PROFECIA:

A mi familia, hermanos en el Señor y amigos:


Hace poco aprendí que si vamos a Dios con la sola razón, nos hallaremos muchas veces frustrados, alejados y sin poder comprender sus inescrutables caminos, pero si nos acercamos a EL con un corazónabierto y en fé, descubriremos que nos está esperando con los brazos abiertos, listo para aceptarnos, para recibirnos y llenarnos de su amor. Que sin importar cual sean las circunstancias de nuestra vida o del mundo que nos rodea, DIOS tiene el control soberano, no sólo de los acontecimientos en el antiguo Israel (Cuyas historias como las de Pablo, Esther, José, Moisés y otros nos llenan de asombro y alientan en momentos de aflicción nuestro corazón atribulado), sino también de los sucesos que acontecen en nuestro tiempo, en el día de hoy. En medio de esas mismas circunstancias que a veces nos dejan perplejos,preguntándonos que podremos hacer o como podremos seguir adelante, pueden tener la seguridad de que el poder de Dios y su control soberano siguen a cargo de la situación y en actividad, a fin de obrar a favor de aquellos que en el han creído. Así lo manifiesta el Salmista al señalar “En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Señor, no desamparaste a los que te buscaron”. Muchos de ustedes, los que son Cristianos y perseveran en el Señor han tomado conocimiento que a lo largo de nuestro país, y también en el extranjero Dios ha estado enviando un mensaje a su pueblo. Hay profecía de dos nuevos terremotos para nuestra nación. Se ha hablado de dos grandes cataclismos, uno para el Norte de Chile y otro para la zona Centro de nuestro país. Los que no son Cristianos seguramente


no tienen de esto conocimiento y es muy probable que tampoco crean lo que se está comenzando a rumorear. Mi intención al respecto no es convencerlos de nada, ni a cristianos ni a inconversos, pero si dar testimonio de lo que yo he experimentado en el Señor para que puedan buscar a Dios con todo su corazón y pedir su propia revelación.


Por tanto, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo me dirijo a ustedes a fin de compartir tres revelaciones en sueño que el Señor ha entregado a mi vida, para que busquéis al Señor y tengáis vida, con el único propósito y anhelo en mi corazón de ensalzar y glorificar el bendito nombre de nuestro Trino Dios.


He de señalar que el mensaje del Señor lo había compartido sólo con mis seres amados, mi familia y amigos más cercanos, sin embargo, frente a la última revelación no pude acallar más mi conciencia y redacté un email para mi grupo de amigos más cercanos, email que para mi asombro fue a su vez reenviado a otras muchas personas, amigos de mis amigos y así algunos de ellos (Interesados algunos, otros incrédulos) han intentado contactarse conmigo. Mi esperanza hoy es que cada uno de ustedes se sienta movido a buscar a Jesucristo en forma imperiosa y a que espíritu de oración y clamor sea derramado en cada creyente a fin de ser guardados bajo el amparo divino de nuestro Señor Jesucristo.






                     Primera revelación.

A fines del mes de mayo de este año el Señor comenzó a hablar a mi vida,


constantemente el Señor me daba palabra diciendo: “ Jehová dio, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito” Job Cap. 1: Ver 21-B.-


Esto me preocupó en gran manera y comencé a temer que Dios llevara a su presencia a alguno de los miembros de mi familia. Por esta razón comencé a orar al Señor para que el tuviera a bien guardarnos bajo su mano poderosa, a darnos la fuerza para enfrentar toda prueba que pudiera venir sobre nosotros.


Entonces, a principios del mes de junio del 2010, en horas de la noche y estando yo dormida, de pronto el Señor me muestra que estoy de pie junto a una calle, con luz de día veo que frente a mi se alza un edificio alto,de muchos pisos y sólida estructura. Yo lo contemplo absorta, expectante y entonces comienza un gran movimiento de tierra. ¡un gran terremoto!. El sismo es tan potente que hace que el imponente edificio oscile


de un lado a otro como una pieza de elástico, entonces desde lo profundo de mis entrañas sale un clamor diciendo “¡Ten misericordia Señor que el edificio no va a resistir!”. Cuando termino estas palabras el edificio colapsa y frente a mis ojos se parte en dos y se derriba en tierra. Este sueño amados hermanos en el Señor fue confirmado por mi madre cuando a los pocos días comparte conmigo el mensaje que Dios había enviadopor un hermano a la Iglesia en La Cisterna, a fin que su pueblo clamara, hiciera oración y ayuno porque un gran cataclismo azotaría Chile. Posteriormente, también envió mensaje a mi Iglesia en “””””””””””” donde todo fue ratificado por el Señor.






Segunda revelación.


