acallar tu dolor. Una forma de castigo a que te sometes es no perdonarte a ti mismo. Debes recordar siempre que en la cruz quedó la culpa por todos tus pecados. El perdón para ti mismo es un regalo de Dios por medio de su GRACIA.

 

No debes sentirte más indigno (a) y culpable: Perdónate a ti mismo y recibe la libertad que te da el perdonarte, e inicia una nueva actitud ante la vida.

PARA REFLEXIONAR:

¿Crees en el fondo que no mereces las bendiciones que Dios te ofrece?

¿Si crees que te has perdonado a ti mismo, porque te auto castigas con reproches o negándote lo bueno?

PARA RECORDAR:

“Desde lo más profundo, Oh Señor, he clamado a ti.¡ Señor, oye mi voz! Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas. Señor, si tuvieras en cuenta las iniquidades ¿Quién, oh Señor, podría permanecer? Pero en ti hay perdón para que seas temido” (Salmo 130: 1- 4).

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PERDON A OTROS

“Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre Celestial os perdonará a vosotros, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones” (Mateo 6: 14,15).

El Señor nos ha dicho en su palabra:

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. Y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12: 30,31).

No vives solo; eres un ser que se relaciona con el prójimo, ya sea la familia, los compañeros de trabajo, la sociedad. Las relaciones con los otros, siempre producen conflictos debido al egocentrismo, lucha por el poder, y el pecado.

Para relacionarte adecuadamente con los demás y poder resolver tus conflictos y sobre todo que te puedan entender es necesario comunicar claramente tus necesidades y al mismo tiempo escuchar las necesidades de los otros. Debes aprender a amar a las personas con las que te relacionan, sin juzgar severamente y aceptándolos con defectos y virtudes porque también tú eres imperfecto. Y para que esto suceda debes… amar a tu prójimo.

“Amarás a tu prójimo…”es el segundo mandamiento que el Señor te da y tiene la misma importancia que amarte a ti mismo: Para amar a tu prójimo como Jesús te ha amado tienes que recibir el amor de Dios en tu corazón, para poder llenar el vacío que sientes. Es imposible dar a otros amor si dentro de ti solo tienes odio y dolor.

El amor verdadero que nace en Dios te hace capaz de amar a tu prójimo y te prepara para el perdón que es la llave que Dios usa para que puedas salir de la prisión de la ira y el rencor. La tierra del perdón nace en el amor de Dios, nace en la luz del señor y esa luz la proyectarás en tu prójimo y tus enemigos.

 

La Biblia dice:

“Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11).

El que aborrece, odia y tiene rencor contra su prójimo está en tinieblas, lo que significa que aún no tiene a Dios en su corazón porque el odio es contrario al amor, y Dios es amor, como está escrito:

“El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8).

“Si alguno dice: yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto. Y este mandamiento tenemos en Él; que el que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 4: 20,21).

“El que dice que está en la luz pero aborrece a su hermano hasta ahora está en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz y no hay causa de tropiezo en él. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas y no sabe dónde va porque las tinieblas han cegado sus ojos” (1 Juan 2: 9-11).

Por esto es necesario primero amar a Dios. Porque para amar hay, primero que tener amor y para tener el amor es necesario adorar a Dios y recibir su amor como Él te lo ha dado: en forma incondicional. Sometido al señorío de Dios tendrás el fruto en tu alma:

Y el fruto de su Espíritu es amor:

“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad”(Gálatas 5: 22).

