Dec 19, 2012

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Siete cosas que debemos saber para entender la profecía de los últimos días (Parte II)

 

4). El Propósito del Rapto

“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de tos ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9-10. El énfasis es mío).

La palabra griega traducida “de [la ira]” en este pasaje, es apo que literalmente significa guardar al sujeto (nosotros) alejado del momento, lugar, o de cualquier evento referido, que en este caso, es la ira venidera. Este versículo es uno de los que explican el propósito del Rapto de la Iglesia, y eso es guardarnos en un lugar seguro, fuera del camino de Dios, antes de que El derrame Su ira sobre la tierra. Eso está bien. Pero ¿cuándo es que comienza la ira de Dios?

“Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porgue el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:15-17).

Después del capítulo 3 de Apocalipsis, la Iglesia no se ve más en la tierra sino hasta cuando regresa con el Señor en el capítulo 19:14, como lo predice el 18:24. En Apocalipsis capítulo 4 Juan ve una puerta abierta en el cielo y oye una voz que le dice “¡sube acá!” Al instante Juan se encuentra en el espíritu de pie delante del torno de Dios al final de la era. Él ha sido transportado al momento del Rapto.

Juan ve 24 ancianos sentados en tronos alrededor del trono de Dios. Todos están vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro en sus cabezas. Se postran delante del Señor y arrojan sus coronas a Sus pies para darle el honor y la gloria. En el capítulo 5 se llaman reyes y sacerdotes entonando cánticos a Dios. Por sus títulos, vestimenta, coronas, tronos y actividades, queda claro de que ellos representan a la recién raptada Iglesia.

Existen cuatro puntos de vista en el Antiguo Testamento sobre el Trono de Dios. Los de Isaías 6:1-4 y Ezequiel 1 y 10 los cuales no incluyen a estos 24 ancianos. El de Daniel 7:9-10, que es una terminación de la visión de la era, da una pista de múltiples tronos, pero no ofrece ningún detalle. Pero en el Libro de Apocalipsis, estos ancianos son mencionados 12 veces. Algún grupo ha llegado al cielo el cual que no se encontraba allí en tiempos del Antiguo Testamento, y 12 es el número del gobierno. Es la Iglesia que viene a gobernar y reinar con Cristo.

Así que la Iglesia es raptada en el capítulo 4 y se le muestra en el cielo en el capítulo 5, mientras que en la tierra la ira de Dios es derramada en el capítulo 6, como lo muestra claramente el pasaje anterior.

La primera carta de Pablo a los Tesalonicenses fue escrita en el año 51 d.C. y contiene la primera clara mención de un Rapto jamás dada anteriormente. Ni Jesús ni Sus discípulos lo enseñaron alguna vez. La existencia del Rapto fue mantenida en secreto hasta ese momento, como su momento exacto es un secreto para nosotros hoy. Muchos de los errores que se han cometido sobre el momento del Rapto se originan de esfuerzos inútiles de intentar encontrar pasajes en los Evangelios que lo enseñan, como lo veremos en nuestro comentario de la Segunda Venida de Cristo.

Nosotros creemos que el Rapto es quizás el componente singular más importante de la profecía del fin de los tiempos, y para nosotros así lo es. Entonces, ¿por qué Jesús no lo mencionó? 1 Corintios 2:6-10 nos da la respuesta: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, Ia cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, Ia que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado pan los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.

La frase “los príncipes de este siglo” se refiere a Satanás y compañía. Si ellos hubieran conocido la sorprendente abundancia con que el Señor bendice a todos aquellos que aceptan Su muerte como pago por nuestros pecados, habrían hecho todo lo posible, en lo que estaba a su alcance, para evitar la crucifixión. Piense en ello. Somos llamados reyes y sacerdotes, y se nos da una riqueza e influencia incalculables, somos hechos herederos con Cristo de la propiedad de Dios, algo que Satanás nunca podrá alcanzar y nosotros nunca podríamos merecer, y todo eso es nuestro solamente con creer. De esto Satanás se dio cuenta solamente después de que ya era demasiado tarde para prevenirlo y devolverse, lo cual hubiera sido su mayor victoria sobre una derrota agonizante. “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).

Pero como todo en el plan de Dios, podemos encontrar pistas del Rapto en el Antiguo Testamento. Podemos mirar pasajes como Isaías 26.19-21, “Tus muertos vivirán: sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él” (El énfasis es mío).

