Jueves, 15 de septiembre del 2011

 

Dios les bendiga.

 

Hoy les vamos a expresar lo que en un momento dado Dios puso en nuestro corazón predicar en nuestra iglesia y titulamos:

NO VENDAS TU VIÑA

1 Reyes 21:13 dice:

“Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió”.

En el paso del tiempo, han llegado a nuestras vidas personas que de alguna forma u otra quisieron tomar ventaja de nuestras pertenencias y donde la envidia fue de tal magnitud que trazaron un plan para dejarnos sin nada y hacernos sufrir.

Por medio de trampas planificaron todo y utilizaron la persuasión con tal de que cediéramos todo lo que teníamos y al completar su plan malévolo, solo quedó la devastación de nuestro ser y ruina.

En una ocasión, mi vida fue impactada al ver que una persona sin escrúpulos que no le importaba nada más que los bienes materiales. No le importó el dolor que podía ocasionar y las cosas que tuviera que hacer para obtenerlas.

Viendo ese escenario vino a mi mente que tenemos un Dios que siempre tiene control de todas las cosas y no deja a sus hijos en vergüenza ni a su simiente que mendigue pan. Y cuando somos fieles Dios nos da una victoria gigantesca. Y los que nos han dañado, siempre tienen juicio de parte de Dios.

Si hacemos referencia al texto leído, el mismo comienza hablando acerca de Nabot y la viña que tenía en Jezreel, junto al Palacio de Acab el rey de Samaria. El rey Acab habló con Nabot porque deseaba poseer la viña y le pidió la misma a Nabot para hacer un huerto de Legumbres y quería darle a Nabot otra viña mejor o dinero por ella. Nabot no le quiso dar o cambiar su terreno ya que por la ley de Israel, la posesión debería quedar en manos de la familia original.

Cuando Jezabel encontró a su esposo enojado y decaído, y supo que Nabot había negado la oferta por su viña, aseguró que muy pronto la viña sería suya. Proclamó ayuno y un juicio. Dos hombres perversos fueron escogidos para testificar contra Nabot diciendo que había blasfemado contra Dios y al rey. Y de acuerdo a la ley, Nabot fue llevado fuera de la ciudad para ser apedreado hasta morir.

La traicionera Jezabel había hecho un complot contra Nabot para que pareciera haber sido ejecutado por quebrantar la ley de Jehová. Por ende, ese terreno pasaría a manos de los hijos de Nabot al morir él, pero Jezabel también mató a los hijos de Nabot (2 Reyes 9:26). La reina era una mujer vil y egoísta.

Cuando Acab iba a poseer la viña se encontró con Elías, quien lo condenó por ser asesino y ladrón. Elías profetizó que Acab mismo sería muerto al igual todo varón de su dinastía, exterminándola de esa manera. Además, el cuerpo de Jezabel serían comido por los perros de Jezreel y los descendientes de Acab no serían sepultados decentemente (versículo 24).

Cuando Acab oyó acerca de su destino se humilló ante Jehová, por lo que el Señor decretó que los juicios sobre su esposa e hijos no ocurrirían hasta pasada su muerte.

Si algo hemos aprendido de esta porción bíblica es que Dios es un Dios de amor, de gracia y misericordia, pero también es un Dios justo. El quiere que sepamos atesorar la salvación tan grande que El nos ha dado y que no la vendamos.

Si hemos pecado, Dios quiere que nos humillemos delante de El, nos arrepintamos de nuestro mal proceder y aceptemos al Señor. Quiere que nuestra vida sea un ejemplo vivo del amor de Dios.

Podrán venir muchos a tratar de robarnos la bendición de Dios, pero si estamos firmes, no cederemos nuestro legado.

En la actualidad hay una realidad y es que la mayoría de la gente no está haciendo la voluntad absoluta de Dios. Cuando están en esa condición han vendido la viña. Entonces nos preguntamos ¿por qué todo me sale mal? ¿Acaso Dios se ha olvidado de mí? ¿Por qué tenemos que pasar por tantas pruebas? Dios siempre está presto a escucharnos y a ayudarnos, aún en los momentos más difíciles de nuestra vida.

Desde el punto de vista humano, podemos llegar a pensar que Dios nos ha abandonado o quien sabe qué cosa podemos pensar. Pero Dios siempre está con nosotros.

La Palabra de Dios nos dice en Éxodo 17:10-13:

“E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. Y sucedió que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía, mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur le sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro, así hubo en sus manos firmeza hasta la puesta del sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada”.

