Mar 5, 2015

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Atención, atención el circo va a comenzar!!… APOSTASIA.

 

Triste y asqueroso espectáculo de este hombre que se dice cristiano:

 

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Podemos repasar todo lo que expone en su enseñanza fraudulenta ante estas personas que por ignorancia vocean y aplauden mientras les inyectan apostasía  y herejías, que tristeza ver como  cada día miles de cristianos tibios son engañados vilmente por charlatanes, usurpadores de la lana de las ovejas incautas.

Acá ustedes pueden escudriñarlos los pasajes a los que se refiere este “mensaje”, también podrán ver la referencia al pintor que hizo el cuadro y un estudio contundente y edificante para aquellos que no desean ser burlados como estas pobres almas.

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Video compartido en :

http://www.cristianosaldia.net/index.php/Musica-y-Entretenimiento/Jesus-Adrian-Romero-dice-que-Cristo-era-divertido-y-chistoso-VIDEO.html

 A continuación debajo dejamos el video donde incluso Jesús Adrián cuenta un chiste sobre Judas y Cristo:
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El cantante y pastor Jesús Adrián Romero, dijo en una de sus predicas que Jesús era divertido y le encantaba contar chistes. En dicha predica Jesús Adrián, explicaba cómo los cristianos han querido ser más “santos” que Dios, y han olvidado el sentido del humor y disfrutar la vida así como Jesús disfrutaba del vino, las fiestas y los amigos.

 

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ESTUDIO ACERCA DE :

 

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La Cena del Señor

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Por Jack Fleming  

Capítulo 18 – La Cena del Señor

 

 

Es el eje central en la vida de la iglesia local y del creyente individualmente. También se la define en la Sagradas Escrituras como:

El Partimiento del Pan (Hch.2:42, 20:7)

La Mesa del Señor (lCor.ll:21)

La Comunión (lCor.10:16)

La Cena del Señor (lCor.10:20)

La noche antes de entregarse en las manos de los hombres impíos que habrían de crucificarle, el Señor Jesucristo reunió el grupo más íntimo de sus discípulos en un aposento alto en la ciudad de Jerusalén, comieron juntos la pascua.

Hacia el final de la comida, usando uno de los panes que había sobre la mesa (que era pan sin levadura) y una copa de vino, les dejó una lección objetiva, sencilla pero sublime y le dijo: “haced esto en memoria de mí” (Lc.22:19).

Esta reunión es de tanta importancia en la vida de la iglesia, que el Señor desde la gloria dio a Pablo una revelación especial respecto al orden y significado de la mesa del Señor (lCor.ll:23/29).

Desde el siglo primero hasta el siglo veintiuno los que han amado a su Salvador, han rodeado una mesa en la cual hay UN pan y UNA copa.

Han hecho memoria de su Redentor tras puertas cerradas de casa en casa, en catacumbas y en locales de reunión, en tiempos de persecución y en tiempos de paz, en todos los continentes y en todos los idiomas del mundo.

Es una memoria establecida. No es un recuerdo emocional que inunda nuestra alma de vez en cuando. Es un acto de voluntad, es obediencia a una orden, es algo que hacemos en determinado lugar y a determinada hora. No es una opción para el creyente, es una obligación, es un mandamiento establecidos por el Señor.

Es la reunión de mayor importancia en la iglesia y en la vida del creyente. Porque allí los que hemos sido redimidos por la sangre del Señor y hemos sido perdonados en Su sangre, nos reunimos para entregar nuestra adoración, fruto de corazones agradecidos por lo que Él ha hecho por nosotros.

La Biblia no dice que Dios busca trabajadores que le sirvan, sino claramente dice:

Jn.4:23 “el Padre tales adoradores busca que le adoren”.

Lc.10:38/42 (Marta estaba muy ocupada trabajando PARA EL SEÑOR, y su hermana María estaba a los pies de Jesús) Jesús le dijo: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.

Dios busca adoradores que le adoren en espíritu y en verdad. Ningún trabajo o servicio para el Señor es más importante que nuestra adoración.

Los cristianos primitivos amaron verdaderamente a su Señor y no desatendieron el memorial precioso de Su amor que instituyó la noche que fue entregado. Observándolos podemos decir que exactamente en la misma proporción como los santos aman a su Señor, aman su Palabra, son guiados por el Espíritu Santo, en esa proporción se deleitan en acordarse de Él en Su mesa. Se deleitan anunciando así su muerte y resurrección hasta que Él venga.

Jn.14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.

El gran contraste que existe precisamente entre el judaísmo y el cristianismo, radica en que a Israel, Dios le entregó una enorme lista de preceptos y ordenanzas expresados en ritos y ceremonias; en cambio en la iglesia se destaca la simpleza.

Para la iglesia Dios dejó únicamente dos mandamientos para que sean observados ceremonialmente: El Bautismo y La Cena del Señor, pero ninguna de los dos fueron dejados por Dios para que fueran sometidos a la consideración de la iglesia para que ésta dispusiera de ellos como bien les pareciera.

Nada fue dejado al azar ni a nuestro criterio para que el hombre los transformara según sus propias preferencias; tampoco fueron entregados a la iglesia como una propuesta de Dios, sino como un mandamiento. No son una opción sino una preciosa obligación.

Así como en el Antiguo Testamento ninguna ceremonia era acepta por Dios si no se hacía conforme a TODO lo que Dios había mandado, de igual forma, no podemos esperar menos para la iglesia.

Por ejemplo, si Moisés no hubiera levantado el tabernáculo conforme a todo lo que Dios le había mandado, jamás lo hubiera bendecido llenándolo con su Gloria. Es lo que vemos también en el caso de los sacerdotes Nadab y Abiú en Lv.10.

Ellos se presentaron al lugar que se les había mandado, se vistieron conforme a lo que él había ordenado, llevaron consigo el incensario correcto, utilizaron las especias aromáticas establecidas para tal ocasión, pero aplicaron fuego extraño que Dios no había mandado. Cumplieron con todo, excepto una cosa, según a ellos les pareció mejor, y Dios los rechazó mandando fuego del cielo.

Hoy en día no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, por este motivo no desciende ahora fuego del cielo sobre los sacerdotes de la iglesia (todos los cristianos somos reyes y sacerdotes Ap.1: 6), pero esto no significa que Dios pasará por alto nuestra desobediencia. Dice en Rm.14: 10 que todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.

En 2Cor.5: 10 también lo confirma: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” 1Cor.3: 13 “la obra de cada uno se hará manifiesta…el fuego la probará”.

Cuán importante es entonces hacer todo conforme a lo que Dios nos ha mandado, de otra forma será una pérdida de tiempo porque el fuego lo consumirá.

