UNA HERMOSA TRAVESÍA CON EL SEÑOR JESUCRISTO 

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Queridos hermanos, debido a que estaba pasando por unos momentos de tribulación, 

decidí entrar en ayuno y oración por tres días. (23,24 y 25 -Octubre-2017). 

Tengo por costumbre entrar en ayuno y oración cuando estoy en tiempos de tribulación ya que como bien sabemos los ataques espirituales requieren defensa espiritual pues nuestra lucha no es con carne ni sangre…  

Basta con que haga la oración de inicio de la ofrenda de ayuno para empezar a sentir la poderosa mano del Señor obrando en mí vida. 

El segundo día en horas de la noche empece a tener estas extrañas pero hermosas visiones que, hoy les relato por mandato del Señor (Ahora ve y escribe esto en una tablilla, anótalo en un libro; quede para la posteridad como testimonio perpetuo. (Isaías 30:8). 

Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni al hombre se le ocurrió pensar lo que Dios podía tener preparado para los que le aman. Eso es lo que nos ha manifestado Dios por medio de su Espíritu. El Espíritu, en efecto, lo escudriña todo, incluso las profundidades de Dios. (1 Cor. 2:9-10) 

Cosas que ni yo misma comprendo pero que han sido cotejadas con la Biblia y  gran parte de ellas están en el libro de Cantar de los Cantares y en Isaías. 

He creído oportuno después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio, escribir una exposición ordenada, querido Teófilo. Para que llegues a comprender la autenticidad de las enseñanzas recibidas.( Lucas 1:3). 

Había terminado la oración de la noche y me fui a descansar; cerré mis ojos, y por momentos aparecía con el Señor Jesucristo, yo aparecía llorando junto a él en una especie parque o zona verde y por momentos aparecía en los brazos del Padre que estaba sentado en una silla, supongo que era el trono, abrazada a él y con mi sollozo rostro en su cuello. Yo estaba mi cabello muy largo y con vestido largo pero no era el vestido de novia. 

El Padre no decía nada cuando aparecía en sus brazos, solo me abrazaba entre su cuello. Pero el Señor Jesucristo con una voz muy suave y amorosa me decía: “No hay porque llorar, no hay porque llorar, mírame… no hay motivo para llorar. 

Yo no paraba de llorar, estaba muy afligida y cabizbaja. De repente volví a aparecer llorando en brazos del Padre y momentáneamente aparecía con el Señor Jesucristo que me levantaba el rostro con mucha ternura y delicadeza para que lo mirara; acercaba su rostro al mio pegando su frente a la mía y me decía con una voz muy dulce: “no hay motivo para llorar”. 

Yo me sentía muy atribulada así que, no podía ver con claridad lo que me rodeaba, pero se acercaron unos hermosos caballos y montamos en ellos; estos volaban, pero yo no pude ver si volaban porque tenían alas o volaban sin alas. 

Aparecimos volando, el Señor me llevó a dar un paseo.  

Cuando íbamos paseando el Señor me tomó de la mano y sobrevolando esos valles nos empezamos a acercar a inmensas montañas donde habían frutas colgantes, 

el Señor empezó a tomar de estas frutas y me las daba en los labios y yo cogía frutas y se las daba en sus labios. Y lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, y comió el producto del campo… Deuteronomio 32:13. 

Mi llanto y mi tristeza empezaron, poco a poco, a disiparse, pero seguía triste. Momentáneamente habíamos parado en una cumbre, en la cima de una montaña donde los caballos se retiraron un poco y nosotros nos sentamos en el verde pasto, En prados de hierba fresca me hace descansar. Salmo 23:2, desde allí se podía divisar los valles y las montañas pero yo seguía tribulada y debido a ello no podía disfrutar de esas vistas como debía. 

Al lado izquierdo de donde estábamos sentados había una zarzamora y las moras eran del tamaño de manzanas. 

El Señor me abrazó con su brazo izquierdo y con el otro me daba fruta, yo tenía una mora en la mano y también le daba.  

El Señor me hablaba y me decía cosas amorosas pero parecía que yo me empeñaba más en mi tribulación que en el amor que él me estaba dando. Y me cubrió con sus gestos de amor. Cantar de los Cantares 2:4 

Volvimos a tomar los caballos y empezamos a sobrevolar otra vez esos inmensos y fascinantes paisajes. De repente, apareció al lado derecho una inmensa peña, una peña que tenía por cabellera una hermosa orquídea, parecía una Cattleya, la peña estaba revestida por esta orquídea y las flores de esa inmensa y hermosa orquídea destilaban miel.  Nos acercamos a ella y el Señor tomo miel en un hojita y me la dio en los labios; yo tome miel en una hojita y se la di en los labios.  

No sé como pero las hojas que allí habían se encargaban de que la miel subiera nuevamente hasta arriba de tal manera que no se desperdiciaba ni una gota. 

…le hizo gustar miel de la peña, y aceite del pedernal. Deuteronomio 32:13 

Pero yo te alimentaría con lo mejor del trigo, y con miel de la peña te saciaría.  