Observe cómo los pronombres cambian de la segunda persona, cuando Dios le habla a Su pueblo, a la tercera persona cuando les habla a los pueblos de la tierra. Eso quiere decir que son dos grupos diferentes A uno se le dice que se esconda porque el otro será castigado (La Biblia de las Américas dice, para el versículo 20, “Ven, pueblo mío”, que puede ser “sube acá” como en Apocalipsis 4. Pero esa palabra tiene otro significado principal que significa “desaparecer”. “Desaparece, pueblo mío”. Y así será…)

Ahora veamos las dos declaraciones más populares de Pablo sobre el Rapto: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:15-17).

“Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para, que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1 Tesalonicenses 5:1-5). “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9).

Aquí encontramos un cambio aun más dramático en los pronombres. Usando la tercera persona, Pablo describe a los incrédulos tomados por sorpresa, creyendo que han entrado en un período de paz cuando la destrucción repentina cae sobre ellos, cortando así toda esperanza de escapar. Luego Pablo cambia a la segunda persona al decirles a los creyentes que no debemos ser tomados por sorpresa cuando se acerca el fin y, finalmente, a la primera persona cuando nos incluye con él, al no estar puestos para la ira.

Ahora observemos cuidadosamente cuando sobreponemos los escritos de Isaías con los de Pablo. Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. (Los muertos en Cristo resucitarán primero) Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. (Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire). Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él. (Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán).

A pesar de que la Biblia contiene 66 libros que involucran a 40 autores, hay un solo Autor y Su mensaje es consistente desde Génesis hasta Apocalipsis. Por eso es que Pablo pudo comenzar su pasaje sobre el Rapto diciendo: “Os decimos esto en palabra del Señor…” El Señor nunca mencionó el Rapto en los Evangelios. Pero Pablo había leído Isaías.

Por supuesto, hay muchos otros pasajes en donde el Señor promete protegernos de los juicios venideros. Y a pesar de que los cínicos pueden con certeza decir que la palabra rapto no se encuentra en la Biblia, no les preste atención, solamente están tratando de confundirnos. Ellos saben que “rapto” es una palabra originada del latín, no del griego o del hebreo, que son los idiomas de la Biblia (en la traducción de la Biblia al latín vulgar—La Vulgata—, en este pasaje se usa la palabra “raptus” – rapto). El equivalente griego es harpazo que es el término que se encuentra en el texto griego de 1 Tesalonicenses 4:15-17. Cuando se traduce al castellano, ambas palabras significan “arrebatar”. Hay una situación similar con la palabra Lucifer, que también se origina del latín, puesto que no aparece en ninguno de los textos originales tampoco, pero nadie puede ser tan ingenuo como para negar la existencia de Satanás sobre una base tan débil.

5). Las Condiciones que Rodean la Segunda Venida

Un par de días antes de que Jesús fuera arrestado, tuvo una conversación privada con cuatro de Sus discípulos, su círculo más allegado. Ellos eran Pedro y Andrés, y Santiago y Juan, dos pares de hermanos; y le habían preguntado sobre Su Segunda Venida y el final de la era. La respuesta de Jesús está contenida en Mateo 24 & 25, Marcos 13 y Lucas 21. Se le llama el Discurso del Monte de los Olivos porque la conversación se llevó a cabo allí. (Hay un estudio sobre este discurso titulado “Los Tiempos del Fin Según Jesús”.)

En la narración que hace Mateo, la cual es la más detallada, Jesús utilizó varias referencias específicas tanto geográficas como en el tiempo. El lo hizo así con el objeto de que Sus lectores no se confundieran en cuanto a la identidad de su audiencia final. Habiéndoles ordenado, en Mateo 24:15, entender este pasaje, Jesús quería que nosotros también lo entendiéramos correctamente. Aprovecharemos para señalar los puntos y explicar su importancia en nuestro estudio.

Por supuesto que el aclarar la secuencia de los eventos no impide que algunas personas ignoren esas referencias en un intento de hacer que las palabras del Señor se ajusten a sus ideas preconcebidas. El resultado es que algunos comentaristas lo tienen dirigiéndose a una audiencia distinta a la que Jesús se dirigió, y diciendo cosas que El nunca dijo.