Dios había dispuesto que el cordero Pascual debía ser sin defecto y sin tacha, porque él representaba a Cristo quien es perfecto ¿piensa alguien que Dios hubiera aceptado un cordero ciego o cojo, porque el ofrendante pensara que eso era mejor para que el animal no siguiera sufriendo?

El razonamiento nos podría parecer muy lógico, pero Dios jamás hubiera aceptado ese sacrificio, sin importar toda la sinceridad y buena intención, porque eso habría estropeado lo que representaba, no tendría ningún valor.

Supongamos que otro israelita hubiera pensado que debido a que todos en su familia le gustaba la misma parte del animal, determinara según su propia sabiduría, en vez de presentar UN cordero, colocar chuletas de cordero ¿podría ese símbolo alterado agradar a Dios? Y ¿por qué algunos cristianos piensan que a Dios le da lo mismo si alteramos el símbolo del bautismo o el de la Cena del Señor?

El Señor ha ordenado que sea UNA copa y UN pan (el cual debe ser sin levadura). Y los que se consideran más sabios que Dios, han cambiado los símbolos según su propio criterio o beneplácito. Piensan que da lo mismo que si el pan tiene levadura o no, o que es mejor hacerlo con varias copitas individuales porque es más higiénico ¡que insulto a la Sabiduría y Soberanía del Señor!

Otros se creen más espirituales porque participan con 2 o 4 copas, pero el asunto es el mismo, eso no es lo que el Señor mandó. ¿De qué podrían servir los símbolos si estos han sido adulterados? ¿Podrán representar lo que Dios deseaba? Obviamente que no.

Mucho se ha argumentado también sobre la hora que debe celebrarse la Cena del Señor, porque algunos gustan realizarla durante la mañana, pero el solo nombre lo indica. Es “Cena” no “Desayuno” del Señor.

El vocablo “Cena” en todos los idiomas se refiere a la comida entre la tarde y la noche. Y así se entiende en las Sagradas Escrituras referente a la Pascua (que fue durante la cual el Señor estableció este mandamiento). Dice en Lv.23: 5 “entre las dos tardes, pascua es de Jehová”. Entre las dos tardes, comprende el período de aproximadamente de las 15 horas y hasta la puesta del sol.

En el relato de los cuatro evangelios, se observa que el Señor hizo salir a Judas ANTES de instituir la Cena como mandamiento. Y el evangelio de Juan añade en el capítulo 13:30 “Cuando él, pues, hubo tomado el bocado (con el cual el Señor lo indicó como el traidor), luego salió; y ERA YA DE NOCHE”. Porque habían comenzado la celebración de la Pascua antes de la puesta del sol, como lo indicaba la ley.

También Pablo, después de recibir una revelación especial del Señor Glorificado, para dejar instrucciones más precisas sobre esta ordenanza, dice en 1Cor.11:23 “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, LA NOCHE que fue entregado, tomó pan…”

La conclusión es evidente, es la “Cena” del Señor, como su mismo nombre lo establece; no el “Desayuno” del Señor como algunos pretenden cambiar según sus propias preferencias. Todo esto es “fuego extraño” que continúan añadiendo.

Lo que Dios premiará no será la grandeza de lo hayamos realizado, sino la fidelidad. Estoy seguro que todos deseamos escuchar de los labios del Señor: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”.

Los que no participan con copas individuales pero lo hacen con 2 o 4 copas, argumentan que ellos no lo pueden hacer con una sola copa como mandó el Señor, porque en su iglesia son muchos ¿Será posible que a Dios se le hubiera escapado ese detalle? ¿No creen que aquello que el hombre ha considerado olvido u omisión de Dios, pueda ser lo que el Señor dispuso para regular en forma natural el tamaño de una iglesia local?

Si han leído en la Biblia que Dios dice UNA sola copa, y juntos no pueden beber de ella todos ¿no han pensado en la posibilidad que sobrepasaron el tamaño de una iglesia local que el Señor tenía en mente cuando instituyó la Cena?

En los días del Señor había miles de discípulos, pero él escogió solamente a 12 y cerrada la puerta les entregó este mandamiento. ¿Por qué no lo hizo cuando repartió los panes a más de 5 mil personas? Resulta lógico pensar que el Señor siempre pensó en iglesias locales pequeñas. ¿Qué hubiera sucedido si los cristianos hubieran sido obedientes al Señor?

En vez de tener una sola iglesia local con 2 mil o 3 mil miembros que ni se conocen entre ellos, habría cientos de iglesias locales donde ellos no solo tendrían una comunión más real, sino que el ejercicio de los dones sería una necesidad que transformaría a los cristianos de simples oyentes, en verdaderos instrumentos del Espíritu Santo; serían iglesias activas, dinámicas, poderosas y el evangelio se habría extendido considerablemente.

Ese fue el mal que el Señor debió corregir en Jerusalén; en vez de ir y predicar el evangelio a toda criatura, se habían quedado en esa iglesia en la que habían conocido al Señor y él se vio forzado enviar una persecución para que salieran hasta lo último de la tierra; en poco tiempo conquistaron hasta el mismo corazón del imperio que los oprimía, Roma.

La noche antes de entregarse en las manos de los hombres impíos que habrían de crucificarle, durante la Pascua, cuando celebraban la fiesta de los panes sin levadura conforme a Lv.23: 6, dice en el relato del evangelio de Mt.26: 17 “El primer día de la fiesta de los panes sin levadura” tomó uno de los panes que había sobre la mesa e instituyó la Cena.

De allí comprendemos que el pan que se debe utilizar en Su mesa debe ser sin levadura, y no podría ser de otro modo debido a que la levadura siempre ha sido símbolo del pecado, y ese pan es símbolo del cuerpo del Señor que fue sin pecado.

Suponer que el asunto de la levadura no tiene gran importancia, sería lo mismo que decir que para celebrar la fiesta de la Pascua, el judío podía utilizar cualquier cordero aunque fuera con defecto, porque hoy nuestra Pascua es Cristo (1Cor.5: 7).

El Señor nos dejó una lección objetiva, sencilla pero sublime, él dijo: “haced esto en memoria de mí” (Lc.22: 19). Este es el verdadero propósito de la Cena, hacer memoria de él; es una reunión para recordarle en su muerte y en su resurrección.

No es una ceremonia que implique ningún sacrificio, porque allí no había altar; además en Heb.10: 10 aclara que la ofrenda del cuerpo de Cristo fue hecha una sola vez para siempre. Tampoco se realiza ninguna transubstanciación, ni cambio de la materia de los símbolos, en lo real ni en la imaginación de los participantes, porque eso nunca fue el propósito de la reunión.