En esta porción de la palabra, vemos por primera vez a Josué en la escena, como siervo de Moisés, peleando contra Amalec en Refidim. Mientras Moisés, (quien dependía totalmente de Dios) alzaba su mano en intersección por su pueblo, los israelitas mantenían el margen de victoria. Pero cuando Moisés bajaba la mano, prevalecía Amalec. Amalec era descendiente de Esaú, y es tipo o figura de la carne, es decir, la naturaleza adámica del hombre, vil y corrupta. Aquí vemos claramente una similitud entre la carne y Amalec. Cuando a Moisés se le cansaba la mano, venían Aarón y Hur para levantarle ambas manos (uno de cada lado). Claramente notamos como Jehová tendrá que luchar contra la carne de generación en generación. Aquí se sugieren dos modos de triunfo sobre la carne…la oración y la Palabra.

De la misma manera que Aarón y Hur le levantaban las manos a Moisés cuando Josué peleaba con Amalec, en medio de la prueba y el dolor, Dios está con nosotros levantándonos las manos en señal de victoria.

Quizás seguimos preguntándonos, ¿Por qué a mí me pasan tantas cosas? Pero Dios tiene todas las respuestas a nuestras preguntas y peticiones. En medio del dolor, del sufrimiento, está siempre el Señor dándonos aliento y nos hace comprender que sin El no somos nada, que dependemos de El totalmente.

Cuando más dolor hay en nuestro corazón, mas clamamos a Dios. Recordemos que un corazón contrito y humillado nunca ha rechazado Dios. Aun cuando hay más dolor, es cuando El desea que lo dejemos entrar a nuestro corazón. Dios quiere que confíes en El y nos dice que El nos levantará. El Espíritu Santo de Dios nos consolará y nos ministrará. El está con nosotros y permanecerá siempre en nosotros.

Juan 14:26 dice: Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Dios quiere que dejemos todo en sus manos porque El tiene el control. No quiere que nos demos por vencidos. Y sobre todo, tampoco quiere que vendamos nuestra viña.

De la misma manera que hizo Nabot, nosotros debemos de cuidar nuestra viña, que es nuestra salvación. También, debemos de cuidar nuestro testimonio con temor y temblor. Que nuestro testimonio hable tan alto que no tengamos que pronunciar palabra.

Nabot podía haber vendido su viña y sacarle dinero; la oferta estaba tentadora. Pero prefirió no venderla y morir por la causa, siendo salvo.

Nosotros los creyentes debemos hacer como Nabot. El no tuvo en poco una salvación tan grande. El no vendió su viña. Se mantuvo en lo que él creía aunque le costó su vida.

Es por tal razón que nosotros debemos de olvidarnos del yo y comenzar a hacer las cosas que le agradan a Dios. Es hora de no mirar nuestros problemas, solo dejemos todo en las manos de Dios. Es hora de orar a Dios por el hermano necesitado, por aquel que está a nuestro lado y tantas veces no le hemos escuchado. Debemos olvidarnos de usar el tiempo en discusiones vanas, en cosas que no valen la pena. Es tiempo de hacer un alto en nuestras vidas y de hacer un compromiso serio con Dios. Es hora de clamar a Dios para que El derrame su misericordia sobre el pueblo que perece por falta de conocimiento.

En este tiempo es terrible ver todo lo que acontece a nuestro alrededor, tragedias por todas partes, el menosprecio y menoscabo a la vida y a todas las reglas de nuestra sociedad.

Todos los días las páginas de los periódicos están plagadas de sangre y dolor. ¿Qué nos está pasando? Es algo que debe evaluarse y meditar en ello. Debemos buscar una solución inmediata a este problema.

Por eso es que tenemos que tener todas nuestras esperanzas en el único que nunca nos ha fallado, que es Cristo. El es quien soluciona nuestros problemas.

Cuando escuchamos de adultos y aún de jóvenes de 8 y 10 años atentando contra sus vidas, porque no encuentran solución a sus problemas optando por la vía de escape del suicidio, nos preguntamos hasta cuando seguirá esta situación. Lamentablemente esto está sucediendo hasta en los hogares cristianos y aun con más inquietud nos preguntamos ¿Qué está sucediendo?

Pero si hay malas noticias, yo les tengo una buena; no todo está perdido, aún queda un remanente fiel al Señor y a Sus principios, que no han cesado de clamar a Dios.

A ese remanente fiel es a quien me dirijo hoy, exhortándoles a que no desistan de su empeño. Que aunque sean apedreados en sentido figurado por los hombres y sus injusticias, Dios siempre estará a su lado peleando la buena batalla de la fe.