Por ejemplo, algunas personas toman el punto de vista equivocado de que puesto que el Discurso del Monte de los Olivos está en los Evangelios, fue dirigido a la Iglesia. Pero en Mateo 24:16 Jesús deja claro que El está amonestando a una generación futura de personas en Judea (como era llamado Israel entonces) para que oraran de que su huída del anticristo no fuera en invierno ni en un día de reposo. Los montes de Judea son traicioneros en el invierno y a los judíos les está prohibido caminar más de 1.000 pasos durante el Sabath bajo ningún motivo. La amonestación está dirigida a los judíos de los últimos días, para hacerlos volver a la relación del antiguo pacto al comienzo de la gran tribulación, que son tres y medio años antes de la Segunda Venida de Jesús. Para entonces, la iglesia ya se ha ido.

En Mateo 24:15-21 Jesús explica que la gran tribulación dará inicio con la abominación desoladora y el anticristo metido en el Templo declarando ser Dios. Esta es la señal para que los judíos huyan a los montes.

Luego en Mateo 24:29 Jesús dice que inmediatamente después de la tribulación, “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”. En ese momento son tres y medio años después. La gran tribulación ha terminado.

En Mateo 24:30 tenemos a la gente del mundo viendo la Señal del Hijo del Hombre en el cielo, que es Su retorno visible a la tierra con gran gloria y majestad, y toda la gente de la tierra haciendo lamentación. En ese momento ya es muy tarde para que sean salvos, dándose cuenta de ello de manera intuitiva. Esta es la Segunda Venida. (Compare el uso de la segunda persona “vuestra”, “os” en los versículos 20, 23,25 y 26, con la tercera persona “[ellos] lamentarán” del versículo 30. Los judíos que han escuchado esta advertencia y huyen se distinguen de las naciones (gentiles) quienes son las que lamentan Su retorno.)

Mateo 24:36 comienza con “del día y la hora nadie sabe”. ¿Qué día y qué hora? Es el día y la hora de Su Segunda Venida. Aquí debemos mantenernos dentro del contexto, pues eso ha sido Su tema desde el versículo 30. Puede ser que el motivo que Jesús tenía para decir “el día y la hora” era para que supiéramos de seguro que Él estaba hablando sobre el día y la hora específicos de Su Venida y no sobre un tiempo en general.

(Mateo 24:40-41 se ha usado varias veces para mostrar el lugar en donde un rapto post tribulación se lleva a cabo, pero un poco más adelante podremos demostrar el porqué eso no puede ser. Pero primero continuemos con nuestro repaso de las referencias del tiempo que hace Jesús.)

Mateo capítulo 25 comienza con la palabra, “Sucederá Entonces” (Versión DHH) y contiene tres ilustraciones que el Señor usó para describir Su Venida. Para el propósito de este estudio, solamente se resaltará lo que revelan sobre la identidad de la audiencia a la que se le dirigen.

La Parábola de las Diez Vírgenes

La primera es la Parábola de las Diez Vírgenes. Algunas veces se utiliza para ilustrar la posición precaria de los que “resbalan de la fe” en la iglesia, pero hay varios problemas con eso. En primer lugar, el aceite aquí se usa simbólicamente, entonces, el principio de la Constancia de la Exposición exige que el aceite represente al Espíritu Santo. ¿Podemos perder el Espíritu Santo, o que se agote el suministro de El? Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:21-22 dicen que el Espíritu Santo ha sido sellado en nosotros como una garantía de nuestra herencia y que eso sucedió solamente porque creímos en el mensaje del Evangelio. A través del Nuevo Testamento queda claro que nuestra posición con el Señor se basa en la fe y no en la conducta. Recordemos que todas las diez vírgenes duermen cuando Jesús retorna. Todas se comportaron mal. Solamente es el aceite el que distingue las unas de las otras.

Segundo, los eruditos nunca le llaman a estas diez la Novia o Desposada, sino que por lo general las llaman las damas de honor, o las jóvenes. ¡La iglesia no es ninguna dama de honor, ni ninguna joven! Y parece ser que todas quieren entrar en la fiesta de bodas (Seudas Mitzvah), que es un banquete que prosigue a la ceremonia de bodas. Si eso es así, ninguna de ellas logró llegar a la ceremonia nupcial como tal, aceite o no aceite, así que ninguna puede ser la desposada.

Estas vírgenes no son la iglesia. Son los sobrevivientes de la tribulación que intentan entrar en el reino del milenio. Cinco fueron salvas durante la tribulación, lo cual se indica por el aceite, y son bienvenidas a entrar. Las otras cinco que no tienen aceite cuando Jesús llega, son excluidas.