Esto resulta obvio con la simple lectura del pasaje, Mt.26: 27 “y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque ESTO es mi sangre”. Si hubiera existido un cambio de la materia en sangre, tendría que haber dicho: ESTA es mi sangre.

El Señor jamás podría haberles dado a beber su propia sangre porque Dios ha prohibido al hombre beber sangre, y él no puede quebrantar sus propios mandamientos. Esto fue prohibido en Lv.3: 17 y confirmado para la iglesia en Hch.15: 20 y 21: 25. Dios no podría decir: “No bebáis sangre” y luego mandar “Bebed de esta sangre todos”. En él no existen contradicciones.

En el mismo pasaje de Mt. 26 lo aclara. Después de haber establecido este símbolo, ordena: “Bebed de ella todos” y dos versículos más abajo, después que hubieron bebido, en el 29 dice: “os digo que desde ahora no beberé más…(si realmente se hubiera transformado en sangre, tendría que haber dicho: No beberá más de esta sangre, pero no, dice…) “os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid”. Era vino cuando el Señor tomó la copa, fue vino lo que bebieron todos, y siguió siendo vino después que bebieron de ella; por esta razón dice al final: “No beberé más de este fruto de la vid”.

Si el Señor hubiera transformado el vino en sangre, hubiera resultado muy evidente para todos los que bebieron, como lo fue cuando transformó el agua en vino, ese fue un milagro verdadero y no el fraude de que muchos son objeto en el día de hoy. Qué insulto a la inteligencia humana, asegurar que ha habido un cambio, pero que eso es percibido únicamente con nuestra mente y no con nuestros sentidos, que absurdo.

Esto me hace recordar el fraude en la fábula que relata la historia de un sastre que fabricaba ropa para el rey, y aseguraba que únicamente podía ser vista por las personas inteligentes y sabias. El sastre hacía como si vestía al rey, pero no le colocaba nada. El rey como no quería pasar por una persona tonta, se miraba al espejo y aunque se veía completamente desnudo, halagaba al sastre por el buen gusto en su confección. 
Se paseaba por la corte y todos decían admirar la belleza del traje que el rey usaba, porque ninguno quería ser identificado como tonto. Similar a esto es el fraude de la transubstanciación.

Dicen que hubo un cambio del vino en sangre, pero no se puede percibir con nuestros sentidos, es algo que solamente se advierte por medio de la fe. Y como ningún religioso desea ser calificado como falto de fe, nadie cuestiona el fraude.

Otro tanto sucede con el pan. Fue pan cuando el Señor lo tomó, fue pan lo que comieron los discípulos, y siguió siendo pan después de la Cena. También se ve que el Señor dice: ESTO es mi cuerpo, no dice ESTEes mi cuerpo. Además todos recordamos que el Señor siempre empleó muchísimos símiles referente a su persona.

El también dijo: Yo soy la puerta, Yo soy el camino, Yo soy la vid, etc. pero nadie en su sano juicio imaginará que Jesús es una puerta de madera o metal. Todos ellos fueron figuras que empleó para comunicarse con nosotros. Creer que durante la Cena comemos el cuerpo real y verdadero del Señor Jesucristo, nos transformaría en caníbales.

Esta reunión es de tanta importancia en la vida de la iglesia, que el Señor desde la Gloria dio a Pablo instrucciones precisas respecto al orden y significado de la mesa del Señor. En 1Cor.11: 23 dice el apóstol: “Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan…”

No es una opción para el creyente, es un mandamiento del Señor. Los cristianos primitivos amaron verdaderamente a su Señor y no desatendieron el memorial precioso que él estableció. Observándolos podemos decir que exactamente en la misma proporción como los santos aman a su Señor, aman su Palabra, son guiados por el Espíritu Santo; en esa misma proporción se deleitan en hacer memoria de él en Su mesa hasta que vuelva por los suyos.

La iglesia primitiva se reunía todos los días Domingo, y esto no se debió a ningún decreto de algún papa como sostienen equivocadamente algunos. Lo leemos en las Sagradas Escrituras que ya los apóstoles se reunían los Domingo.

Dice en Jn.20: 19 “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana ( es decir, el Domingo) estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros”.

Aquí es donde los sofistas afirman: “¡Ah! Pero estaban reunidos el día Domingo por miedo a los judíos”. A lo cual uno se pregunta ¿por qué les bajó el miedo para reunirse el Domingo, y no el día anterior que era Sábado? Además, después de ese día tan especial donde recibieron el consuelo y fortaleza del Señor glorificado, no había razón para que continuaran con el miedo que les venía en ese día de la semana en particular.

Sin embargo leemos en el mismo pasaje en el versículo 26 que nuevamente, el Domingo siguiente se habían congregados y el Señor se reunió con ellos: “Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro”. Ocho días después evidentemente es el Domingo siguiente.

Aquí queda de manifiesto que se reunían ese día, no porque tuvieran miedo, sino porque esa era su costumbre, y el Señor Glorificado se reunió con ellos en ese día de la semana.

El Sábado, al igual que la circuncisión y el diezmo, fueron una señal entre Dios y su pueblo Israel; así lo dice expresamente referente al Sábado en Ex.31: 13 “Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdadvosotros guardaréis mis días de reposo” Y continúa en el versículo 17: “Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel”.

El ejemplo bíblico nos señala claramente que la iglesia primitiva se reunía para celebrar la Cena, el día Domingo.

Dice en Hch.20: 6-7 “y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura, navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente”.

Y es aquí donde los judaizantes modernos, tuercen nuevamente las Escrituras diciendo que los cristianos estaban reunidos para escuchar a Pablo. En forma muy clara dice que se hallaban reunidos el Domingopara partir el pan. Es verdad que Pablo estaba para salir al día siguiente y que en esa ocasión les habló largamente después de la Cena.

Pero si Pablo estaba apresurado porque debía salir al día siguiente, es una prueba más que no se reunían los Sábado, porque no lo hicieron durante el día Sábado para que Pablo tuviera más tiempo, sino que aguardaron hasta el Domingo aunque el apóstol debía partir el Lunes.

Resulta evidente que la iglesia del Nuevo Testamento celebraba la Cena los días Domingo. Además leemos en 1Cor.16: 1-2 “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”.

¿Por qué la ofrenda debía ser recogida únicamente el día Domingo? Lógicamente porque ese era el día en que se reunía la iglesia. Tenían otras reuniones durante la semana, pero Dios ordenó recoger las ofrendas el día Domingo porque en ese día se encontraba toda la iglesia celebrando la Cena del Señor.