Salmo 81:16 

Seguimos sobrevolando y me volvió a tomar de la mano ,nuestros dedos se entrelazaban  como si de dos enamorados se tratara, con la otra me daba fruta y yo le daba a él. 

Llevábamos sobre los lomos de los caballos como unas canastitas donde echábamos la fruta que íbamos cogiendo y, por momentos, cuando se acercaba para darme la fruta en los labios, me besaba y por momentos se ponía en la boca alguna fruta del tamaño de un dulce o caramelo y me la daba en los labios. Tu boca es un vino exquisito que corre suavemente para mí fluyendo entre mis labios y mis dientes. Cantar 7:10 

Que me bese con besos de su boca, son mejores que el vino tus amores. Cantares1:2.  

Seguimos sobrevolando y llegamos a un valle de manantiales, había una inmensa cascada y la caída del agua cubría todo el pasadizo y llegaba tan lejos que era necesario atravesarla para seguir adelante. 

Cuando atravesamos la caída del agua nos mojamos pero cuando llegamos al otro lado  en seguida estábamos secos. Me conduce junto a aguas tranquilas, y renueva mis fuerzas. Salmo 23:3. 

A este punto yo ya estaba disfrutando más del paseo, mi lamento había desaparecido. 

El me seguía dando fruta, besando y no me soltaba de su mano. Y las personas o aves que aparecían en el camino nos saludaban con mucho entusiasmo; a él con reverencia y a mí dándome la bienvenida. Un grupo de hermosas aves surcaban el cielo hacia nosotros haciendo hermosas formas y vi como hicieron la forma de un corazón frente a nosotros. 

Los valles eran inmensos, parecían no tener fin. 

Llegamos a un lugar que yo llamo las cascadas de los tesoros. 

Inicialmente vi una pero luego aquello estaba lleno de cascadas o manantiales. 

En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de agua, y manantiales de aguas en la tierra seca. Isaías 41:18 

Entramos a una atravesando la caída del agua y el Señor me tomo del caballo, me bajó, me tomó de la mano y me acercó para mostrarme lo que había allí escondido. Mientras tanto los caballos esperaban.  

Bajo las cascadas había como unas cuevas, pero no eran oscuras estaban completamente iluminadas y llenas de tesoros, el Señor me explicó que las mismas  cuevas producían estos tesoros, estuvimos un momento y nos fuimos. 

Cuando íbamos saliendo el Señor me dijo: “Se va a tomar de estos tesoros para ponerlos en los camellos y te serán enviados.”  

Te daré los tesoros ocultos y las riquezas escondidas. Así reconocerás que yo soy el Señor el Dios de Israel que te llama por tu nombre. Isaías 45: 3. 

Te inundará un gran número de camellos y dromedarios de Madían y de Efá. 

Viene todos de Sabá, trayendo oro e incienso y proclamando las alabanzas del Señor. Isaías 60:6 

Me tomo en brazos, me subió a mi caballo y proseguimos nuestra romántica y hermosa travesía.  

Seguimos sobrevolando rio abajo, era como bajar una inmensa escalera de cascadas y a mano derecha se encontraban  territorios habitados. 

Yo ya podía ver con más claridad aunque no plenamente. Hicimos una parada en un lugar donde habían hermosas criaturas, eran animalitos que hablaban y tenía hogar. Cuando nos acercamos a saludarlos se inclinaron ante el Señor y el Señor les Dijo: “Les presento a la reina”; Los animalitos con mucha ternura, delicadeza y respeto le respondieron: “ La conocemos bien Señor, y has hecho una hermosa elección”. 

Yo siempre estaba a su derecha. A tu derecha está la reina. Salmo 44:10 

No entendía nada pero a este punto ya estaba feliz; después de hablar un poco (de esa conversación no me acuerdo), nos despedimos de los animalitos y nos retiramos para montar en los caballos, pero antes el Señor me volvió a besar, yo sentía que él deseaba que todos vieran y supieran cuanto me amaba;  luego  me tomo nuevamente en brazos, me subió a mi caballo él al suyo y nos marchamos. 

Seguimos sobrevolando rio abajo disfrutando de esa maravillosas vistas y  sensación de libertad y plenitud. Él me seguía  dando fruta, me seguía besando y nunca me soltaba de la mano. 

Volvimos a hacer una parada, esta vez en un aldea, parecía que nos estaban esperando. 

Y envío mensajeros delante de Él; y ellos fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. Lucas 9:52  

Nos bajamos de los caballos y lo primero que hizo fue tomarme de la mano, caminamos un tramo y cuando nos acercamos , las personas que allí estaban se inclinaron ante él y se veían muy felices de que el Señor estuviera ahí. El Señor les dijo:” Les presento a la reina”; y ellos, con mucho amor y respeto le respondieron: “La conocemos bien Señor, y has hecho una hermosa elección”. Isaías 60,61,y 62. 

