Dios nos guarde de quedarnos en la tribulación.
Les presentamos una experiencia muy fuerte de una hna en Cristo.Dios permite que ella mire como será ese tiempo terrible para aquellos que se quedarán atrás.
El Viernes, 16 de abril de 2010 a las 15:27
Llevo varios días queriendo omitir de mi mente y de mi corazón este mensaje, llevo horas sentada en el computador frente a una hoja en blanco, abriendo y cerrando Word, tratando de cobrar valor para escribir lo que vi, otras veces tratando de que el tiempo haga que olvide lo que sentí. A continuación voy a tratar de relatar tres sueños que tuve y voy a tratar de ser lo más clara posible en lo que vi, en lo que sentí, en las preguntas que hice y las respuestas que se me dieron.
En mi sueño me vi en un espacio negro, infinito “volando” hacia la tierra, y no era como el globo terráqueo que conocemos desde la atmosfera, por fuera era gris y humeante, mas a dentro se respiraba muerte, sangre, tristeza infinita, horror, desesperación, todo lo malo y todo lo triste, es… inimaginable.
Luego en primer plano vi una calle muy solitaria, en ruinas (como lo que queda después de un terremoto), era oscura aunque yo sabía que era de día, la poca luz que había era producida por una conexión de cables de unos carros y unos cuantos incendios que las personas (que no vi) hacían para mantenerse en calor.
Esta luz me hizo mirar hacia una ventana de un salón, pero este salón no estaba en el andén, sino debajo de el, como las ventanas de los sótanos… por la ventana vi a unos niños cubiertos con bufandas, guantes, mucha ropa, las edades estaban entre los 11 y 15 años.
Entre al salón y era desesperante, porque yo podía escuchar claramente sus pensamientos, como les dije antes lo que se respiraba y se sentía allí era muerte, maldad, desesperación. Así mismo eran las mentes de estos niños, pensamientos de maldad, de odio. Vi a uno de ellos tocando un piano empolvado y la melodía era lúgubre, te producía tristeza, terror. Yo no quería escucharlos más, no quería estar más allí, de repente escuche los pensamientos de una niña, once años aproximadamente, ella estaba sentada y tenia los brazos apoyados sobre la mesa, estaba aburrida, triste, cansada, mirando a su alrededor decía para si misma “tiene que haber más colores, yo creo que debe existir otro color, debe haber algo amarillo, algo brillante, algo como un arcoíris” En mi sueño yo sabía que ella no conocía lo brillante, ni nunca había visto los colores, esto la hacía sentirse muy muy triste.
Me acerque a ella y me senté a su lado, en ese momento pude ver bien su rostro (nunca la he visto). Su rostro y el de los demás niños era de un tono blanco morado, azuloso, aguoso (como muertos) se veían bien marcado el hueso de sus pómulos porque estaban muy delgados, sus ojos parecían salirse de sus cuencas, tenían ojeras muy marcadas, olían mal, a descomposición. En mi sueño yo pregunte porque ellos eran “morados”, y no eran como las personas que uno conoce (blancos, negros, asiáticos) y se me respondió: PORQUE NO HAY SOL.
Yo seguí escuchando a la niña y mientras ella seguía pensando cosas muy tristes me vi a mi misma pero “transformada” Era como un ángel, pero sin alas, primero vi mis pies descalzos y a medida que subía me vi vestida con una túnica larga muy muy muy blanca, era destellante, se veía hermosa, como entre nubes, y luego vi mis manos muy finas. En mi sueño sentí “que era yo transformada por el sacrificio de Jesús y que se me había permitido bajar a la tierra para mirar lo que quedaba de ella”. Y aunque sentí tranquilidad “humana” de verme salva, estaba muy triste por lo que veía.
Luego me vi abrazando a la niña, que lloraba sin lagrimas, y era muy desgarrador escucharla, ella pensaba en “un color mejor que nunca conocería”. A medida de que ella seguía pensando que colores diferentes al gris y al negro podían existir en algún lugar yo trataba de abrir mi boca para decirle “lo que estas pensando existe!!!!!” pero no podía y en mi sueño dije “porque no puedo contarle?” y se me respondió YA ES MUY TARDE. Luego ella dijo “porque nuestros padres nos heredaron esto?” y su sentimiento era de frustración, de ira, de dolor intenso, de inconformidad.
Me quede con ella, escuchándola, llorando con ella mientras la abrazaba, haciendo lo posible por tratar de hablarle porque tenía muchas cosas bonitas por contarle pero se me respondía YA ES MUY TARDE. En un momento deje de verla y vi a través de la ventana, vi nuevamente incendios, construcciones caídas, fuego y humo y en mi sueño pregunte “¿porque no hay luz?” y se me respondió USTEDES ERAN LA LUZ y supe dentro de mí que así había quedado la tierra cuando El Señor vino por nosotros, sus hijos. Voltee mi mirada nuevamente al salón, y vi a los niños otra vez, vi y sentí su odio, su maldad, era muy feo estar ahí. De pronto empecé a sentir en los pensamientos de ellos un grandísimo temor, mayor, mucho, muchísimo mayor que el de antes, lo que yo había respirado y sentido allí no era comparable a lo que se sentía en ese momento, internamente todos se preparaban para algo.
En ese instante yo ya no estaba ubicada al lado de la niña, sino estaba observándolos desde el arco de una puerta de madera, de pronto al salón entraron 2 hombres, uno más alto y mas acuerpado que el otro, parecían vestidos con abrigos negros pero a la vez parecía que tuvieran túnicas, y a la vez parecían que fueran como sombras densas (yo los vi por detrás y trataba de enfocar la mirada para ver bien que eran, pero no pude), y los niños empalidecieron mas, fue tal el terror y la maldad que se sentía que sentí en mi sueño que no se me permitía mas estar allí y puff, desaparecí. Y no vi más.
Cuando desperté eran como las tres de la mañana, estaba llorando dormida, me levante muy mal, muy triste, como de luto y le pregunte “Dios, que fue esto?”, pero a la vez yo conocía dentro de mí la respuesta.