Y es aquí donde queda de manifiesta la inconsecuencia y el comercio que hoy hacen con la fe, Dios manda hacer la Cena del Señor todos los Domingos y también recoger las ofrendas los días Domingo.

Los hombres cambian lo establecido por Dios diciendo: “No es prudente tener la Cena del Señor todas las semanas porque se transformaría en una rutina, mejor hagámosla cada tres meses o una vez al año, y si es durante la fiesta de Pascua de resurrección que ha indicado la iglesia católica, mucho mejor”.

Con justa razón uno se pregunta ¿qué van a ir hacer al cielo esta clase de creyentes que encuentran rutinario adorar y hacer memoria del Señor, cuando esa será la ocupación de la iglesia por toda la eternidad?

Resulta muy evidente donde están puestos sus corazones, porque cambian arbitrariamente lo dispuesto por Dios para no celebrar la Cena todos los Domingo porque lo encuentran rutinario, pero curiosamente no encuentran rutinario recoger las ofrendas todos los Domingo dos o tres veces, sino que repiten eso durante todas las reuniones de la semana. Qué insulto y degradación hacen de lo santo, de lo que Dios ha ordenado en su Palabra.

Resumiendo, el orden establecido por el Señor para su iglesia es como dice en Hch.2: 41-42 “Así que los que recibieron su Palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas, y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”.

1º La salvación -Los que recibieron su Palabra.

2º El bautismo -Fueron bautizados.

3º Integrados a la iglesia local -Se añadieron aquel día.

4º Perseveraban en la doctrina de los apóstoles -En el estudio y obediencia de la Palabra de Dios.

5º La comunión unos con otros.

6º La Cena del Señor y las oraciones.

A la luz de este pasaje podemos ver que la Cena del Señor es restringida en cuanto a la fe, solamente para los creyentes que han nacido de nuevo. En cuanto a la doctrina, a la pureza de la obediencia de las enseñanzas bíblicas. El bautismo, que sea de acuerdo a lo que el Señor mandó: (Mt.28: 19) “En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

La identificación en una iglesia local para gozar la comunión los unos con los otros, indispensable para sentarnos los hermanos juntos y poder disfrutar de la mesa del Señor como un solo cuerpo en Cristo, como dice en Ef.4: 4-5 “un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo”.

Aquellos que procedan de otra iglesia local y que no sean conocidos por la congregación, deben traer cartas de presentación. Este es el ejemplo bíblico:

Hch.18: 27 “escribieron a los discípulos que le recibiesen”.

Rm.16: 1-2 “os recomiendo…a nuestra hermana Febe..que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos”.

2Cor.3:1 “¿tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros? “

De este último pasaje se desprenden dos verdades. Primero, que era una práctica entre los hermanos llevar una carta cuando visitaban otra congregación. Segundo, que ésta no era necesaria cuando el hermano era conocido en la iglesia que visitaba.

Hoy existen algunas asambleas que dan muy mal uso de estas cartas. Las manipulan para ejercer control sobre los hermanos, desvirtuando el propósito para el cual Dios las recomendó.

Nunca fue el objetivo colocar dentro o fuera de la comunión al que la portara o al que no pudiera presentarla. Algunos han tergiversado el uso bíblico de estas cartas para transformarlas en un instrumento depoder que les otorga a los líderes que las firman; el poder de aceptar o rechazar a la comunión de los santos, transformando la mesa que debería ser del Señor, en sus propias mesas.

Dios dice en su Palabra (1Cor.11: 28) “pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa”. Nadie ha recibido del Señor la autorización para probar a otro.

Es verdad que Dios manda excluir a aquellos que andan desordenadamente, pero esta aprobación no proviene de una carta que alguien pueda exhibir, sino de la autoridad de las Sagradas Escrituras. Si un hermano dice estar en plena comunión con el Señor ¿quién es el hombre para dudar de su palabra y no aceptarlo a la mesa que debería ser del Señor?

Si la persona miente, es él quien come y bebe juicio para sí. Lógicamente si sabemos que alguien vive en un pecado que no ha sido arreglado con el Señor, y éste es uno de los pecados que el Señor ha considerado como indigno para que el tal este a su mesa; es el Señor quien lo excluye hasta que arregle ese pecado con él.

Por ejemplo, en 1Cor.5: 11 se mencionan seis pecados específicos y el Señor añade en el verso 13 “quitad a ese perverso de entre vosotros”.

Personalmente me tocó conocer muy de cerca una de estas actuaciones farisaicas del abuso de estas cartas. El hermano pecó y se fue al mundo, estuvo alejado de Dios y de la comunión de sus hermanos; pero un día no pudo resistir más el llamado del Espíritu Santo y fue quebrantado por el Señor. Fue perdonado por Dios, pero sus “hermanos” nunca lo perdonaron.

Procuró regresar a la comunión de la asamblea, les confesó su pecado y cómo el Señor lo había restaurado, se sentía como el hijo pródigo que regresaba. Pero la respuesta de esos líderes religiosos fue muy similar a la actuación del hermano del hijo pródigo. En vez de admitirlo con gozo a la comunión, comenzaron a tramitarlo pidiéndole la famosa carta que rige en su sistema.

Le ordenaron regresar a la asamblea donde había salido hace muchos años para que pidiera esa carta. El hermano se sometió, fue a esa iglesia, donde le dijeron que no podían otorgársela porque había salido hace mucho tiempo y se había ido al mundo.

Siguió asistiendo regularmente allí por varios meses; en repetidas oportunidades solicitó su carta para ser admitido en la segunda asamblea, y nunca se la dieron. Dios perdona, pero ellos no.

La carta que menciona la Biblia tiene como único propósito, presentar al hermano que se traslada desde un lugar a otro, y la iglesia no le conoce. Pero dice el apóstol Pablo en 2Cor.3: 1 que debido a que él ya es conocido por los hermanos, no necesita de esa carta. Así debería ser con todos los hermanos que ya son conocidos.

Es evidente que la iglesia debe guardar el buen orden a la mesa del Señor, porque Dios es Dios de orden. El Dios Santo bendecirá con su presencia solamente a aquellos que anden en santidad, él dice: “Sed santos, porque yo soy santo” “sed santos en toda vuestra manera de vivir”.

De manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere de esta copa indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por lo tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.

No se está refiriendo a la dignidad personal, porque no habría nadie digno, sino a la manera indigna de participar, con liviandad, haciéndolo solamente por tradición, porque esa es la costumbre o por complacer a un familiar, limitándose a hacer acto de presencia, sin discernir el sacrificio de nuestro Salvador, sin valorizarlo ni entregando una adoración genuina que brote de un corazón agradecido.