El ministerio de los cristianos es mostrar a los que andan vagando en las tinieblas donde está Dios, por eso el sentido de estar sumergidos con Dios, porque El siempre estará presente en medio de su pueblo, cuando su pueblo está reunido en su nombre.

“Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia” (Oseas 10:12)

El barbecho es la preparación de la tierra dura, que hay que ararla y desmenuzarla para que pueda dar fruto. Cuando comienza haber una distancia entre nosotros y Dios, comenzamos a sentir dificultad en nuestra relación con El, y ese es el tiempo de hacer barbecho.

Dios tuvo que trabajar duro con nuestro corazón haciendo surcos profundos y suavizando espiritualmente nuestra vida, para hacerla apta ante su presencia. Porque fuimos terreno duro y árido.

Yo no soy quien para enfatizarle a usted la importancia de mantener sus cuentas limpias y al día con Dios, eso es algo personal de usted con El. Pero si puedo decirle que debemos auto-examinarnos espiritualmente cada momento y preguntarnos ¿Cómo está mi relación con Dios en estos instantes? ¿Has sentido alguna distancia en tu relación con Dios? ¿Ya no oras, ya no lees la palabra de Dios? ¿Cuantas veces nos ha ofrecido el mundo que vendamos nuestra viña?

No prestemos atención a esos factores que nos alejan de nuestra relación con Dios, a esas pequeñas zorras que nos echan a perder la viña….. Ejemplo de esto es el aferro a lo material (anteponerlo a Dios), el Orgullo (creernos merecedores de todo), la murmuración (manchar testimonios), la Falta de reverencia y el abandono hacia las cosas de Dios (ser un hipócrita religioso), la incredulidad, la falta de confraternizaron y de amor hacia nuestros hermanos y prójimos. Todo esto nos aleja de Dios. Y a esto le agregamos la Ingratitud hacia Dios por todo lo que ha hecho en nuestras vidas.

Proverbios 6:16-19 dice: “Seis cosas aborrece Jehová, y aún siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos”.

No dejemos sin mantenimiento nuestro terreno espiritual, porque corremos el riesgo de que nuestro corazón se endurezca hacia El Señor, por las cosas vanas y estériles que nos ofrece el mundo. No permitamos que eso suceda, tengamos nuestro terreno siempre fértil y preparado para la siembra y cosecha en el Señor.

Al cristiano de hoy en día y aún al que no se ha decidido dar el paso de fe, pero que siente temor a Dios, el enemigo les está poniendo trampas por todos lados. Queriendo capturar a los redimidos y a los que ya están cabildeando su salvación. El enemigo se ha dado a la tarea de regar la trampa del pecado en todas sus formas. Por medio de la televisión, todos los medios de comunicación, la Internet, los anuncios en las calles, etc. Pero hay mucho pueblo sensato, prudente y dispuesto, que le enseñaran a esos que tienen su mano cerrada dentro de la trampa, como abrirla y escapar a tiempo de las encerronas del enemigo.

Si no tienes a Cristo en tu corazón no podrás entender lo que es conocer al Padre ni al Hijo y mucho menos al Espíritu Santo. Pongámoslo de esta forma, cuando has dejado entrar al Señor en tu corazón, conoces más de su naturaleza divina y del sacrificio que hizo Cristo por la humanidad. Muchos tienen al Evangelio como una filosofía más de vida, pero Dios es más que eso, es una experiencia de gozo continua que nunca se acaba. El nos llena con la persona de Cristo cambiando nuestra visión del mundo y lo que esperamos de la vida.

El lugar preferido de Dios, es nuestro corazón. No tenemos que tomar una nave para ir al universo a tener un encuentro con El. Tan solo busquemos en nuestro interior y ahí lo encontremos. Pero si estamos llenos de cosas vanas que han ocupado el lugar de Dios, desechemos lo vano y coloquemos a Dios en su lugar de preferencia. Démosle el primado y veremos la diferencia en nuestras vidas.

Te invito hoy a hacerle un espacio a Dios en tu corazón. Es hora de decidirte y arreglar tu vida. Examínate, escudríñate.

No hay tormenta que haga desvanecer, la confianza en Dios y Su poder. Y nos llenamos de fe cuando creemos en lo que Dios nos prometió.

Escudriña y busca en Su Palabra el pan diario y aférrate a sus promesas.

Si has aceptado a Cristo como tu Salvador, jamás pongas tu viña en venta.

Que el Señor añada bendición a tu vida.

En el amor de Cristo Jesús les bendecimos y saludamos,

Maritza y Juan David