Participó en películas como Pulp Fiction, Tres formas de amar y La novia de Chucky, convirtiéndose por su fama en un ícono del activismo LGBTTTI.

En septiembre pasado falleció, a los 47 años de edad, el actor norteamericano Robert Arquette, quien participara en películas como Pulp Fiction, Tres formas de amar, La novia de Chucky y unas cuarenta más del cine independiente.

Mejor conocido como Alexis Arquette desde que se sometió a una operación para el “cambio de sexo”, se convirtió en un ícono del activismo LGBTTTI; sin embargo, poco antes de morir dijo a su amigo Sham Ibrahim que la ideología de género era una m…

“Ponerse un vestido no cambia nada biológicamente… Es físicamente imposible una reasignación de sexo. Todo lo que puedes hacer es adoptar características superficiales; pero la biología nunca cambia”, fueron algunas de sus palabras.

En su certificado de defunción figura con el nombre de Robert, y es preciso señalar que su hermano Richmond Arquette, al anunciar su fallecimiento, hizo alusión a él considerando las complicaciones que tuvo a partir de la “resignación de sexo”. “Nuestro hermano Robert, que se convirtió en nuestro hermano Alexis, que se convirtió en nuestra hermana Alexis, que se convirtió en nuestro hermano Alexis”, fueron las palabras de Richmod, en virtud de que desde 2013 –según consta en The Hollywood Reporter–, Alexis comenzó a presentarse nuevamente como hombre, luego de algunas complicaciones en su estado de salud.

A raíz de la muerte de Alexis Arquet, Walt Heyer –un conocido transgénero que, arrepentido de haberse practicado dicha cirugía, pudo revertirla–, escribió en The Public Discourse acerca de “Dave”, quien acudió a él en busca de ayuda; se trataba de un hombre que había escuchado insistentemente que sus sentimientos transgénero eran inmutables, pues estaban asentados profundamente en su cerebro y nunca cambiarían, de modo que tomó la decisión de someterse a una cirugía.

“El problema es que ya no tengo esos sentimientos –dijo “Dave” a Heyer, a unos años de la operación–; empecé a visitar a un psicólogo para que me ayudara a superar algunos traumas infantiles; la depresión y la ansiedad comenzaron a disminuir, como también mis sentimientos transgénero”.

Son cosas que “tenemos que entender” –señala Heyer–, aunque moleste a los ideólogos de género. “El sexo es natural, nacemos y morimos con él. Los sentimientos transgénero pueden cambiar y las vueltas atrás suceden; el género de la persona puede cambiar, pero su sexo biológico permanece”.

Fuente: Siame.