Cuando hemos pecado, no se nos manda apartarnos de la mesa, sino que la exhortación es que nos examinemos a nosotros mismos (no a los demás) y que arreglemos cuenta con el Señor antes de venir a la Cena. Que lavemos nuestros pies del polvo del mundo, esa fue la lección objetiva que nos dejó el Señor; pero algunos continúan vanamente lavando literalmente sus pies en un lavatorio.

Al igual que Nicodemo, no han podido entender la metáfora, la verdadera lección espiritual que el Señor nos entregó en esa ocasión.

Concluyo, la Cena del Señor es la reunión que debe hacer la iglesia cada día Domingo, para hacer memoria de él. Esto es lo que los cristianos que desean ser fieles al Señor harán hasta que él vuelva.

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http://www.estudiosmaranatha.com/manbiblico/manbib_c18.html

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Citas bíblicas

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Institución de la Cena del Señor

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(Mr. 14.12-25; Lc. 22.7-23; Jn. 13.21-30; 1 Co. 11.23-26)

17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?

18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.

19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.

21 Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?

23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.

24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él,D)” data-cr=”#ces-RVR1960-24080D” style=”box-sizing: border-box; font-size: 0.625em; line-height: 22px; position: relative; vertical-align: top; top: 0px;”> mas !!ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.

25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.

26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.

27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;

28 porque esto es mi sangreE)” data-cr=”#ces-RVR1960-24084E” style=”box-sizing: border-box; font-size: 0.625em; line-height: 22px; position: relative; vertical-align: top; top: 0px;”> del nuevo pacto,F)” data-cr=”#ces-RVR1960-24084F” style=”box-sizing: border-box; font-size: 0.625em; line-height: 22px; position: relative; vertical-align: top; top: 0px;”> que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

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Jesús anuncia la traición de Judas

(Mt. 26.20-25; Mr. 14.17-21; Lc. 22.21-23)

21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.

22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.

23 Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús.

24 A éste, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba.

25 El entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?

26 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.

27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.

28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.

29 Porque algunos pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.

30 Cuando él, pues, hubo tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.

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Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja

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¿Realmente qué significa Mateo 19:23-26? ¿Está enseñando que los ricos no pueden creer en Cristo, mientras que los pobres si pueden hacerlo con mas facilidad?

 

Otra pregunta interesante. Leamos Mateo 19:23-26 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. 25Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.”

 

Este pasaje suscita algunos interrogantes:

 

¿Está Jesús enseñando la salvación por obras al decirle al joven rico que guarde los mandamientos y que dé todas sus riquezas a los pobres, si quiere entrar a la vida eterna?

¿Jesús afirma que los hombres ricos prácticamente no pueden entrar al reino de Dios, al menos que den sus posesiones a otros?

¿Cuándo Jesús habló del ojo de una aguja y del camello se refería literalmente a lo que entendemos hoy por esos elementos, o hablada en sentido figurado?

 

Respondamos la primera pregunta. ¿Enseña aquí Jesús la salvación por obras? El joven pregunta a Jesús ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? A esta pregunta Jesús no responde diciéndole que debe arrepentirse de sus pecados y poner toda su confianza en el redentor, sino que le dice ¨Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Esta es una respuesta difícil de entender para nosotros con una mentalidad evangélica que creemos en la doctrina bíblica de la sola fe, de la sola gracia y de solo Cristo. Creemos que las Escrituras enseñan la salvación por gracia a través de la sola fe en Cristo. Para ser salvo no es necesaria ninguna obra. Como dice Pablo en Efesios, Sois salvos por gracia, no por obras. Pero, entonces, ¿Porqué Jesús responde a este joven que está sinceramente interesado en su salvación que guarde los mandamientos, es decir, que haga obras y así recibirá la vida eterna?

 

La pregunta del joven rico muestra que estaba equivocado en su concepción sobre cómo el hombre puede ser salvo, él creía en la salvación por obras. ¿Qué debo hacer para ser salvo? Estaba convencido que la salvación era resultado de sus buenas obras o su obediencia a ciertos mandatos. Ahora, si el hombre piensa que podrá ser salvo haciendo buenas obras es necesario preguntarse cuáles son las obras que Dios considera buenas, la respuesta segura es que éstas son especificadas en la Santa Ley de Dios, es decir, los Diez mandamientos. Ellos son un resumen de lo que Dios considera bueno y agradable. Así que si este joven cree que debe hacer algo para obtener la salvación, este algo debiera ser guardar los mandamientos. “SI quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”. Jesús está respondiendo a este joven de una manera que le conduzca a darse cuenta de  su incapacidad para cumplir de manera perfecta los mandamientos de la Santa Ley de Dios y por lo tanto, su salvación no dependerá de lo que puede hacer, sino de la gracia de Dios. Jesús le menciona algunos de los mandamientos a lo cual el joven responde que los ha cumplido. Pero lo que continúa en su respuesta, nos da a entender que el joven, en el fondo de su corazón, era conciente de no haber cumplido a la perfección los mandamientos, y siguiendo con su error de salvación por obras, vuelve a preguntar a Jesús¿Qué me falta todavía? Como dice William Hendriksen “Aquí la limpieza superficial está luchando con el profundo descontento. Este joven trata de hacerse creer a sí mismo que todo está bien; sin embargo en su interior está prácticamente turbado. La Biblia dice que Jesús le amó, pero su amor le lleva a tocar las partes sensibles de este joven. Él pensaba que podía ser lo suficientemente bueno para obtener la vida eterna, pero ni aún sus buenas obras o su obediencia a la ley podrían ayudarle en nada, pues no lo estaba cumpliendo a cabalidad, ya que su corazón estaba inquieto e insatisfecho. La respuesta de Jesús no tiene como fin hacerle creer que el hombre puede hacer algo para obtener su salvación, sino lo contrario. Ningún hombre podrá hacer, en su carne, lo que agrada a Dios de manera perfecta, porque como dice Isaias 64:6 “todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia”. Es por eso que el apóstol Pablo, hablando a algunos judíos que creían en la salvación por obras, les dice: “Ya que por las obras de la ley  ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. (Rom. 3:20) y en otros pasajes habla sobre la imposibilidad de cumplir perfectamente la Ley de Dios. También Santiago afirma “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos” (2:10). Es decir, si alguien piensa que podrá obedecer la Ley, de tal manera que agrade a Dios y obtenga así su salvación, el tal debe darse por perdido, pues ninguno, solo Cristo, ha podido cumplir de esta manera la Santa Ley de Dios. 

