Jan 29, 2012

Posted by in asides, Blog, Featured Articles | 4 Comments

Mateo 7, Hnos.: Maritza y Juan David.

Dios les bendiga.

En el día de hoy he estado inquieta por la Iglesia del Señor. Estamos esperando al Señor en las nubes y que seamos arrebatados de este mundo.  Dios quiere que seamos santos.  La Palabra de Dios nos dice en 1ra. Pedro 1:16…”porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.  El nos demanda santidad.

Mateo 7

El juzgar a los demás
El capítulo 7 de Mateo comienza diciéndonos que no debemos juzgar.  Este mandamiento es un llamado urgente a no juzgar a nadie por nada, porque de la manera que juzguemos, seremos juzgados.
(Leer también Lucas 6:37-38,41-42)

1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.

3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

4 ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?

5 !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.

6 No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.

 

 

La oración, y la regla de oro
En los versículos siguientes, tenemos una invitación a  pedir y seguir pidiendo; a buscar y seguir buscando; a llamar y seguir llamando.  La sabiduría y el poder para la vida cristiana se darán a todos los que oren por ambas cosas de manera ferviente y persistente. Tenemos que tener confianza absoluta en Dios.  Un padre terrenal no engañaría ni daría nada que pudiera dañar a su hijo.  Mas Dios, que tiene grandes cosas para nosotros porque nos ama incondicionalmente.
(Leer también Lucas 11:9-13; 6:31)

7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

 

La puerta estrecha
Aquí, el Señor nos advierte que la puerta del discipulado cristiano es estrecha y que es angosto el camino.  Pero aquellos que siguen fielmente Sus enseñanzas encuentran la vida abundante.
(Leer también Lucas 13:24)

13 Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;14 porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

 

Por sus frutos los conoceréis
Debemos de cuidarnos (guardarnos) de estos hombres que profesan hablar de parte de Dios vienen con vestidos de ovejas, dando apariencia de ser verdaderos creyentes, pero por dentro son lobos rapaces (incrédulos, malignos que depredan sobre los inmaduros, los inestables y los crédulos).  Sus vidas son licenciosas y sus enseñanzas destructivas; esto los traicionan.  Recuerden que una semilla germina y se convierte en una planta que da fruto según su especie.  Todo buen árbol da buen fruto.  El árbol malo produce frutos malos. La vida y las enseñanzas de los que pretenden hablar de parte de Dios deberían ser puestas a prueba por la Palabra de Dios:  “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” Isaías 8:20.
(Leer también Lucas 6:43-44)

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?

17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.

18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.

19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.

20 Así que, por sus frutos los conoceréis.

 

Nunca os conocí
El Señor Jesús advierte a continuación en contra de aquellos que profesan falsamente reconocerle como Salvador, pero nunca han sido convertidos en realidad.  Solamente los que hagan la voluntad del Padre Celestial entrarán en el Reino de Dios.  El primer paso para hacer la voluntad de Dios es creer en el Señor Jesús (Juan 6:29).  Todos los que no hicieron la voluntad de Dios y lo que hicieron fue en vano, Jesüs les dirá claramente que nunca los conoció o les reconoció como Suyos.
(Leer también Lucas 13:25-27)

21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

 

Los dos cimientos
Jesús concluye este sermón con una parábola que destaca la importancia de la obediencia.  No es suficiente con oir estas palabras; hemos de ponerlas por obra.  El discípulo que oye y pone por obra los mandamientos es como un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca.  Su casa (su vida) tiene un sólido fundamento, y cuando es golpeada por la lluvia y los vientos no cae.
(leer también Lucas 6:46-49)

24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

28 Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina;

29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.

La persona que oye estas palabras y no las hace, es como un hombre insensato. Este hombre no podrá resistir frente a las tormentas de la adversidad y su casa cayó porque no tenía una base sólida.

Cuando Jesús terminó Su mensaje, la gente quedó atónita porque reconoció una gran diferencia entre la enseñanza de Jesús y la de los escribas.  Jesús hablaba con autoridad; las palabras de ellos carecían de poder.  La Suya era una voz; las de ellos un mero eco.

Dios añada bendición a su vida.

En el amor de Cristo Jesús les bendecimos, les amamos y les saludamos,

Maritza y Juan David

  1. En el amor de Cristo, gracias hnos. por compartir esta enseñanza!
    enCristo
    luisa

  2. Sabiduría de Dios para la gloria de Dios.
    En el amor de Cristo nuestro amado Señor y redentor Jesucristo mis saludos y bendiciones a ustedes

  3. Pineyro17 says:

    Amen hermanos por compartir La Palabra

Leave a Reply