Y el rey la prefirió a todas las demás mujeres, y la trató con más amor y bondad que a las otras jóvenes: la coronó y la nombró reina en lugar de Vasti. Ester 2:17 

Aquella aldea era un lugar sencillo pero muy placentero, la mesa estaba preparada al aire libre, estaba posicionada a lo largo de tal manera que las sillas nuestras, que encabezaban la mesa, estaban cerca de la entrada por donde habíamos llegado.  

Nos sentamos, empezaron a servir los alimentos y el Señor dijo: 

“ A la reina no le sirvan porque ha comido mucha fruta”, aquello nos causo mucha gracia   a todos y el ambiente se revistió de risas y más alegría.  A mi lado derecho había un niño, era muy pequeño pero hablaba claramente, yo me acerque y lo besé, le di mucho besos en su mejilla uno seguido del otro, y él niño dijo: “ Si yo estuviera grande como el Señor, también me casaría contigo”. Aquello también nos hizo reír mucho; fue gracioso y hermoso a la vez. Hermosas palabras sin lugar a duda; entre conversación y bromas a mí se me había pasado por completo la aflicción, no solo no me acordaba de mi tristeza sino que me sentía muy dichosa y afortunada. 

El Señor tomaba de sus alimentos y me daba en lo labios y yo hacía lo mismo. El Señor me explicó que las copas de vino en esa aldea se hacían de madera. Creo que era con la misma madera que se hacían los barriles. 

Terminando la velada ya casi para marcharnos el niño tocó una melodía con un piano que tenía y luego, un séquito de niñas empezaron a danzar. 

Me sentí muy especial, todo y todos se empeñaban en hacerme sentir especial, cuando las niñas empezaron a danzar inmediatamente reconocí la canción y los movimientos; me sentí profundamente feliz, era la misma canción y los mismos movimientos que hago cuando le danzo al Señor; era un grupo hermoso de danzarinas que hacían los movimientos perfectamente sincronizados. Es la danza del Espíritu Santo porque es muy, muy suave con movimientos muy delicados, el Mismo Señor Jesucristo me la enseñó en un ayuno. 

Finalmente el Señor delicadamente se acercó a mi oído y me dijo: “ ¿Les quieres decir algunas palabras?”, yo lo mire y le dije “sí”. Me dirigí a ellos y dije lo siguiente: 

-Me siento muy feliz por estar aquí en este maravilloso lugar, me siento muy feliz por este hermoso momento, agradezco infinitamente a mi Padre y a mi Señor por haberme permitido conocerles. 

Ellos estaban muy felices y el Señor se despidió prometiéndoles que volveríamos pronto. 

Nos retiramos un poco  y cerca de los caballos a la vista de todos el Señor me besó y me susurro al oído: “Tienes que descansar”. Al instante aparecí en mi cama y abrí los ojos. Me sentía feliz, pero estaba extrañada de estas visiones y meditaba en ellas. 

Es como si en el tiempo que estaba con los ojos abiertos, meditando, estuviéramos de regreso porque cuando volví a cerrar los ojos ya estábamos en la cumbre donde estaba la  zarzamora nuevamente. 

Estábamos sentados sobre la cumbre, en el verde pasto, el Señor estaba posicionado ligeramente en la parte más alta y yo en la parte más baja  de tal manera que me tenía abrazada con el brazo izquierdo rodeándome y con el derecho tomaba mi larga y abundante melena y la pasaba hacia delante por mi lado izquierdo, pasaba su mirada por mis cabellos de arriba abajo al tiempo que los tomaba y los deslizaba entre sus dedos y luego delicadamente pasaba su mano por mi brazo acariciándolo y me decía:” ¡Qué hermosa eres!”  

¡Qué hermosa eres amada mía, qué hermosa eres! Cantares 4:1 

¡Toda hermosa eres, amada mía, y no hay defecto en ti! Cantares 4:7 

Yo lo miraba y le respondía: “ Me has hecho tú”. Y él me besaba y me cubría con gestos de amor. Cantares 2:4 

Estábamos plácidamente charlando y me susurraba al oído. “Está todo preparado para la boda”, y yo le decía, Señor ¿por qué nos ilusionas?, dices que vienes y no vienes. 

Él se acercaba y me repetía: “Está todo preparado para la boda y tu vestido no tiene igual”. 

Y eso fue todo, y de esta manera el Señor cambio mi lamento en alegría. 

Queridos hermanos, es claro que algunas cosas de estas visiones son de interpretación, 

Los besos y la miel representan el amor apasionado y dulce que el Señor siente por su iglesia. Y cada palabra que sale de nuestra boca; de agradecimiento, de adoración, de alabanza; cada vez que leemos la palabra, ayunamos etc, representan el amor que la iglesia tiene para él.  

También es muy importante estar preparados para los últimos tiempos, pero no al punto de no disfrutar del amor que el Señor tiene para nosotros pues no debemos olvidar que él tiene todo bajo control. 

Espero que les sea de mucha bendición y que les inspire e inste a prepararse más y más, pues como bien dice el Señor. Todo está listo para la boda. 

Dios les bendiga grandemente. 

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