También debes aprender a expresar el amor correctamente: Amar no es suficiente, es necesario también expresar ese amor hacia los otros en forma adecuada, en libertad: “No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18). Un obstáculo que debes derribar para expresar el amor, es el orgullo y los patrones de conducta practicados desde niño, que te impiden mostrar el amor hacia los otros. Cuando desees expresar el amor a otros, no debes recordar si te han dado amor sino debes pensar que: “Es más bienaventurado dar que recibir” (Hechos 20:35). Porque cuando das en forma incondicional siembras la semilla del amor que dará su fruto a su tiempo. Si amas as tu prójimo debes también amar a tu enemigo, escucha las palabras de Jesús que te hablará por medio de su Santo Espíritu…

 

Jesús dijo:

“Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque ¿Si amáis a los que os aman, que recompensa tenéis? ¿No hacen también lo mismo los recaudadores de impuestos? Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿Qué hacéis más que otros? ¿No hacen también lo mismo los gentiles? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mateo 5:44-48).

Amar a los que te aman es fácil. Pero es difícil amar al que te ha hecho daño en tu hoy o en tu ayer, pero es necesario hacerlo para poder ser libre.

 

Amar a tu enemigo solo es posible amando como Dios te ha amado a ti: En forma incondicional a pesar de tus iniquidades. Si entiendes y aceptas el amor de Dios entonces entenderás y podrás hacer, lo que humanamente sería imposible, amar al que te ha hecho daño.

 

Esto es necesario para poder ser libre de la atadura que te une con los que te han herido. Esta atadura es construida por medio del odio, los sentimientos de venganza, los resentimientos. Porque estos sentimientos te traen soledad, frustración, hostilidad hacia los demás, desconfianza y la imposibilidad de relacionarse adecuadamente con tu prójimo o familia, contigo mismo y sobre todo con Dios. Al amar a tu enemigo eres capaz de perdonarle. El perdón es la única salida para la prisión del rencor, de la ira y la frustración.

 

También eres pecador y Jesús pagó el precio por tus pecados y te ha perdonado. ¡Qué manera más perfecta del amor de Dios!, Medita entonces cómo debe ser el amor…

PARA REFLEXIONAR:

¿Culpas siempre a otro por tu dolor y sientes ira por esa persona?

¿Le niegas un bien a alguien que te ha hecho daño?

¿Juzgas severamente a tu enemigo?

PARA RECORDAR:

“En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4: 10,11).

PARA MEDITAR:

“Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuvieras el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuvieras toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra en la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta; el amor nunca deja de ser… (1 Corintios 13:1-8).

El amor trae capacidad de perdón al prójimo y a ti mismo: Debes perdonar a tu prójimo, a tu enemigo. Debes perdonar a los que te han hecho daño, a aquellos que pecaron contra ti. Solo con el perdón te liberarás de la esclavitud de la ira hacia otros y te sentirás digno y limpio ante Dios y los hombres. Y ante ti mismo. ¿Pero… te estarás preguntando como podrás perdonar a alguien que he ha hecho tanto daño? Por ti mismo es imposible, pero entendiendo que también has sido pecador y que Jesucristo te perdonó, podrás hacerlo. El perdón, sobre todo, es una decisión que realizas con tu voluntad para soltar el dolor en obediencia a la Palabra de Dios.

En el evangelio de San Mateo Jesús nos responde con respecto al perdón al prójimo:

“Señor, cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18:21).

“No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22).

Esto significa que el perdón debe practicarse cada vez que eres agredido, ofendido o no recibes el amor o apoyo que esperas. Si no perdonas irás engendrando resentimiento que va en aumento, hacia el rencor y el odio haciéndote esclavo de esos sentimientos y separándote de Dios. Estos sentimientos negativos son pecado, pues son contrarios al nuevo mandamiento que te ha dado Dios sobre el amor al prójimo (Juan 13:34).

 

El perdón trae beneficio a ti mismo y a los que te rodean. A ti mismo porque solo de esta forma te liberas de tu opresor que es la persona a la que odias, aunque esta se encuentre a distancia, porque mientras odias, tus emociones, sentimientos y metas están en función de la venganza y juicio contra tu enemigo.

 

Si quieres ser libre, entonces debes perdonar. Perdonar es una decisión, es avanzar en tu camino o quedarte paralizado por hechos que ya no se pueden cambiar. Es tu elección. Como el perdón es una decisión, lo haces con tu voluntad.

