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Elija…
Cómo convertirse en un seguidor de Satanás?
Cualquiera que se encuentre a sí mismo en una de las categorías anteriores debe darse cuenta que significa sufrir el mismo destino que Satanás enfrentará. Cuando usted muera, usted será puesto en un lugar llamado infierno. El dolor que usted experimentará sólo puede ser descrito como el rechinar de dientes. Hasta ahora, yo me he golpeado el dedo del pie, he tocado algo caliente, y hasta he sido electrocutado antes, pero ninguna de estas cosas me provocó rechinar mis dientes. El dolor de estos ejemplos sólo duró unos cuantos segundos o minutos. El sufrimiento en el infierno durará para siempre. El destino de Satanás está sellado, pero mientras usted está vivo, usted puede elegir de otra manera. Para ver qué es lo que requiere seguir a Jesús.
Más del 95 por ciento de los norteamericanos, si se les da la elección entre Jesús y Satanás, escogerían pasar la eternidad con Jesucristo.
Para convertirse en un seguidor de Jesucristo usted debe hacer dos cosas:
* Usted debe pedirle a Jesús que sea su Salvador. Usted logra esto pidiéndole que le perdone todos sus pecados. Cuando usted le pide que sea su Salvador y que lo perdone, esta petición debe ser hecha desde el corazón. Usted no puede decir unas cuantas palabras sin propósito y seguir en su camino feliz. En el fondo de cada solicitud de perdón está el remordimiento. Si usted tiene remordimiento de su situación pecadora, usted recibirá el perdón de Dios cuando le pida a Jesucristo que lo salve.
* Después de que usted se comprometa verbalmente con Jesús, usted entonces comience a seguirlo con sus acciones. Usted hace esto leyendo Su palabra e implementando Sus enseñanzas en su vida. Si Él dice: “ama a tu prójimo”, entonces ame a su prójimo. Si Él dice “no cometas adulterio”, entonces no cometa adulterio. Haga esto hasta el día que Él venga por usted en el arrebatamiento o hasta el día en que se una a Él en su muerte.
Veamos por qué tan poca gente obtendrá la salvación.
Jesús dijo que un pequeño número de personas elegirían ser salvadas, “estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:14)
* La primera razón por la que las personas no van al cielo es porque ellos posponen o son negligentes con la salvación. La mayoría están más preocupados por los cuidados de esta vida que lo que están por lo que durará por toda la eternidad.
* La segunda razón es el rechazo del regalo de Cristo de vida eterna. El orgullo de las personas y su poca disposición para enfrentar la necesidad de su salvador los detiene. Algunos rechazan la salvación porque ellos no entienden como Su muerte hace 2,000 años puede ahora tener un efecto en ellos. Entender la salvación no es lo que Dios desea que hagamos; aceptar la salvación es la respuesta que Él requiere.
* La tercera razón por la que pocas personas hacen del cielo su hogar es que ellos creen en una salvación que no está basada en la sangre de Jesucristo. Algunos piensan, “si yo he sido un buen chico o chica toda mi vida, entonces Él me dejará entrar.” Si alguno puede vivir una vida suficientemente buena para ganar el favor de Dios, ellos podrían ser capaces también de limpiarse a sí mismo rodando en lodo.
Nada es más importante que una decisión de seguir a Jesús.
Usted puede tener pagado un seguro de vida, haber comprado su lote de sepultura, y haber elegido su ataúd, pero si usted no tiene una relación con Jesucristo, usted está sin ninguna preparación.
El cuidado de este mundo no se compara con la importancia de estar preparado para el mundo que viene. Si usted se perdió de la bienaventuranza eterna del cielo y terminó en el infierno, las dimensiones de su error serán imposibles de medir.
Mientras el mundo cae a nuestro alrededor, nosotros debemos estar más y más en oración, observando la palabra de Dios, y compartiendo nuestros recursos con otros. Si ocurre el arrebatamiento, los únicos objetos que serán arrebatados con usted, en la gloria, serán sus trabajos. Su casa, auto, dinero, y los amigos incrédulos, todo será dejado atrás.
Un punto final que usted debe recordar: “porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44)
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