Amados hermanos, después de este sueño y de lo que había escuchado de parte de Dios el Espíritu Santo comenzó a moverme en oración y ayuno, el Señor me instaba de manera casi apremiante a que debía buscar la consagración y comunión con su Espíritu, mi familia y las personas que me rodeaban. Me instaba una y otra vez a reunir provisión y medicamentos. Entando yo en descanso la voz de Dios me hablaba y decía: “ reúne


harina, aceite, levadura seca!. Insistía la idea en mí de la harina y la levadura seca, tanto que a veces me despertaba diciéndome que había que comprar levadura seca. Había un mensaje claro en mi mente durante todo el día: ¡reúne provisión!. Entonces, estando yo en oración y ayuno a principios del mes de junio el Señor me muestra la siguiente revelación: Veo el mar. Caminaba por la Playa La Herradura de Coquimbo en compañía de mi madre, y mis dos hermanas, contemplando los cerros alrededor. Entonces escuché la voz


potente de Dios que desde el cielo decía con urgencia: ¡Huyan, Huyan a los montes!. Cuando escuché este mensaje desde lo profundo de mí ser sale esta exclamación: ¿Por qué Señor? ¿Por qué hay que huir hacia los montes?. Y Dios responde con voz potente y poderosa: ¡ Porque el terremoto ya viene!. Amados hermanos en el Señor, después de esta segunda revelación en sueño mi espíritu tuvo gran temor. Era evidente que el


Señor quiere librarnos, pero su mensaje era claro. ¡Había que huir a los montes!, medité durante muchos días en esto y comencé a pedir en oración y ayuno que el Señor tuviera de mi misericordia y me revelara el significado de estas palabras. Entonces, estándo en oración pedí palabra al Señor, quien de manera clara me habló por su palabra en

San Mateo capítulo 24: 16 al 28.


24:16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.


24:17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;


24:18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.


24:19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!


24:20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;


24:21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.


24:22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.


24:23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis.


24:24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.


24:25 Ya os lo he dicho antes.


24:26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.


24:27 Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre.


24:28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.


¡DIOS TENGA DE NOSOTROS MISERICORDIA!.






Tercera revelación.


Amados hermanos en el Señor. Durante muchos días le pregunté al Señor que significaba “Huir a los montes”,era evidente que con el gran cataclismo que azotaría esta tierra no importaba a que lugar físico pudiéramos huir, donde estuviéramos su destrucción sería terrible. Lloré amados en el Señor, implorando la misericordia de Dios. Lloré para que Jesús estuviera con cada uno de nosotros ese día terrible, lloré invocando el nombre


del Dios viviente para que enviara a sus ángeles a guardar nuestras vidas, lloré por mi padre que no conoce a Dios y que vaga por este mundo sin salvación, lloré por mi madre y hermanas, por mis abuelas, tíos, tías, primos y primas, clamé al Señor por mis amados hermanos en Cristo porque lo que ha de venir será de grande aflicción. Entonces estando en oración y ayuno, el día jueves o viernes de la semana pasada, durmiendo con mi hermana (Habíamos acordado dormir juntas por si el terremoto viniese en la noche)

,


el Señor comenzó a instarme a la oración, pero yo estaba cansada, muy cansada y hacía frío, mucho frío. Sin embargo, comencé a clamar en la cama, invocando entre el sueño al Señor. Fue cuando vino la siguiente y más impresionante revelación. El Señor me tenía sostenida entre el cielo y la tierra, desde las alturas contemplaba la cuenca de Santiago, podía ver debajo de mis pies la ciudad con sus altos edificios, las montañas nevadas, era de día y había una especie de nube que atribuí a la humedad y al smog. Yo contemplaba esto con gran interés cuando de pronto, al alzar la vista al cielo y de entre las montañas, desde la Cordillera de La Costa, vi el mar. Amados hermanos en el Señor, ví un mar gigantesco que se avecinaba sobre la ciudad. Sus olas amenazantes bramaban como queriendo engullir todo a su paso, pero un poder sobrenatural las tenía detenidas, paralizadas. Entonces de pronto, me ví en nuestro departamento,con mi hermana, huíamos de este sunamí terrible (Representación de la destrucción que ha sido declarada) que se venía sobre la ciudad, nos escondíamos en el departamento y desperté. Traté de despertar a mi hermana para contarle la visión que me había dejado sin aliento, pero ella estaba demasiado cansada para atenderme y me pidió que se lo contara al día siguiente.


El Señor ha hablado a mi vida, diciéndome que no había ningún lugar a donde ir para ser librados salvo Jesucristo. El monte al que tan insistentemente hacía referencia era la oración y que sólo aquellos que estuvieran en consagración e insistente oración y ayuno serían librados de este terrible juicio que Dios había dispuesto para esta ciudad.


Amados hermanos, amigos, ruego al Señor para que este testimonio pudiera tocar sus vidas. Todo lo que les comparto lo hago con el deseo profundo de que cada uno de ustedes sea librado de esta terrible sentencia. El Señor me apremia insistentemente para que hable de estas cosas. (No quería hacerlo públicamente, pero Dios ya me ha apercibido al respecto). El amor de Dios y su misericordia tiene detenido en los cielos esta destrucción sólo por amor a su pueblo, esperando que el pueblo de Dios se arrepienta de sus pecados, clamé, busque, se consagre, implore, ruegue por su misericordia y renuncie al mundo.


También para que interceda por los no creyentes. El juicio de Dios ya ha sido determinado y sólo nos queda estar apercibidos y orar sin cesar para ser librados por su mano poderosa. Sólo sus ángeles podrán sostener los muros de nuestras moradas, sólo la sangre del Cordero de Dios puesta por fé en los dinteles de nuestras casas podrá librarnos del ángel de la muerte. En el temor de Jehová comparto lo que he recibido de parte del Señor y al Dios eterno, creador del cielo, de la tierra, del mar y de las fuentes de las aguas, y a Jesucristo el unigénito hijo de Dios y salvador nuestro y a su Santo Espíritu, sea toda honra, toda gloria, hoy y siempre.


Que Dios les bendiga y guarde hasta su venida.

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