Aug 13, 2010

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Un nuevo terremoto sacudirá a Chile, dicen científicos.

Autoridades chilenas ocultaron predicción del terremoto de febrero de este año

viernes, 06 de agosto de 2010



Científicos que evalúan los efectos del terremoto de Chile de febrero de este año, de 8,8 grados Richter, el quinto más fuerte de la sismología moderna, y advierten que otro potente terremoto podría suceder al norte de Chile en cualquier momento.


Determinaron que el sismo levantó la tierra hasta 2,5 metros cerca de la costa y desplazó el borde costero hacia el mar. El equipo midió cambios en 2 lugares de la costa chilena y nueve valles estuarinos, según publica la revista Science.


Autoridades chilenas no quisieron informar a la gente


Daniel Melnick, geólogo de la Universidad de Postdam, Alemania, señaló que los sismólogos advirtieron a las autoridades chilenas sobre un posible desastre, pero no hicieron nada, pues creen que si se pronostica un terremoto la gente entrará en pánico y eso afectará el valor de las propiedades.


Los científicos se reunieron con las autoridades en Talcahuano varios meses antes del terremoto y advirtieron de un terremoto con un fuerte tsunami, pero no lo tomaron con seriedad y las predicciones fueron correctas, dijo Melnick a la BBC.


La región norte de Chile no tiene un terremoto fuerte desde 1877, por lo cual la estimación es de un terremoto de 8 a 8,5 grados Richter, que puede ser mañana o en los siguientes años.


Estas predicciones coinciden con las formuladas por el sismólogo peruano Hernando Tavera, quien pronosticó el terremoto de Ica y prevé un sismo para el norte de Chile, que afectaría el sur peruano.


Jean-Pierre Vilotte, director del Instituto de Física del Globo de la Escuela Superior de París, señaló que hace más de 15 años miden la zona centro sur de Chile, con lo que han logrado elaborar un “mapa sísmico” de ese país.

Vilotte declaró que el terremoto del Maule “era un sismo que se esperaba, pues corresponde a una zona de deformación muy activa y había un déficit sismológico”. La emisión energética durante el 27 de febrero “fue muy fuerte, con dos a tres zonas de emisión. Por lo que, quizás, 8.8 es una cifra inferior a lo que realmente ocurrió”.


Los especialistas insisten en sus vaticinios ante un eventual movimiento sísmico de grandes magnitudes en el norte del país. Jean-Pierre Vilotte los confirma, categorizando el tramo desde Arica hasta Antofagasta como una zona de riesgo.


Pero los recuerdos y estragos del terremoto de Tocopilla en 2007 están latentes.


Este sismo fue ampliamente estudiado por la red francesa y chilena de sismología, la que concluyó que la ruptura generada en ese entonces fue de gran profundidad y abarcó sólo una parte de la llamada “zona de riesgo”.
Más del 40% los terremotos del planeta ocurren en Chile. El primer movimiento telúrico de gran magnitud del que se tiene registro en Chile es en 1570, reportado por los colonizadores españoles en la zona de Valdivia. Desde entonces, son más de 45 los terremotos que se han registrado en esta zona del planeta.


Tras varios meses del terremoto que azotó a la zona central del país, siguen apareciendo nuevos antecedentes sobre el megasismo. Uno de éstos es que el terremoto de 8,8 grados Richter, no habría liberado toda la energía que estaba acumulada, lo que deja abierta la posibilidad de que se produzca un nuevo terremoto en esa zona.


El sismólogo de la Universidad de Chile, Jaime Campos, explicó que esto se debe a que en un tramo de la zona de ruptura, entre Pichilemu y el norte de Constitución, sólo se habría roto la parte de abajo, no así la superficie, por lo que “en la parte de arriba aparentemente no liberó toda la energía”.


Indicó que algo similar ocurrió en Tocopilla en 2007, donde “el plano de ruptura no llegó hasta arriba, sino que el terremoto solamente rompió la parte baja y cuando eso ocurre se está cargando más todavía la parte de arriba, por lo tanto Tocopilla todavía puede romper y todavía puede ser zona epicentral de un gran terremoto”.
Respecto del sismo del 27 de febrero, el científico señaló que “cuando uno empieza a ver detalles de cómo ocurrió la ruptura sísmica, empieza a darse cuanta que pasó lo mismo que en Tocopilla (…) o sea, que rompió la parte de abajo sin romper la parte de arriba, lo que abre un escenario de que puede venir otro terremoto”.


Indicó además que el del 27 de febrero “es un terremoto rarísimo”, pues posee muchas anomalías que los científicos aún no logran comprender. Una de éstas es el inusual comportamiento de las réplicas, que no han cumplido ninguna de las tres leyes que los científicos han establecido para grandes terremotos.


Éstas son la Ley de Omori, que indica que la frecuencia de las réplicas va decayendo paulatinamente en el tiempo; y la Ley de Gutenberg-Richter, que se refiere a cómo se distribuye la sismicidad en función de la magnitud y el tiempo.
Campos señaló que ninguna de esas leyes se ha cumplido en este caso, pues han ocurrido “pocas réplicas” y éstas “disminuyeron muy rápidamente”. “Este comportamiento nos tiene sorprendidos porque es muy extraño encontrarse con un terremoto de tal magnitud con un decaimiento de réplicas tan rápido”, señaló.


Tampoco se ha cumplido la de Ley de Bath, que indica que en todo gran terremoto la réplica más grande tiene una magnitud 1,2 veces menor que el evento principal, que en el caso del terremoto de 8,8 tendría que ser de 7,6 grados Richter, lo que tampoco se ha cumplido ya que la réplica del 11 de marzo fue de 6,9 grados.


Recordó que el terremoto de 1985 fue de 7,8 grados y su réplica principal fue de 7,3. “Y acá tenemos un 8,8 y la réplica más grande fue un 6,9. O sea, hay mucha energía que debió haberse ido en réplicas que no se ha ido”, apuntó. Sobre este punto, dijo estar “perplejo” y que no se puede adelantar lo que va a ocurrir. “Quizás no hubo (gran réplica) y eso es nuevo, pero no lo sabemos”.






Otras rarezas del terremoto


Jaime Campos indicó además que la propia réplica de 6,9 grados del 11 de marzo fue “extraña”, ya que su “mecanismo no tiene nada que ver con el evento principal”. “No ocurrió en la zona de ruptura, sino que en la corteza, cerca de las ciudades y a menos de 10 kilómetros de profundidad, eso es rarísimo”. El científico indicó que ese sismo de 6,9 es un “terremoto aparte”, lo que explica que después se hayan seguido produciendo tantas réplicas en la zona de Pichilemu.


Indicó que otra característica extraña del terremoto del 27 de febrero es que fue capaz de romper más allá de la zona que le correspondía. Se trata de parte de la zona que ya había roto el terremoto de 1960, en la península de Arauco, y de otro segmento donde ya se había liberado energía en el terremoto de Talca de 1928. El sismólogo confesó que en “todas esas preguntas que nos tienen muy intrigados, hay inconsistencias que no logramos comprender bien. Este sismo nos está haciendo revisar nuestras ideas preconcebidas de cómo funcionan estos terremotos

Aporte de Estrella.













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