 

Ahora, con el fin de no dejar confusión en los oyentes es necesario aclarar lo siguiente. Si bien es cierto que la salvación es solo por la gracia de Dios que se recibe mediante la fe, también es cierto que los creyentes somos llamados a guardar los mandamientos de la santa ley de Dios, porque ahora gozamos de la nueva vida que produce Cristo en nosotros, por la presencia del Espíritu y él nos ayuda a obedecerlos, no para ser salvos, sino porque somos salvos. Jesús dijo “Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Mateo 5:18-20

 

Ahora pasemos al segundo interrogante que suscita este pasaje: ¿Jesús afirma que los hombres ricos prácticamente no pueden entrar en el reino de Dios, al menos que den sus posesiones a otros?

 

Veamos que fue lo que dijo Jesús: “De cierto os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo que es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Mateo 19:23-24.

 

Jesús declara estas palabras luego de decirle al joven rico “Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme”. (v. 21), luego el relato bíblico dice que “Oyendo el joven esta palabra se fue triste, porque tenía muchas posesiones”. (v. 22)

 

Podemos preguntarnos ¿Por qué Jesús puso estándares tan altos para este joven? ¿Por qué le exige que venda todas sus posesiones y las de a los pobres? ¿No estaba siendo Jesús muy exigente para con este muchacho rico? Realmente Jesús estaba tratando con el orgullo espiritual de este joven. Él pensaba que podía alcanzar la salvación a través de sus buenas acciones, pero Jesús sabe que esto es imposible para el hombre. Él vino para dar su vida en rescate de los que estaban muertos en sus delitos y pecados, porque ningún hombre podía agradar totalmente a Dios mediante sus esfuerzos personales. Jesús es el cordero pascual que sería sacrificado en lugar de los pecadores que se consideran incapaces de alcanzar el favor divino por sus mejores acciones, y acuden humillados ante la gracia salvadora de Dios. Este joven sinceramente estaba interesado en su salvación, pero confiando en el orgullo de sus buenas obras. Él no venía a Jesús buscando su perdón, no, él quería un instructivo de todas las buenas obras que debía hacer para alcanzar la salvación. Este joven desconocía que “la salvación es de Dios”, él no podía exclamar como el salmista “En Dios solamente está acallada mi alma, de él viene mi salvación” (62:1), ni podía unirse al cántico de la multitud en Apocalipsis que clamaba a gran voz “La salvación pertenece a nuestro Dios”. (7:10).

 

Cuando Jesús le pide que venda todas sus posesiones y las de a los pobres quería mostrarle la realidad oscura de su corazón orgulloso. La Biblia dice que Jesús le amó. El amor verdadero, es decir, el amor que es conforme al corazón de Dios, no calla ante el pecado, sino que denuncia la desobediencia con el fin de buscar despertar el espíritu impenitente para que así sea conducido a un arrepentimiento verdadero. Esto es lo que Jesús busca en el joven rico. Que su corazón se despierte frente a la realidad de la inutilidad de su confianza religiosa depositada en las buenas obras y no en Dios. Jesús quiere decirle a su corazón que realmente no ha cumplido los Diez mandamientos en el espíritu verdadero de la Ley. Él se ha afanado por cumplir externamente con sus deberes religiosos y sociales, pero su corazón no ha estado conectado con el espíritu correcto de la obediencia. Su corazón ha estado apegado a las riquezas materiales, su placer ha sido servir al dios mamón, pero si él quería realmente servir a Dios debía abandonar su antiguo culto a las riquezas, pues “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. (Mateo 6:24). Este joven había contestado rápidamente a Jesús afirmando haber cumplido con la totalidad de los mandamientos, pero, al parecer los había cumplido superficialmente ¿Habría amado al prójimo como a sí mismo, cuando le duele en su corazón dar sus riquezas a los pobres?

 

Quisiera aprovechar este momento para dar algunas aclaraciones respecto a la solicitud que hace Jesús a este joven rico para que venda todas sus posesiones y las de a los pobres. No es común en las Escrituras encontrar este tipo de demandas. Dios no le pide a todos los creyentes ricos que vendan todo y lo entreguen a los pobres. Como dice William Hendriksen “La demanda que Jesús había hecho a este hombre confundido era adecuada en la circunstancia particular y al estado de mente del joven. El Señor no pide a toda persona rica- por ejemplo a Abraham (Gn. 13:2) o a José de Arimatea (Mt. 27:57)- que haga exactamente lo mismo Hay personas opulentas que, hablando en general, están viviendo para sí mismos. Lo que ellos contribuyen para la causa de los demás está completamente fuera de proporción con lo que ellos conservan para sí mismos. Sin embargo hay otras personas ricas que están dispuestas a desprenderse de todo para ayudar a los demás, incluyendo aún a los que no son generosos (Gen. 13:7-11; 14:14); y quienes, motivados por la gratitud, están constantemente edificando altares y dando ofrendas a Dios (Gen. 12:8; 13:18; 15:10-12; 22:13).

 

Por otro lado la demanda de Jesús nos deja ver un aspecto social olvidado por las iglesias latinoamericanas en este siglo. Jesús no le pide a este joven rico que venda lo que posee y se lo de a su ministerio, el cual de seguro necesitaba el apoyo de los demás como lo deja ver Lucas 8:1-3, no le pide que “siembre” su dinero en la construcción de un grande y lujoso templo para la iglesia de Jerusalén, NO, él dice que de su dinero a los pobres. Los pobres siempre han estado en el corazón del Señor, veamos los siguientes pasajes:

 

Sal. 10:12 “Levántate, Oh Jehová Dios, alza tu mano; No te olvides de los pobres”

Sal. 12:5 “Por la opresión de los pobres…. Ahora me levantaré, dice Jehová”

Sal. 112:9 “Reparte, da a los pobres, su justicia permanece para siempre”

Prov. 14:21 “Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado”

Prov. 28:8 “El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, para aquel que se compadece de los pobres las aumenta”.

Is. 11:4“Sino que juzgará con equidad a los pobres y arguirá con equidad por los mansos de la tierra”

Is. 58:7 “No es mas bien el ayuno que yo escogí que… partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?

Ro. 15:26 “Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén”

Gal. 2:10 “Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.”

Sal. 41:1 “Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el día malo lo librará Jehová.”

Prov. 14:21 “El que oprime al pobre, afrenta a su creador, mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra”.

Prov. 19:17 “A Jehová presta el que da al pobre”.