 

La empatía es importante para perdonar. Quien te ha hecho tanto daño es una persona que está dañada profundamente en su interior y es esclava de otros a través del odio y el rencor. El acto de perdonar es una verdadera batalla espiritual pues tiene dos naturalezas, pero el perdón es dirigido por el Espíritu Santo en oración porque debes enfrentar a esos sentimientos dolorosos que has tratado de evadir ya sea de tu pasado o de tu presente.

 

Perdonar a los causantes de hechos dolorosos y que puedes recordar es una decisión que puedes hacerla ante Dios cuando estés en la presencia del Señor. Pero debes también perdonar a personas que te hirieron en el pasado aun desde niño, para romper las ataduras del dolor en lo más profundo del corazón. Para esto el Santo Espíritu te irá revelando y dirigiendo a través de terapia de oración, mensajes de la Palabra de Dios, testimonio de otras personas y diferentes circunstancias que Dios utilizará para revelarte la verdad.

 

Muchos de tus conflictos emocionales tienen sus cadenas en hechos del pasado no resueltos por falta de perdón. Cuando perdonas te fortaleces espiritualmente y creces a la semejanza de Cristo.

 

PARA REFLEXIONAR:

¿Deseas el fracaso o mal a otra persona?

¿Sientes deseo de venganza?

PARA RECORDAR:

“Entonces como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro, como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad” (Colosenses 3:12-14).

ORACION: El PADRE NUESTRO

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día, y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén” (Mateo 6: 9-13).

http://www.ungidos.com/guia/27.html

  1. que hermoso ….siento un gozo muy grande en mi ser ..mientras leia el articulo sentía la presencia del espiritu santo muy fuerte en mi y a la vez le daba gracias a mi cristo por tanto amor y misericordia ..le di las gracias al dios padre por habernos amado primero y entregado a su hijo únigenito para darnos salvación y vida eterna!! amados hermanos en cristo que por medio de estas maravillosas palabras seamos edificados espirtualmente día a día…y asi llenarno sdel amor de cristo!! amén..Maranatha..

  2. cayetano vignale says:

    No lei el comentari y apesar de no deber comentar sin antes leer, lo que dire es tan solo lo que me ocurrio hoy, tan solo hace una par de horas mas o menos, como usted saben mi hija esta en pecado y no quiere arrepentirse, mas estaba escribiendo un asunto de talante espiritual para mandar a un hermano, y cuando estoy por mandarlo me llaman por telefono, era una persona que me aviasaba que mi hija habia tenido una convulsion, termine de escribir, y salimos a toda prisa a ver donde estaba y como estaba, mas era una falsa alarma, mas cuando la vi que hace mucho que no la veia y a pesar de ella estar en pecado, la agarre y la aprete tanto pero tanto que casi la asficio de tanto apretarla, yo no le dije que la perdonaba, mas creo que lo sintio, amo a mi hija, mas aborresco el pecado.

    Que Dios nos bendiga.

  3. hna. Claudia says:

    amén. cuando volví a los caminos del SEÑOR me sentia muy mal conmigo misma, si bien el amor de DIOS me rodeaba , en mi estaba la necesidad de auto fragelarme por haberme alejado de mi SEÑOR, no me daba cuenta, pero en cada oración y en mi pensamiento me sentia poco mas una basura por lo que habia hecho, y sabia con toda certeza que JESUS me habia perdonado…pero lo que no sabia?…en un servicio un instrumento mandado por DIOS me habló y dijo ” perdonate!..que YO ya te perdoné” , fué como un balde de agua, pero enseguida me di cuenta que eso que me lastimaba todo el tiempo, era mi propia falta de perdón. ¡GLORIA A DIOS! EL ABRIÓ MIS OJOS PARA PODER SER LIBRE. ..gracias hnos. por subir este tema , sé que será de edificación y liberación para muchos. DIOS les siga guiando. AMÉN.

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