El propósito de la parábola es mostrar que el esperar para poder estar seguros de que el Señor retorne antes de permitir que El entre en nuestro corazón, es una receta que lleva al fracaso. Por eso es que los moradores de la tierra hacen lamentación cuando lo ven venir en las nubes. Ya ha sonado el pitazo final, el juego terminó. ¡A ellos les tomó ya tarde!

La Parábola de los Talentos

En Mateo 25.14, al comienzo de la parábola de los Diez Talentos, la frase “sucederá también” (versión DHH) significa que Jesús está dando otra ilustración, desde el mismo período de tiempo del de las Diez Vírgenes, sobre el Día de Su Venida. A pesar de que el uso del talento aquí es un regalo o habilidad derivado de esta parábola, un talento era una unidad griega de medida, por lo general monetaria.

La clave para poder interpretar una parábola es conocer que todo es simbólico o algo más, por eso es que en esta parábola un talento es algo que es valioso para el Señor y que El quiere que sea invertido. En Su retorno, El les preguntará a todas aquellas personas a quienes se los ha confiado qué es lo que han logrado con él.

Aquellos que enseñan que los talentos son los regalos dados a la iglesia para que los use sabiamente, produciendo un retorno cuantificable, no han leído el último versículo de la parábola. El siervo que entierra su talento y no produjo nada es echado en las tinieblas de afuera, que es el destino eterno de los incrédulos. ¿Está el Señor enseñando una salvación basada en las obras con esta parábola? ¿Nos está amenazando con la pérdida de nuestra salvación si no producimos lo suficiente con los dones que nos ha dado? ¡No puede ser!

Al leer la Biblia nos damos cuenta de que el dinero no es importante para el Señor. Pero el Salmo 138:2 dice que Dios ha engrandecido Su nombre y Su palabra sobre todas las cosas. Entonces, podemos creer que los talentos representan Su Palabra. Todos aquellos que la siembran en los corazones de otras personas encuentran que se multiplica en los nuevos creyentes. Todos aquellos que la estudian encuentran que su propio entendimiento crece, multiplicando así su fe.

Pero todos aquellos que ignoran Su Palabra encuentran que es como enterrarla bajo tierra, para que esté fuera de la vista, fuera de la mente, hasta que lo poco con que comenzaron, al final lo pierden. Esto demuestra que la Palabra no tuvo ningún valor para ellos y los condena como incrédulos para ser echados en las tinieblas de afuera. Estas personas han escuchado la verdad y la han ignorado. Ahora ya es demasiado tarde. En 2 Tesalonicenses 2:10. Pablo los describe como aquellos que se pierden por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Algunos de ellos llevarán una responsabilidad mayor por haber alejado a sus seguidores por su rechazo a enseñarles la verdad.

En su Palabra, el Señor proyectó cada acción que Él tomaría referente a Su plan para el Planeta Tierra. En Amós 3:7, el Señor dice: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. El Señor hizo esto para que el hombre nunca tuviera que estar pensando qué haría Él. Y cuando se trata del final de la era, el Señor tenía más que decir que sobre cualquier otro asunto. Nadie puede alegar ignorancia. De nuevo, el punto es que algunos que sobrevivan la gran tribulación serán bienvenidos en el Reino y otros no, y el factor determinante es la fe.

El Juicio de las Naciones (las Ovejas y los Cabritos)

Mateo 25:31 no deja ninguna duda en cuanto al momento de este juicio. Comienza así: “Cuando el Hijo del Hombre venga…” y prosigue hablando sobre el Señor que establece Su trono en la tierra después de Su retorno para juzgar a las naciones, lo que en realidad es el juicio de los sobrevivientes de la tribulación. El Señor no juzga a naciones en un sentido eterno, solamente a individuos. La palabra griega aquí es etnos (Strong 1484, gente, gentil, linaje), que significa “gente de toda clase”. Todos serán juzgados sobre cómo trataron a “Sus hermanos más pequeños” durante la gran tribulación. También se le llama el juicio de las ovejas y los cabritos, siendo las ovejas todas aquellas personas que ayudaron a sus hermanos a través de esos momentos terribles que acaban de pasar, y los cabritos siendo los que no lo hicieron.