Prov. 21:13 “El que cierra su oído al clamor del pobre , también él clamará y no será oído”

Prov. 28:27 “El que da al pobre no tendrá pobreza, más el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones”

 

Hoy día se predica mucho por la radio y la televisión respecto al sembrar dinero o bienes a algunos ministerios. Eso no está mal. Las iglesias deben ser sostenidas por las ofrendas de sus miembros. Es nuestro sagrado deber. Pero no debemos olvidar que en la Biblia se insiste de una manera abundante en que debemos dar a los pobres. Hoy día muchos predicadores y líderes religiosos extraen de manera abusiva el dinero y los bienes de sus miembros para dedicarlo totalmente a la construcción de lujosos templos,  y en casos peores para el enriquecimiento de unos pocos. Pero esto es desconocer el corazón de Dios. La Iglesia en el Nuevo Testamento no estaba interesada en invertir grandes sumas de dinero en templos, o en la buena vida de sus líderes, NO, siempre estaba la insistente necesidad de compartir con los pobres, de dar a los que padecen, de suplir a los mas necesitados:

 

Hech. 2:45 “Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”.

Ef. 4:28 “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.

1 Jn. 3:17 “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿Cómo mora el amor de Dios en él?

Hch. 4:34’35 “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.”

Hch. 20:35 “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir” en este pasaje se refiere específicamente a la bienaventuranza de dar a los pobres.

El famoso pasaje de 2 Corintios cap. 8 y 9, es utilizado muchas veces  por algunos líderes religiosos para motivar a sus miembros a dar grandes donativos a sus ministerios, pero ese no es el propósito principal de este texto. Los dos capítulos hablan de la bendición de dar generosamente para las necesidades de los santos que estaban pasando grandes pruebas. Pablo anima a los creyentes Corintios para que abunden en su generosidad dando como propusieron en su corazón, con alegría, porque al que siembra generosamente, generosamente recibirá su cosecha. Todos estos pasajes están refiriéndose específicamente al dar de manera abundante para suplir las necesidades de los santos pobres. Cuánto hemos desviado la Santa Palabra de Dios, que estos pasajes se utilizan para recoger fondos para otros propósitos, y casi nunca para el motivo que los usó Pablo. 

 

 Jesús le dice al joven rico que dando de sus bienes a los pobres “tendrás tesoros en el cielo”. (Mateo 19:21). ¿Qué son estos tesoros? “Los tesoros en el cielo son completamente diferentes (a los tesoros de la tierra), es decir, aquellas bendiciones que nos han sido reservadas en los cielos (1 Pe. 1:4), que son celestiales en carácter, pero de las cuales experimentamos el sabor anticipado ya ahora.” Aquellos que abandonan toda confianza de salvación en sus propias obras, y acuden sin nada, sino solamente con sus pecados, a la misericordia y gracia divina, podrán acumular tesoros en el cielo.

 

 

Regresemos a las preguntas relacionadas con el pasaje en estudio. ¿Enseña este pasaje que los ricos no pueden entrar al reino de los cielos? Las palabras de Jesús suenan duras: “De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos” (v.23). Aquí Jesús habla de una gran dificultad para que los ricos sean salvos, pero no solo es difícil, sino que es imposible, esto es lo que afirma en el v. 24; “Es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de los cielos”. Esta expresión indica la imposibilidad para que un rico entre al reino de los cielos. No comparto la interpretación alegórica que de este pasaje hizo Tomás de Aquino presentando como posible lo que Cristo ha dicho que es imposible. Tomás decía que el ojo de la aguja era un lugar en Jerusalén por donde los camellos podían pasar arrodillados, pero es un abuso del texto pretender dar esta interpretación. ¿Está Jesús afirmando que los hombres poseedores de muchos bienes no pueden entrar definitivamente al reino de los cielos? NO. Abraham fue un hombre con muchos bienes y disfrutó de la comunión con Dios, de la misma manera el santo Job. Un pasaje paralelo en Marcos 10:24 nos da mas luz al respecto: “Cuan difícil le es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas”. Los bienes materiales en sí mismo no son malos, el problema está en que el hombre pone su confianza en lo material, y olvida lo espiritual. De allí que para un hombre rico es mas difícil poner su confianza en Dios, pues los bienes que posee aprisionan su corazón. Pero no solo los hombres ricos tienen este problema, hay muchos pobres con mentalidad de ricos que también se ven impedidos a depositar su fe en Dios, ellos sueñan con tener muchos bienes y así dar seguridad a su alma. La Biblia nos ilustra esta triste realidad en muchos pasajes:

 

Prov. 18:11 “Las riquezas del rico son su ciudad fortificada y como un muro alto en su imaginación”

Prov. 23:4-5 “No te afanes por hacerte rico, sé prudente y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?”

Prov. 28:22 “Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza”

Ecl. 5:12 “Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco, pero al rico no le deja dormir la abundancia.”

 Jer. 9:23 “Asi dijo Jehová: No se alabe el rico en sus riquezas”

Luc. 12:16-21 “También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.”

Stg. 1:9-11 “El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; 10pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba. 11Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.”

Stg. 5:1-6 “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. 2Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. 3Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. 4He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. 5Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. 6Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.”

1 Timoteo 6:17-19 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.”

Luc. 8:14 “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.”

Ez. 28:4-6 “Con tu sabiduría y con tu prudencia has acumulado riquezas, y has adquirido oro y plata en tus tesoros. 5Con la grandeza de tu sabiduría en tus contrataciones has multiplicado tus riquezas; y a causa de tus riquezas se ha enaltecido tu corazón. 6Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios.”

Jer. 17:11 “Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará, y en su postrimería será insensato.”

 

Estos y otros pasajes nos muestran los peligros espirituales que acarrean las grandes posesiones materiales, especialmente cuando estas aprisionan nuestro corazón, pero se necesita una gracia especial del Dios Soberano para que no corramos detrás de ellas, es por ello que el proverbista oró así al Señor: “No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Pro. 30:8-9

 

No solo los impíos son esclavizados por las riquezas, sino que los creyentes corremos serio peligro al poner nuestro corazón en ellas, es por eso que el apóstol advierte diciéndonos “Así que teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y  perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Timoteo 6:8-10.

 

Creo que es de gran ayuda para nuestra compresión sobre las palabras de Jesús en el pasaje que estamos estudiando conocer el significado de la palabra griega utilizada por Cristo para “Riquezas”. El término griego usado para riquezas es “Mamonas” o “Mamón”. Esta palabra proviene de un sustantivo arameo que con toda probabilidad se deriva de una raíz que significa “aquello en lo que uno confía”. Siempre que Jesús utiliza la palabra “mamonas” para referirse a las riquezas denota los bienes terrenales, pero siempre con énfasis en su carácter materialista. Cuando la gente pone su confianza en ella (Luc. 12:15ss) o le entrega su corazón (Mt. 6:21), no puede amar a Dios (Mt. 6:24).