Algunos dicen que Sus hermanos son los creyentes, ya sean judíos o gentiles, y otros dicen que son específicamente los judíos, pero el punto más importante que se debe resaltar aquí es que todos estos sobrevivientes de la tribulación no están siendo juzgados por sus obras. Sus obras se mencionan como evidencia de su fe, como en Santiago 2:18. El ayudar a un creyente, especialmente uno judío, durante la gran tribulación, requerirá un mayor coraje que el que se requería en tiempos de la Alemania de Hitler, lo cual será una ofensa castigada con la pena de muerte. Solamente un seguidor de Jesucristo, que esté seguro de su destino eterno, se atreverá a hacer eso, o de aun querer hacerlo. Todas aquellas personas que ayudaron a “Sus hermanos” habrán demostrado su fe por sus obras y serán acompañados para vivir en el Reino. Pero todos aquellos que rehusaron ayudar se han condenado a si mismos a las tinieblas de afuera por la evidencia de su falta de fe.

Estas tres ilustraciones nos enseñan la misma lección. Los creyentes que sobrevivan vivirán en el Reino. Algunos habrán dependido exclusivamente en el don de fe del Espíritu Santo, como en la parábola de las diez vírgenes. Otros habrán multiplicado su fe al estudiar y compartir Su Palabra como en la parábola de los talentos. Aun otros habrán puesto su fe en acción, poniendo sus vidas en peligro en el proceso. Ellos son las ovejas en este juicio. Pero así como ha sido a través de toda la historia, todos son salvos por fe.

¿En Dónde Está el Rapto?

El Juicio de las Ovejas y los Cabritos (las Naciones) es realidad es una ampliación de Mateo 24:40-41, “Uno será tomado y el otro será dejado…” Al lado del problema de la coordinación del tiempo, estos versículos no pueden estar describiendo el Rapto. La palabra griega traducida “tomado” en los versículos 40 y 41 (paralambáno, Strong 3880), quiere decir “recibir”. Es como cuando el capitán de un equipo deportivo llama a algunos jugadores al equipo y a otros no. Entonces, el Señor está llamando a unos y a otros no.

Pero el significado principal de la palabra “dejado” (afiemi, Strong 863), es “despedir”, como cuando un esposo que se está divorciando “despide” a su esposa. En aquellos días las esposas no tenían derechos y excepto en circunstancias muy excepcionales, ellas podían ser dueñas de alguna propiedad. El hogar en que vivían era propiedad del esposo, por lo general construido en propiedad de su familia. Si se divorciaba de su esposa, la enviaba a vivir lejos, a otro lugar, excluyéndola de su presencia. En el Rapto, los incrédulos no son “despedidos” de esta manera.

Este pasaje no está describiendo el Rapto. El momento, el contexto y la disposición de las partes, está equivocado. Es un resumen del Juicio de las Ovejas y los Cabritos. Aquellos que son tomados (recibidos) vivirán en el Reino en sus cuerpos naturales y ayudarán a repoblar la tierra, mientras que los que han sido dejados (despedidos) irán a las tinieblas de afuera, quedando por siempre alejados de la presencia de Dios. (Si Mateo 24:40-41 es el Rapto, ¿cómo podría haber ovejas que se quedaron para el juicio venidero de las ovejas y los cabritos? ¡Éstas habrían sido todas tomadas!)

“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). Analicemos por un momento esta resumida declaración. En los días de Noé los pueblos de la tierra podían ser separados en tres grupos. Estaban los incrédulos que perecieron en el diluvio; la familia de Noé que fue preservada del diluvio, y Enoc que fue tomado de la tierra antes del diluvio. (Enoc fue trasladado en Génesis 5. Eso quiere decir que Dios lo tomó vivo al cielo. El diluvio siguió en Génesis 6.)

En el momento de la Segunda Venida de Jesús, los pueblos de la tierra se pueden separar también en tres grupos. El mundo incrédulo que perecerá bajo los juicios del fin de los tiempo; Israel que será preservada de los juicios; y la Iglesia que será llevada de la tierra antes de los juicios.

Existen similitudes interesantes entre Enoc y la Iglesia. El nombre de Enoc significa “iniciado—enseñanza”, que es uno de los principales papeles de la Iglesia. La tradición judía sostiene que Enoc nació en el día 6 del mes de Sivan y fue trasladado en su cumpleaños. El 6 de Sivan es el día en el calendario hebreo en que se celebra la Fiesta de Pentecostés. Es el día en que la Iglesia nació. ¿Será que seremos raptados en el cumpleaños de la Iglesia? El tiempo lo dirá. De cualquier forma, Enoc es un buen modelo de la Iglesia. Pero usted puede decir, “Enoc era solo una persona, un cuerpo. También la Iglesia es un solo cuerpo.

Continúa…

Parte III

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