 

El comentario de Mattew Henry dice respecto a la declaración de Jesús con referencia a la imposibilidad de entrar un rico a la salvación: “Cuanto menor era la riqueza material que poseían, tanto menor era el estorbo en el camino del cielo. El camino del cielo es estrecho (7:14), como lo es la puerta que lleva a la vida; lo es para todos, pero especialmente para los ricos, para quienes el mundo resulta tan ancho y libre con sus atractivos, sus homenajes, sus sonrisas (poderoso caballero es don dinero). Se necesita un milagro de la gracia divina para abrirse paso entre tales espinos (13:22). Los discípulos  se asombraron al escuchar las palabras de Cristo “es mas fácil que uno de los animales mas grandes pase por uno de los orificios mas pequeños, que un rico entre al reino de los cielos” a lo cual preguntaron “Entonces, quién podrá ser salvo?” Como dice el comentario de Mattew Henry “No preguntar esto por contradecir a Cristo, sino, probablemente, por la idea tan extendida (no lo está todavía en algunos de nuestros círculos?) de que las riquezas son indicio de gran bendición divina; si estos bendecidos no se salvaban, ¿Quién podría salvarse?

El diccionario bíblico Certeza también dice al respecto: “La codicia, o el deseo de ser rico, es un mal contra el cual las Escrituras advierten con frecuencia. El amor al dinero se describe como la raíz de toda suerte de maldad (1 Tim. 6:9-10). En consecuencia el espíritu de contentamiento con las cosas que Dios ha dado es una virtud inculcada en ambos testamentos (Sal. 62:10; 1 Ti. 6:8; He. 13:5). Debido a los peligros de las riquezas, ante los que con tanta frecuencia sucumbe el poseedor, a los ricos, como clase, se los censura en varios pasajes de las Escrituras, por ejemplo Luc. 6:24s y Stg. 5. En cambio se pronuncian bendiciones sobre los pobres (Luc. 6:20ss); porque la pobreza debería aumentar la fe en Dios, condición que las riquezas con tanta frecuencia adormecen en la frecuencia.”

 

La pregunta de los discípulos en Mateo 19:25 “Quién pues, podrá ser salvo?” muestra que los discípulos consideraban que todos los hombres padecemos del obsesionante pecado de amontonar riquezas y bienes materiales. Si es imposible que un hombre aprisionado en el deseo de amontonar riquezas entre al reino de los cielos, entonces ningún hombre podrá entrar, porque todos somos movidos por este deseo, el cual no conduce a nada bueno, porque raíz de toda clase de maldad es el amor al dinero.

 

Antes de finalizar es bueno resaltar las últimas palabras de Jesús en este relato, pues ellas nos hacen ver que, aunque es imposible para un rico entrar al reino de Dios, así como también es imposible para un pobre, Nada es imposible para Dios. Los hombres no pueden salvarse a sí mismo, aunque tengan grandes riquezas y poder. La salvación solo es otorgada al que tiene fe sincera en el sacrificio expiatorio y vicario de Jesucristo, pero esta fe es un don de Dios, como dice Efesios 2:8. La religión mas altruista del hombre no podrá salvarlo, una vida religiosa yde aparente piedad tampoco abre las puertas del cielo, solo la gracia de Dios otorgada a los hombres por medio de la fe en Jesucristo podrá habilitarlo de tal manera que agrade al Señor.

 

A los ricos de este mundo el Señor les manda que abandonen la confianza en sus posesiones, las cuales son ningunas en comparación con la bendición de ser aceptados por el Dios Santo. El Señor Jesús se hizo pobre para que los hombres muertos en sus pecados y delitos, abandonados en la miseria de sus pecados, puedan  ser ricos para Dios en toda bendición espiritual. Apreciado oyente, si tu corazón ha estado aprisionado en los engaños de las riquezas, quiero decirte que aún esperanza para ti, solo debes venir prontamente a la cruz del calvario, mirar la sangre derramada por ti, y suplicar misericordia al Cristo redentor, quien sufrió hasta el martirio de la muerte en cruz, para que los hombres arrepentidos de sus pecados y maldades, obtengan el gozo de la vida eterna, aquella vida plena que Jesús vino a dar, una vida perdurable y gozosa. No te hundas más en la confianza de lo que tus bienes materiales pueden hacer por ti, porque, al igual que el hombre rico que atesoró sus bienes y le dijo a su alma que se alegrara en ellos, no sabiendo que Dios había determinado el fin de sus días, tu prontamente te enfrentarás con la eternidad, y allá nada podrás llevar de tus preciosos tesoros. Ellos no podrán acompañarte ni te ayudarán para ser acepto en el reino celestial. No dejes que las riquezas materiales se conviertan en una pesada carga que te arrastra más hacia lo terreno, mas bien abandona la confianza en ellas, y mira al cielo, mira a tu creador, solo Él podrá darle el verdadero sentido a tu vida. Solo en Jesús encontrarás la fuente eterna de vida abundante. Recuerda que los bienes que posees no son tuyos, Dios te los ha prestado. ¿Qué estás haciendo con ellos? ¿Los estás guardando para el futuro? ¿Los estás malgastando en tus deleites, mientras tu prójimo aguanta hambre, frío y desnudez? Te recuerdo las palabras de Jesús “No te olvides de los pobres”. No estoy pidiendo tu dinero para este ministerio, No, el Señor te pide que recuerdes a los pobres que están padeciendo necesidad, socórrelos, invierte las riquezas que el Señor te ha prestado para lo que es bueno.

 

 

Su servidor en Cristo,

 

 

Julio César Benítez

Email: juliobenitez@caractercristiano.org

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http://www.caractercristiano.org/index_archivos/Page593.htm

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La última cena (Leonardo da Vinci)

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http://es.wikipedia.org/wiki/La_%C3%BAltima_cena_%28Leonardo_da_Vinci%29:

Parte del escrito:

“La afirmación de Jesús «uno de vosotros me traicionará» causa consternación en los doce seguidores de Jesús, y ese es el momento que Leonardo representa, intentando reflejar “los movimientos del alma”, las distintas reacciones individualizadas de cada uno de los doce apóstoles: unos se asombran, otros se levantan porque no han oído bien, otros se espantan y, finalmente, Judas retrocede al sentirse aludido.”

  1. PuertoMadero says:

    El video ya fue bajado de youtube pero se sigue viendo en el link amarillo hermanos.

  2. Darwin V says:

    Que Dios tenga misericordia de este señor, mientras viva puede rectificar, si es que quiere.

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